Opinión

El mito de Jasón en el teatro de Arturo Berenguer Carisomo

A mi costado tengo Jasón ha perdido el tiempo (Farsa trágica para eruditos a la violeta), obra del argentino Arturo Berenguer Carisomo, Ediciones Filofalsía, serie Las Tablas, Buenos Aires, 1989. Con diseño a cargo de Leinad y Elburundi, la ilustración de la tapa nos deleita con ‘Los argonautas en busca del vellocino de oro’, de L. Costa, del Museo Cívico de Padua.
El mito de Jasón en el teatro de Arturo Berenguer Carisomo
A mi costado tengo Jasón ha perdido el tiempo (Farsa trágica para eruditos a la violeta), obra del argentino Arturo Berenguer Carisomo, Ediciones Filofalsía, serie Las Tablas, Buenos Aires, 1989. Con diseño a cargo de Leinad y Elburundi, la ilustración de la tapa nos deleita con ‘Los argonautas en busca del vellocino de oro’, de L. Costa, del Museo Cívico de Padua. Como advertencia, su autor al frente de su libro se encarga de recordanos: “Para los suspicaces que quieran ver en esta farsa alusiones a cosas y hechos demasiado contemporáneos, advierto que fue íntegramente escrita a lo largo del año 1967. Nunca está de más…”. En su presentación, tan extensa como documentalmente reveladora, Berenguer Carisomo nos manifiesta su pensamiento acerca de ‘El mito y sus aedos’, ‘El asunto’, ‘Fábula, historia y poesía’, ‘La pareja’, ‘Los dioses y los argonautas’, ‘Una versión heterodoxa’, ‘El teatro impreso y… el teatro’ y ‘Final y dedicatoria’.
En esta ‘Introducción’ –firmada en “Otoño de 1989”– su autor se confiesa: “Una obra donde se mueve y bulle tanta gente ilustre no puede quedar en el vacío y carecer de destinatario. He buscado entre maestros y amigos, pero eran sin excepción demasiado respetables y encumbrados como para aceptar obra donde se hacen mangas y capirotes de la historia y, sobre todo, de una historia tan grave e importante como la griega. Necesita un ‘erudito a la violeta’, un poco escéptico y un mucho irrespetuoso, con algo, muy poco, de ciencia y bastante desaprensivo y tolerante, en suma, alguien que estuviera de acuerdo conmigo y con la farsa”.
“Al fin di con él –prosigue Arturo Berenguer–: nadie más de acuerdo conmigo que yo mismo: no tengo noticia de que sea uso literario, pero alguno ha de ser el primero. Jasón ha perdido el tiempo me la dedico a mí mismo. De este modo, si sobrevienen, como es de presumir, una balumba de objeciones y dicterios contra la pieza y el autor, asumiré sin comprometer a nadie las consecuencias de mis desafueros. Yo –rara avis– he escarmentado con el ejemplo: Jasón embarcó a mucha gente en su lamentable aventura; he aprendido que, en casos parecidos, conviene arriesgarse sólo por decoro y por prudencia. Si no lo saben agradecer, no será mía la culpa…”.
En el ‘Prólogo’ de la obra se nos presenta a los ‘personajes’: “El Historiador”, “El Autor”, “El Crítico”, “El Industrial”, “La Intelectual”, “La Adolescente”, “El Adolescente” y “El Empresario”. La obra teatral se desarrolla en cuatro actos con numerosos protagonistas, héroes y personajes mitológicos y de varia índole y condición. Deucalión y Glauco en el puerto de Pegasos, en Yolcos, de la península Magnesia, en la Tesalia prehomérica, rica en caballos. El ‘Argos’ –famoso navío de los argonautas– aparece al inicio del texto dramático. Luego vendrán Laertes y Meleagro. Filamón y Jasón y Mopso. Castro y Pólux. Argos, Pelías, Palas y Clío. Los dioses y diosas como Hefestos y Afrodita, además del divino Orfeo. Arturo Berenguer nos ofrece incluso un gráfico como “Apunte para disposición de los personajes” destinado al “tan presumible director de la remota puesta en escena”. “No busco nada ni pretendo nada –escribe Berenguer Carisomo–; como Palas Atenea dice en su farsa, la he escrito para divertirme. Logrado este objeto, lo que venga, si viniere, vendrá por añadidura”.