Opinión

Los españoles se apretan el cinto

 EN LA ESQUINA MONTEVIDEANA  En la barra de la esquina del ‘Rover’ se debate sobre la crisis en tierras españolas y su negativa repercusión en los emigrantes uruguayos. Es notorio que en los últimos meses se incrementó notablemente el número de familias que retornan al Uruguay.
Los españoles se apretan el cinto

 EN LA ESQUINA MONTEVIDEANA


 En la barra de la esquina del ‘Rover’ se debate sobre la crisis en tierras españolas y su negativa repercusión en los emigrantes uruguayos. Es notorio que en los últimos meses se incrementó notablemente el número de familias que retornan al Uruguay. Dicen que al quedarse sin laburo son incapaces de pagar el alquiler o la hipoteca y para malvivir; mejor siempre en el fogón artiguista.

 

 POCHO: A mi que me lo expliquen. Ayer nomás España recibía a miles de uruguayos que iban a ganarse plata fuerte. Todos tenemos algún amigo o conocido del barrio que se fue buscando un horizonte de progreso. Nuestros emigrantes tenían laburo y ganaban más de mil euros al mes. Ahora de la noche a la mañana se quedaron en bolas. No tienen empleo o les rebajaron el sueldo. Siempre pensé que estas rupturas drásticas solamente tenían lugar por nuestras costas rioplatenses.

TITO: La verdad te digo, tampoco tengo una respuesta. Leí algo sobre que la clase media española estaba viviendo por encima de sus posibilidades reales. Con un sueldo se compraban un apartamento y un auto nuevo. Los sábados por la noche y los domingos al mediodía era preceptivo el morfar afuera. Sin olvidarse que toda la familia vestía con pilchas de marca. Sigo sin comprender la razón que ocasionó el corte del consumo.

DON JOSÉ: Es así la cosa, muchachos. Estoy igual de sorprendido que ustedes. Un país instalado en el bienestar, con una alta renta per cápita, con estupendas infraestructuras viarias y con competitivas empresas exportadoras se viene abajo repentinamente. Es como si vas en quinta por la Interbalnearia y te entra la marcha atrás sin vos tocar la palanca de cambios. Un desastre, che. Lo que más me duele y preocupa es la situación de nuestros hermanos que lejos de Montevideo no tienen ni siquiera “yerba de ayer secándose al sol”.

POCHO: Yo creo que para andar mal allá; mejor te venís. Acá nunca faltará un matecito que te alivie las penas. Hay que reconocer que en la actualidad es muy difícil encontrar un sitio en el que puedas ahorrar unos buenos pesos. Bueno, a lo mejor si laburás durante varios años unas 12 horas por día y los 7 días de la semana. Lo que sobra en el mundo es mano de obra barata o más bien regalada. Por eso es que tenemos que felicitarnos por el avance de nuestro país que tiene empleos disponibles para los que regresen.

TITO: Resulta curioso el comprobar que Argentina, Brasil y Uruguay van para arriba mientras las que eran fuertes economías europeas como España e Italia están cayendo en picado. Hay algo que no me cierra. En serio, soy medio gil porque no chapo la onda. No es normal o por lo menos no se aviene con la doctrina capitalista. Aquellos que no tenemos desarrollado el país somos empleadores mientras que los que tienen altas cotas de desarrollo son despedidores. Le voy a preguntar al ‘gayego’ Lorenzo a ver si me despeja el área utilizando terminología criolla.

DON JOSÉ: Me parece muy buena idea que le preguntés al ministro Lorenzo porque antes de estudiar en la Facultad aprendió economía en su casa. La educación familiar te marca para siempre –para bien o para mal– y es evidente que los ‘gayegos’ emigrantes nos daban mil vueltas en los temas económicos. El ministro Lorenzo veía que sus vecinos uruguayos, con el mismo nivel de rentas, vivían al día. Me explico mejor: si se terminaba el azúcar había que ir al almacén a buscar un paquete o también, hace años, medio quilito para salir del paso. En el hogar ‘gaita’ del ministro siempre había un paquete de repuesto que cuando se empezaba, enseguida se iba a comprar otro para tener de reserva. No hay que ser un gran conocedor de los análisis técnicos de Keynes, Samuelson o Stiglitz para determinar que el simple hecho de guardar en el armario azúcar, yerba o harina indica algo positivo y que yo asocio a las raíces.

