Opinión

¿Ya no Irán a la guerra?

Llama la atención el tira y afloja de Occidente contra el programa nuclear iraní. La semana pasada, la jefa de la diplomacia de la Unión Europea (UE), Catherine Ashton, aseguró que el Grupo de 5+1, conformado por Estados Unidos (EE UU), Francia, Gran Bretaña, Rusia, China y Alemania, reactivarán las negociaciones con Irán para la inspección de la ONU de sus centrales nucleares.
¿Ya no Irán a la guerra?
Llama la atención el tira y afloja de Occidente contra el programa nuclear iraní. La semana pasada, la jefa de la diplomacia de la Unión Europea (UE), Catherine Ashton, aseguró que el Grupo de 5+1, conformado por Estados Unidos (EE UU), Francia, Gran Bretaña, Rusia, China y Alemania, reactivarán las negociaciones con Irán para la inspección de la ONU de sus centrales nucleares.
Con la tensión en plena efervescencia, el presidente Barack Obama se reunió en Washington con el presidente israelí Shimon Peres en la convención anual del Comité de Asuntos Públicos Americano Israelí (AIPAC), el principal lobby judío en EE UU, para prometer el apoyo estadounidense a Israel ante un eventual ataque iraní. Como en EE UU es año electoral, Obama necesita asegurar el voto del influyente lobby judío, distanciado del presidente estadounidense por sus recelos a apoyar irrestrictamente la tesis israelí de un “ataque preventivo” contra Teherán.
El 2012 parecía anunciar una inminente nueva guerra en Oriente Próximo entre las dos verdaderas potencias regionales, Israel e Irán, con EE UU en plena observación de los acontecimientos, apostando por la disuasión para convencer a Teherán de volver a las negociaciones. A tenor del reciente anuncio de Ashton, esta postura parece haber convencido a Irán para, al menos, ganar margen de tiempo y evitar que los “halcones” israelíes llevaran la batuta de una eventual acción bélica.
Mientras, las elecciones parlamentarias iraníes mostraron hacia dónde se mueve la balanza del poder en Teherán, claramente favorable a los grupos más conservadores manejados por el gran ayatolá Alí Jamenei, en detrimento del presidente Mahmoud Ahmadíneyad, igualmente ultraconservador pero que igualmente parece haber perdido margen de maniobra, especialmente dentro de la poderosa Guardia Islámica Revolucionaria, los verdaderos ‘guardianes’ del programa nuclear iraní.
Obama y la UE parecen haber obtenido una victoria diplomática con el compromiso iraní de volver a las negociaciones. Pero su verdadero triunfo, sobre todo para Washington, será mantener a raya a los halcones de la guerra en Israel e Irán. Obama, de repente, parece haber abandonado cierta retórica moderada para apostar por una posición más decidida y radical que, irónicamente, puede aplazar el conflicto en Oriente Próximo, al menos para después de las elecciones de noviembre próximo en EE UU.