Opinión

Los pasos perdidos ¿220.000 madrileños en el exterior?

El escritor cubano Alejo Carpentier escribió la novela ‘Los pasos perdidos’, después de un viaje por la Gran Sabana en Venezuela. Comentaba que entre buscadores de oro y presidiarios prófugos de la Guyana francesa había visto a un griego que con un ejemplar de la Odisea en el bolsillo trasero del pantalón se dedicaba a fundar pueblos, uno tras otro.
Los pasos perdidos ¿220.000 madrileños en el exterior?
El escritor cubano Alejo Carpentier escribió la novela ‘Los pasos perdidos’, después de un viaje por la Gran Sabana en Venezuela. Comentaba que entre buscadores de oro y presidiarios prófugos de la Guyana francesa había visto a un griego que con un ejemplar de la Odisea en el bolsillo trasero del pantalón se dedicaba a fundar pueblos, uno tras otro.
La Agencia Madrileña de Emigración (AME) se mueve en esas aguas procelosas de la fundación de Centros Madrileños por esa “Gran Sabana” que es el mundo que, otro escritor (peruano), tituló “ancho y ajeno”.
Cuando dan cifras del número de “emigrantes” en el exterior nos dejan ese gusto amargo en la boca al asegurar (ellas) ser la segunda comunidad del Estado español en número de emigrantes, después de Galicia. Así que las gallegas no eran las únicas “viúvas de vivos”, a pesar de la inexistencia del tema migratorio madrileño en la pluma de sus poetas y escritores.
La verdad es que la cifra de 220.000 madrileños sale de la complicada ecuación de los funcionarios consulares a la hora de hacer el alta consular a las personas que adquieren la ciudadanía española. Ante el desconocimiento de los nietos del lugar geográfico del que procedían los abuelos (o porque consideran que es mejor censarse en Madrid por ser la capital) de oficio, se les censa en Madrid, a pesar de no haber tenido ninguna relación con esa ciudad. Esta práctica, que debería estar prohibida, da una idea falsa sobre el hecho migratorio español, colocando en número, después de Galicia, a una comunidad que apenas aportó emigrantes.
Difícil, por no decir imposible, encontrar en la historia de los centros sociales de la emigración en América o Europa un centro madrileño. Mientras las dos Castillas apenas aportaron emigración y Madrid absorbía la de gran parte del Estado, ahora nos cuentan que hay 220.000 madrileños en el exterior.
Los pasos perdidos de Carpentier y el griego que fundaba pueblos con la Odisea en el bolsillo trasero no es nada con este otro cuento de miles y cientos de miles en Centros Madrileños en el exterior. Así que a fundar centros y un libro en el bolsillo trasero, propongo ‘Discursos para la libertad’ y no la ‘Odisea’ que no tiene prólogo.