POCHO: Usted, don José, cada día me sorprende más. Nunca había pensado en que tuviese importancia el hecho de tener en el armario de la cocina uno o dos paquetes de repuesto de cualquier alimento. Lo que no me queda claro es si ahora nosotros aprendimos la lección y los  ‘gaitas’ la olvidaron. En su pensamiento creo vislumbrar que allá se dedicaron al gasto loco mientras nosotros moderamos el consumo y así ahorramos unos pesitos. Ahora resulta que somos nosotros los sensatos. Bueno, no sé si será tan fácil de analizar una crisis que está empobreciendo a millones de personas.

TITO: Es flor de campeón, don José. Además de buen ‘aurinegro’ es un pozo de sabiduría. Acepto que nosotros antes eramos un poco boludos pero, bueno, nos avivamos. Entonces lo que pasó en España fue que se quedaron sin nada en la despensa porque iban a comer afuera todos los días. ¿Es así la bocha? Supongo que es más complicado. Me parece que por algún lado tendrán que estar los afilados dientes de los tiburones financieros internacionales que vinieron como depredadores a llevarse parte de lo que era suyo y parte de lo que no era.

DON JOSÉ: A lo mejor los ministros europeos se tienen que dar una vuelta por Argentina, Brasil y Uruguay para aprender algo. Perdón, dije ‘aprender’ y no es un problema de conocimientos sobre el funcionamiento de los mercados financieros. Es otra cosa. Creo que la clave está en que las cifras que se ponen en los presupuestos no son neutras. No es una suma y una resta. Nos quieren hacer giles a todos con el cuentito de que los españoles gastaron mucho y ahora tienen que ahorrar. Acá tengo el artículo de Paul Krugman titulado ‘La locura de la austeridad europea’. Escuchen, les leo algo de lo que dice el premio Nobel: Pensemos en los males de España. ¿Cuál es el verdadero problema económico de España? Esencialmente, España sufre las consecuencias de una enorme burbuja inmobiliaria que provocó un periodo de auge económico e inflación que hizo que la industria española se volviese poco competitiva con respecto a la del resto de Europa. Cuando la burbuja estalló, España se encontró con el complejo problema de recuperar esa competitividad, un proceso doloroso que durará años. A menos que España abandone el euro –una medida que nadie quiere tomar–, está condenada a años de paro elevado”.

POCHO: Si entiendo bien a Krugman está diciendo que los planes de recorte no son la solución. Yo no entiendo nada de temas tan complicados pero se me ocurre pensar que por más que los españoles se apreten el cinto, no arreglan el despelote de tener que capitalizar a la banca con 53.745 millones de euros. Si te apretás el cinto es peor. Si en vez de morfarte una milanesa vos solo lo que hacés es compartirla con tu esposa; estás dejando de comprarle al carnicero. Una rueda así es mortal ya que al bajar de golpe el consumo se va todo a la mierda.

TITO: Yo sigo con los tiburones. Estoy con el Pocho en el ejemplo de la milanesa. Está claro que si vos no me comprás yo no vendo y así la cadena se va haciendo cada vez más corta y lleva directamente al aumento del desempleo. Lo que sigo sin entender es la razón de que los tiburones puedan morder a un país entero y dejarlo en la Unidad de Cuidados Intensivos. Me resulta inconcebible que unos pocos inversores sean tan poderosos como para poner de rodillas a 47 millones de españoles. La guita siempre mandó pero ahora más que nunca. Cuando llevamos unos años que en el mundo se va avanzando en normas democráticas de convivencia, vienen los dueños de la guita a decirnos. ¡Ojo! Los amos somos nosotros.

DON JOSÉ: Por desgracia muchos gobiernos se aferraron a la doctrina de reducir el déficit cueste lo que cueste. El profesor Krugman se lamenta de que varios gobernantes hayan sido captados por la “secta de la austeridad”. Escuchen estos dos cachitos de su texto que son para subrayar: a) Los aspectos puramente económicos de la situación indican que España no necesita más austeridad; b) Los recortes radicales en servicios públicos esenciales, en ayuda a los necesitados, etcétera, son en realidad perjudiciales para las perspectivas de un ajuste eficaz del país. A mi no me cabe duda de que España volverá a crecer. Está exportando mucho y posee unas modernas infraestructuras y además tiene empuje al ser un pueblo amante de la libertad. Se tardará unos años pero seguramente quedarán en el camino ciertos usos y costumbres que la globalización dejó en fuera de juego.