Opinión

¿Por qué les llaman parados?

Además de 5 millones de desempleados, no entiendo por qué les llaman parados, hay 17 millones de personas en activo. Las elecciones que ganó el Partido Popular (PP) casi podríamos decir que no fueron ganadas sino perdidas por José Luis Rodríguez Zapatero.
¿Por qué les llaman parados?
Además de 5 millones de desempleados, no entiendo por qué les llaman parados, hay 17 millones de personas en activo. Las elecciones que ganó el Partido Popular (PP) casi podríamos decir que no fueron ganadas sino perdidas por José Luis Rodríguez Zapatero. Así como fue José María Aznar López quien perdió las primeras elecciones de Mariano Rajoy Brey, por los atentados de Madrid, éstas las perdió él y su Gobierno con sus érraticas y bipolares políticas.
El desempleo siempre fue un mal endémico en el Estado español, con la salvedad del “hecho diferencial”, nunca mejor dicho, del País Vasco-Navarra (Euskadi-Nafarroa) y Catalunya. El PSOE tiene mucha experiencia en la destrucción de empleo, en Galicia se ensañaron con el naval en el Gobierno de Felipe González Márquez, y siempre han tendido la desdicha de dar un paso adelante y dos atrás. Mientras aceptaban las condiciones de la patronal, edulcoraban el discurso ante los medios y hablaban cantinfladas. Yo todavía no entiendo cómo pudieron llevarse las manos a la cabeza con el ERE de Telefónica de 8.000 trabajadores cuando fue la ley del Gobierno socialista la que permitió hacer despidos justificados ante la previsión de futuras pérdidas.
La defensa de lo público del PSOE nunca vino acompañada de estatizaciones de empresas anteriormente privatizadas, aún siendo rentables como la propia Telefónica. Los electores prefirieron el original, PP, a la seudocopia, PSOE. El nuevo Gobierno tendrá las manos libres para aplicar medidas aún más impopulares y la gente pensará que como con las medicinas “si saben mal es porque curan”.
Pero yo no estaría tan seguro. Que llamen parado a una persona que no para de moverse para conseguir trabajo no deja de ser definitorio de un Estado como el español en el que se “mata el tiempo” y para crear empleo se piensa en abaratar el despido.