Opinión

Herencias y emigración

Cada año millones de euros y tierras quedan sin pasar a sus legítimos herederos por encontrarse en la emigración. Ni la Xunta de Galicia ni los bancos en los que están depositados tienen el deber de buscar a los legítimos herederos como por ejemplo en el resto de Europa o Estados Unidos.El número de gallegos que fallece en la emigración anualmente supera a los 4.
Herencias y emigración
Cada año millones de euros y tierras quedan sin pasar a sus legítimos herederos por encontrarse en la emigración. Ni la Xunta de Galicia ni los bancos en los que están depositados tienen el deber de buscar a los legítimos herederos como por ejemplo en el resto de Europa o Estados Unidos.
El número de gallegos que fallece en la emigración anualmente supera a los 4.600 dejando una cantidad de bienes en Galicia, que bien no son reclamados por nadie o lo son por los descendientes en los países de emigración, que al final desisten ante la cantidad de trabas burocráticas y los altos costos de los derechos de sucesión (impuestos) que deben pagar en el Estado español y al Gobierno gallego por la herencia recibida.
Después de 20 años del fallecimiento, el dinero de una cuenta bancaria, en caso de que no hubiese reclamaciones, pasa al Estado. Son muchos los que sabiendo la situación esperan para ‘desaparecer’ el dinero a su debido momento o se deciden a apropiarse de bienes inmuebles que no les corresponden.
Pero en la Galicia agraria, abandonada a su suerte, despoblada, de las provincias de Ourense y Lugo, principalmente aunque no exclusivamente, encontramos serios problemas a la hora de legitimar ciertos derechos sobre la tierra. Muchas veces uno de los herederos llevaba 20 años emigrado en Iberoamérica, y a comienzos del siglo XX y muy entrado el mismo era muy difícil encontrar a los legítimos herederos por parte de la familia que había quedado en el país.
La no aparición de los herederos provocaba la apropiación indebida de bienes y tierras en la zona rural, principalmente en Santiago y Pontevedra, con una gran cantidad de ‘amaños’ en escrituras y lindes de tierras que muchas veces, al regreso después de décadas de los legitimos herederos, terminó con relaciones familiares y con la pobreza material de muchos retornados.
Esta es la historia de la gallego-argentina Diana Moure Münz, hija del emigrante gallego Amancio Moure Carrera, que presentó una denuncia penal contra el Concello de Lalín (Pontevedra) y varios familiares residentes en Galicia por los presuntos delitos de estafa, falsificación de documentos y utilización de documentos falsos sobre la herencia de su padre.
Diana Moure alegaba que las propiedades de su padre en Lalín fueron vendidas e incluidas en convenios urbanísticos pese a que ni su padre ni ella ni su madre ni hermanos, herederos únicos universales, firmaron ningún documento al respecto ni otorgaron ningún poder.
Este caso entró en el juzgado de Lalín, pero sólo se llamó a un familiar y se archivó la causa alegando la prescripción del mismo. Ahora, el asunto se encuentra en la Audiencia Provincial de Pontevedra y la afectada espera que esta sala permita abrir la investigación del reparto hereditario.
Diana Moure se enteró de la firma de convenios en Lalín sobre la herencia de su padre a través de Google en 2007 y se desplazó a Lalín para hacer valer su derecho, aunque no todos tienen esa posibilidad.
La situación económica en los países de acogida de la emigración gallega hace que muchos emigrados vendan los derechos sobre sus tierras a personas que se aprovechan de la necesidad del momento. Tras la crisis del ‘corralito’ argentino muchos gallegos vendieron a promotores inmobiliarios que se trasladaban expresamente desde Galicia a Argentina, derechos sobre futuras herencias o térrenos ya heredados.