Opinión

Juan Manuel Fangio y los primeros talleres en Balcarce

Juan Manuel Fangio, el pentacampeón del mundo de automovilismo, inició sus estudios primarios en su ciudad nativa de Balcarce, en la Escuela nº 4 que se ubicaba en la calle 13, entre Chacabuco y San Lorenzo, cuyo director era el maestro Melitón Lozano. En cuarto grado pasó a la Escuela nº 1, de la calle 18 y la avenida Uriburu. Ya en 1923 Juan Manuel se incorpora a la Concesionaria “Rugby” de Carlini, corredor de automóviles de la zona.
Juan Manuel Fangio y los primeros talleres en Balcarce
Juan Manuel Fangio, el pentacampeón del mundo de automovilismo, inició sus estudios primarios en su ciudad nativa de Balcarce, en la Escuela nº 4 que se ubicaba en la calle 13, entre Chacabuco y San Lorenzo, cuyo director era el maestro Melitón Lozano. En cuarto grado pasó a la Escuela nº 1, de la calle 18 y la avenida Uriburu. Ya en 1923 Juan Manuel se incorpora a la Concesionaria “Rugby” de Carlini, corredor de automóviles de la zona. A su lado aprende a conducir puesto que Carlini le solicitaba que manejara su camioneta cuando iba de caza; y de yapa, andan por toda la comarca reparando maquinarias agrícolas y ello, de tanto en tanto, le permite manejar. Al año siguiente para a la agencia “Ford” de Estévez, cuyo jefe de mecánicos Guillermo Spain lo instruye acerca de las partes constitutivas del motor. A los 13 años Fangio ingresa como ayudante de mecánico en el taller de Miguel Viggiano, de la calle 14, esquina 19, asimismo piloto local. En él aprende los “secretos” del ajuste de los  motores. Recordemos que Viggiano era por entonces agente Studebaker. Y en 1927 el “Quintuple” Fangio se convierte en propietario de su primer automóvil: un “Oberland” cuatro cilindros, el cual recibe como parte del pago de sus salarios. Él mismo lo transforma en un “auto de carrera”, pero sin afán de competición. Con sus amigos juega al fútbol y, cuando tenía 16 años, enferma de pleuresía, debiendo guardar reposo durante casi un año.
“Debes siempre lugar por ser el mejor”, acostumbraba a decir Fangio, “pero jamás debes pensar que ya lo has logrado”. En 1932 surgió en la mente de Juan Manuel la idea de poner un taller con su amigo José Duffard. Ahora mismo tengo ante mi vista el Almacén “La Confianza”, comúnmente conocido como “El Boliche Campana”, cuya construcción data de 1903. Ésta es, en efecto, la esquina comprada por Fangio, Duffard y Cía. con el crédito de YPF. Anteriormente se acercaban a la puerta de su casa de la calle 13 para que les arreglasen allí mismo sus autos. Don Loreto –el padre de Fangio, hijo, a su vez, del abuelo Guiseppe, originario de la Provincia de Chietti, en los Abruzos de Italia– le ofrece un terreno al frente, junto a su casa, y allí edifican el taller. Unos largueros de chasis de autos viejos sirven de vigas; las chapas de zinc para armar el techo las “consiguen” de noche, en una casa abandonada en el campo. Uno de sus amigos se encarga de la carpintería. Juan Manuel y José Duffard cavan la fosa destinada a este taller de piso de tierra. Además, otros amigos juntan 80 pesos con la finalidad de comprar las herramientas. Aportando un viejo camión, se agrega a la naciente sociedad un amigo del fútbol: Francisco Cavalloti.
Estupendo jugador de fútbol, en 1933 luce los colores de los equipos “Leandro Alem” y “Mitre”, alcanzando su inclusión en el seleccionado balompedístico de su ciudad de Balcarce. En 1934, sobre el Boulevard del Valle y calle 14, trasladan el taller. Pagan la mitad del alquiler del lugar con un comerciante, el cual ocupa la parte de adelante del local donde se realizaba la expedición del combustible. Atrás, estaban ellos. Como el negocio va bien, se hacen cargo de toda la Esquina. Y la sociedad se amplía con la incorporación de Bernardo Duffard, hermano de José. Fangio acrecienta así sus conocimientos comerciales y del complejo mundo de la mecánica. Entre tanto, su juventud –rebosante de bailes, fútbol y grupos amicales– va iluminando los trabajos y los días argentinos de la provincia de Buenos Aires.