Opinión

Dos libros de la poetisa argentina Isabel Puncel de Dumery

Desde la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, calle Elía al 544, mediante carta de 18, abril de 2008, me escribe la admirada Doña Isabel Puncel de Dumery en compañía de una gratísima dádiva: dos de sus propios libros. El primero de ellos, cuyo título es Desde el Cuore, Marcelo H. Oliveri, Editor, 2005; el segundo, que responde a Fauna-Flora. Poemas y un relato, Editorial Dunken, 2006.
Dos libros de la poetisa argentina Isabel Puncel de Dumery
Desde la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, calle Elía al 544, mediante carta de 18, abril de 2008, me escribe la admirada Doña Isabel Puncel de Dumery en compañía de una gratísima dádiva: dos de sus propios libros. El primero de ellos, cuyo título es Desde el Cuore, Marcelo H. Oliveri, Editor, 2005; el segundo, que responde a Fauna-Flora. Poemas y un relato, Editorial Dunken, 2006. Ambos textos literarios, editados en Argentina, en la capital federal. El Dr. Nilo Russo –odontólogo y tangófilo por excelencia del mundo porteño– ha sido la amable correa de transmisión que me permitió conocer Misterios del Santo Rosario, en versión lunfarda, editado por Marcelo Héctor Oliveri en 2006, y prologado por el insigne Don José Gobello, escritor, filólogo y ensayista, además de presidente de la Academia Porteña del Lunfardo.
“Le dedico, cordialmente, este libro de lunfapoemas”, me escribe Isabel Puncel, al frente de su Desde el Cuore, con ilustración de la tapa a cargo de Beatriz Anselmi. “Dedico este libro a mi esposo Enrique, a mi hijo Alejandro. A José Gobello. A la Academia Porteña del Lunfardo”, leemos. “Se incorpora, pues, con este volumen, por muchos conceptos admirables, Isabel Puncel de Dumery en el Parnaso lunfardo donde el gineceo ocupa un lugar muy importante –señala en su ‘Prólogo’ el académico señor Gobello–. Como no son machistas, le dan la bienvenida el Yacaré, el Negro Flores, Carlos de la Púa, Gandolfi Herrero y Daniel Giribaldi”. Entre las mujeres cultivadoras del lunfardo, la pionera fue Nyda Cuniberti. Después, Otilia Da Veiga y Martina Íñiguez.
“Le envío este libro clásico en el que he incluido deliberadamente tres poemas lunfardos, es decir, como dice la Academia de Letras, ‘en el habla de los argentinos”, me escribe en las primeras páginas de Fauna-Flora. Poemas y un relato, con ilustración de tapa y páginas interiores de María Emilia Pérez. Como dedicatarios figuran “A mi esposo Enrique, a mi hijo Alejandro. A la Asociación Protectores de Animales y Medio Ambiente. Y a todos los que aman y protegen a nuestra Madre Tierra”. En su ‘Introducción’, la autora nos matiza: “Este libro lo he puesto bajo la advocación de San Francisco, ‘il poverello de Asís’, quien, por su amor y defensa de todas las criaturas, animales, vegetales y minerales, mereció ser proclamado Patrono de la Ecología mediante ‘Bula Inter Sanctos’, suscripta para ‘perpetua memoria’ por Juan Pablo II, la cual finaliza con el siguiente párrafo: ‘Dado en Roma, junto a San Pedro, bajo el anillo del Pescador, el día 29 de noviembre del año del Señor 1979, II de nuestro Pontificado’”.
“Fauna-Flora es una suma de la meditación, de los arcanos de la existencia y de la calidad expresiva de la poesía, vertida con la ardiente exuberancia que sólo puede ser gestada por un indecible acto de amor”, y escrito por el narrador, poeta y dramaturgo Tomás Barna. Estructurada la ‘Fauna’ en diversos apartados, rememoremos la araña y la hormiga “En clave minúscula”, el platero y el caballo “En clave de trotes”, el galgo abandonado y el cachorro “En clave de guaus”, el gato “En clave de miaus”, el bicho feo y el colibrí “En clave de alas” o la niña y el pájaro “En clave de ternura”. Ya en “Flora y paisajes”, ¿cómo no nostalgiarnos con “poemas para dos rosas”, “nocturnal” o “amanecer?”.