Opinión

Miserias y deslizamientos

Si voy con los buenos me quedo soloJuan Domingo PerónLuis Franco solía comentarme que la gran visión de Perón “había sido descubrir en el fondo de cada argentino un peronista en potencia”. La primera vez que lo escuché me sonreí y calibré su ironía, su mordacidad. Con el tiempo advertí que la frase era mucho más profunda de lo que aparentaba.
Miserias y deslizamientos
Si voy con los buenos me quedo solo
Juan Domingo Perón

Luis Franco solía comentarme que la gran visión de Perón “había sido descubrir en el fondo de cada argentino un peronista en potencia”. La primera vez que lo escuché me sonreí y calibré su ironía, su mordacidad. Con el tiempo advertí que la frase era mucho más profunda de lo que aparentaba. Dejaba de ser una simple anécdota. Implicaba corrupción, deseos imaginarios, autoritarismo, gorros frigios, bonapartismo.
Se decía que el egregio general Justo alardeaba con cinismo: “A los radicales para qué los voy a corromper. Para qué, si ellos mismos vienen a verme sin que se los pida, se abren de piernas y se ofrecen”.
Intentamos mirar desde otro ángulo. Analizando profetas y caricaturas. Anarquismo es una palabra sospechosa, irritante. Desde la derecha bien pensante hasta la izquierda dogmática y rupestre. Una palabra que se mira de reojo. En el fondo una ideología inverificable, una franja acusadora y memoriosa.
Las visiones se degradan, se mistifican, se confunden. Con el tiempo aparecen mitos, delirios, escenografías, fachadas. Eufemismos, fechas; se mutilan nombres, se escurren hábitos. Rebelión en la granja, de Orwell, es un ejemplo claro de lo que decimos. El Rinoceronte, de Ionesco, también. (Con los muchachos del barrio: cachurra montó la burra.) Entre gallos y media noche se levantan caudillos de levita y de los otros. Nacen héroes y banderas. Hay traidores, verticalistas y lameculos. Vírgenes, santones y escuderos. Burócratas de formación eclesiástica o castrense. Descamisados y Christian Dior. Actos de fe, irracionalidad, evidencias de la picaresca: el grotesco. En verdad espejos que se enfrentan. Hemos escrito, en más de una oportunidad, que ser millonario y peronista no le causa sorpresa a nadie. Acumular retratos beneméritos como los de Apold, Aloé, Espejo, Pérez Jiménez, Hugo Di Pietro, Vándor, López Rega, Menem, Duhalde o Kichner no es producto del azar ni tampoco una situación pringosa. Forma parte de una conducta; complicidades, si lo desea. De allí para abajo al compás del tamboril. También señalamos en un artículo que La razón de mi vida fue escrita por Manuel Penella un valenciano que amaba las ideas del Duce y del Generalísimo. Vivió entre nosotros varios años hasta que partió a Centroamérica a escribir otra biografía. Difundimos asimismo, hace tiempo, un escrito donde recordábamos cómo la Academia Argentina de Letras se negó a solicitar el Premio Nobel de Literatura para Eva Perón. De más está decir que fue una esforzada propuesta cabalística, edificante. La muzzarela se caía del costado del labio, Racing era Deportivo Cereijo, Gatica llenaba el Luna Park y la Madre María considerada beata. Lo espléndido es recordar épocas sacralizadas, demonizadas o sepultadas. De allí interpretaciones simplistas, períodos deliberadamente olvidados. Si le sumamos la televisión de nuestros días –la inmundicia que nos arroja– éste es un territorio atrapado por funcionarios imbéciles, ineficaces –populistas o autoritarios– donde la inmoralidad de los discursos generan el desguace. Mientras tanto, el pueblo es lo mejor que tenemos. Y la Virgencita del San Nicolás. Gardel es for export, para la otra gilada. El caudillismo genera patotas, mentes corporativas, bandas, descalificaciones, proscripciones, hipocresía, tortura, muerte. Desaparecidos.
Este es sólo un esbozo, descreído leedor. Una tentativa de recordar el carrusel. Para un stalinista todo aquello que se le opone es liberal o reaccionario. Para un fascista el infierno son los troskistas y la sinarquía internacional. Para el peronista el que no cuadra es “gorila”. La Revolución Libertadora –recordemos los fusilamientos de civiles y militares en junio de 1956– forma parte de un período nefasto. Ni autoritarismo ni populismo. Sólo evocar precursores que escamotean fraudes; sin crispaciones. Es saludable no olvidar que tanto Aramburu como Rojas mantuvieron siempre los mismos domicilios. No los honra, pero es una apelación. El primero, en la calle Montevideo frente al colegio Champagnat de donde fue secuestrado y asesinado; el segundo, en el departamento de toda la vida, Austria y Santa Fe. No son datos menores, malicioso lector. ¿Otro nombre, mejor? Arturo Illía, qué duda cabe. ¿O prefiere Lisandro de la Torre? ¿Un santo laico? Kart G. Wilckens, aunque no era argentino. ¿Un sindicalista? Agustín Tosco. Compárelos con políticos, empresarios o prohombres de nuestra época. O de la otra. Muchos de ellos, líderes como aquellos, mencionaba Luis Franco en Biografía patria. Una síntesis de lo cultural durante 1955 y 1958, para los feligreses. Mientras tanto, cómo parloteamos el rezo, el pecado, la historia folletinesca. ¿Quarracino y Caggiano vs. De Nevares y Angelelli? ¿Ahora Luis Palau o el Santo Padre? A “tragarse el sapo” con el clientelismo y la martingala de ocasión.
Regresan al país, entre otros, artistas prohibidos: Luis Saslavsky, Arturo García Buhr, María Rosa Gallo, Orestes Caviglia, Niní Marshall, Libertad Lamarque. Se crea el Sindicato de Industria Cinemátográfica: Leopoldo Torre Nilsson, Fernando Ayala, Mario Soffici. Se crea el Fondo Nacional de las Artes. Son sus primeros directores: Francisco Carcavallo, Victoria Ocampo, Juan José Castro, Augusto Cortázar, Delia Garcés, Julio Payró, Enzo Valenti. Una mujer, Raquel Forner, obtiene en 1956 el Gran Premio de Honor del Salón Nacional. Se crea la Carrera de Sociología, un nombre: Gino Germani. Se crean el INTA y el INTI, dos nombres: Prebisch y Pedro Gastón Bordelois. Se produce la creación del Consejo Nacional de Investigación Científica y Técnica (Conicet), una iniciativa del Dr. Bernardo Houssey –Premio Nobel de Química (1947)– quien no fue recibido por el gobierno por ser ‘contrera’, el científico que rechazó la invitación de continuar investigando en los EE UU. Junto a él Luis Federico Leloir, José Antonio Balseiro, Juan Bussolini, Eduardo Braun Menéndez, Alfredo Lanari, Mariano Castex, Nicolás Romano y tantos otros. Se crea el Instituto Balseiro con Enrique Gaviola y José A. Balseiro. Y la Comisión Nacional de Energía Atómica (CENEA). En Medicina debemos nombrar a profesores que dieron prestigio y excelencia en toda América. Algunos referentes: Aquiles Roncoroni, Gwendolina Shepard, Ezequiel Holmberg, Alberto Mondet, Alfredo Lanari, Alberto Álvarez, Raúl F. Vaccarezza, Alberto Taquíni, Alberto Agrest. La lista en investigación y ciencia es realmente conmovedora. Además debemos recordar que se crearon centros de investigación económica en el Estado y en las provincias: CONADE, Consejo Federal de Inversiones. Y hombres como José Babini, Manuel Sadosky, Rolando García, Juan Manatovani, Noé Jitrik, Risieri Frondizi, Ismael Viñas, Alberto Salas en distintos medios universitarios. Y debates, publicaciones de libros y revistas culturales que definían tendencias.
Veamos algunos de los cargos principales. Podemos cuestionar todo. Pero leamos, en lo posible, sin mala fe. Biblioteca Nacional / Jorge Luis Borges. Ministerio de Educación / Atilio Dell´Oro Maini. Universidad de Buenos Aires / José Luis Romero. Universidad del Sur / Vicente Fatone. Teatro Cervantes / Orestes Caviglia. Mundo Argentino / Ernesto Sábato. El Hogar / Vicente Barbieri. Cultura de Cancillería / Manuel Mujica Lainez. UNESCO / Eduardo Mallea. Orquesta Sinfónica Nacional / Juan José Castro. Teatro Colón / Jorge D´Urbano. Museo de Bellas Artes / Jorge Romero Brest. Dirección Nacional de Radiodifusión / Antonio Pagés Larraya. Dirección de Cultura / Julio Payró. Ministerio de Educación (Prov.Bs.As.) / Juan Cánter. Instituto de Arte Moderno / Marcelo Lavalle. Teatro Caminito / Cecilio Madanes. Museo de Arte Moderno / Rafael Esquirru. En la Facultad de Derecho la extensión cultural estaba a cargo de Félix Luna. Convoca a Alejandra Boero y Pedro Asquini para clases de teatro.
Sin duda debe existir una experiencia humana trascendente para comprender una obra de arte pero también una declinación sin límites para desintegrarlo todo. Un título: El hombre mediocre. Delaciones, santuarios, genealogía de intelectuales conversos. Categorías de la mala leche, ineludiblemente. Trincheras, maquillajes, pornografías. Nuncios que amagan con medidas moralizantes: GOU, los hermanos Cardozo, Stroessner, Somoza, Roberto Galán, Pascali, Rucci, Isabelita, Lorenzo Miguel, las Tres A. Alguien apostará a otros monaguillos: Bramuglia, Marechal, Ivanissevich, Cámpora, Matera, Cafiero, Firmerich, Jauretche. Textos póstumos, reminiscencias, siempre. Ora pro nobis.

A Perón no se le hace huelga, carajo.
Eva Perón