Opinión

De hace sesenta años

(El tiempo pasa, los hombres truecan modos y modas, pero no cambian. La Historia es un círculo que va y vuelve, como las olas del mar, como las estaciones, como la golondrina que aletea en nuestros sueños.

(El tiempo pasa, los hombres truecan modos y modas, pero no cambian. La Historia es un círculo que va y vuelve, como las olas del mar, como las estaciones, como la golondrina que aletea en nuestros sueños.)

El país donde vivimos
Una bella visión de Chile

27-1-49
por Ramón Suárez Picallo

En los grandes patios colaterales con el salón de honor de la Universidad de Chile, está exhibiéndose, hasta el día 30 del corriente mes de enero, una magnífica exposición de fotografías, y documentales, de todo el territorio de la República. La muestra es patrocinada por los muy meritorios Servicios de Difusión Cultural de la Universidad, a base de piezas de sus archivos propios y de la aportación privada del señor Carlos Keller. Lleva los siguientes títulos: ‘Imagen Geográfica de Chile (El país donde Ud. Vive)’ y es, efectivamente, eso: una bella visión de imágenes de la Patria, elevadas a la jerarquía de arte y de documento, a través de la lente de varios excelentes artistas fotógrafos. Está dedicada, modestamente, a los alumnos y profesores extranjeros que asisten a los cursos de la Escuela de Verano, que deseen conocer a Chile en sus más hermosos aspectos: el paisaje, de tierra y mar y de los lagos y cordillera: las personas que lo humanizan con trabajos, sus costumbres y sus tradiciones y los núcleos de población, villas y ciudades que hablan del pasado y del presente histórico chileno en relación con el progreso en sus múltiples manifestaciones.
La iniciativa no puede ser más acertada para completar el recuerdo, las enseñanzas y los afectos, que sin duda llevarán de aquí los distinguidos huéspedes universitarios, que están conviviendo unos días fugaces con los hombres y las instituciones más representativas de la cultura y la espiritualidad chilenas. Pero lo es aún más, en lo que ella concierne a la oportunidad de conocimiento que les ofrece a los chilenos de aspectos de su propio país y que les son desconocidos a muchos centenares de miles de ellos.
En ambos sentidos, la magnífica exposición a que nos referimos, constituye un perfecto broche de oro a los ya famosos cursos de temporada, que alcanzaron este año un éxito insospechado

El hombre y su paisaje
Hemos ido tres veces en dos días a los salones donde Chile se ofrece a los ojos curiosos del visitante, en una visión de paisajes perfectos en todo cuanto el paisaje dice relación con el espíritu del hombre. Hace unos 28 años, hemos visto “con nuestros propios ojos”, algunos de los bellos rincones que allí aparecen. Punta Arenas, Aysén. La desembocadura laberíntica del Estrecho sobre el Pacífico, y una buena parte de la zona de Los Lagos, viniendo desde “la otra” Patagonia. Más tarde, en 1942, hicimos el viaje por tierra, desde Santiago a Puerto Montt y de éste a Santiago, con el consiguiente ‘salto’ a Chiloé, la antigua Nueva Galicia unida a nuestros mejores recuerdos por su nombre, por su geografía y por su paisaje; por sus costumbres y sus tradiciones, que hacen del hombre y de la tierra un solo ser consubstanciado en lo absoluto, en la vida y en la muerte, en la poesía, en el trabajo y en la leyenda. ¡Los vagarosos atardeceres sobre las rías de Chiloé, con su hálito místico-panteísta de la ‘pensión’ (1) que también se llama ‘morriña’ y ‘saudade’ son el más vivo recuerdo de nuestros a viajes a Chiloé!
Allí, y en los otros aledaños sureños de este largo país, verdes, jugosos, fecundos y humanizados, hemos aprendido a develar el extraño misterio que tanto le dio que hablar a nuestro amigo Blanco Amor: el misterio que es en la América de nuestros días la sencilla, llana y naturalísima hospitalidad del hombre chileno, fluyente de su espíritu como el agua fluye de un manantial. El norte y el noroeste de nuestra península, con forma de piel de toro, están allí tan transplantadas con el hombre y el paisaje, como si fuesen traídos adrede en un barco de legendaria aventura.
Así como en los dos nortes (2), el Chico y el Grande hemos hallado la raíz andaluza, clara y nítida, en la facundia, el ingenio y la gracia simpática que se perpetúa en el humilde nortino de Chile, siempre dado a la alegría extrovertida.


Beberás en tu copa
Todas estas y otras muchas reflexiones y evocaciones, nos han sido sugeridas por la visión de Chile, ofrecida en los salones de su Universidad, en una exposición de fotografías. Por causas que no es del caso examinar aquí, pocos son los chilenos que pueden conocer en forma directa –el país es muy largo y los recursos muy cortos– estos prodigiosos y santos lugares de su nación. Pero en este caso, el arte casi supera a la naturaleza; y por eso pueden y deben verlos, aunque sea reducidos a una mínima dimensión física, sin perder belleza ni fuerza evocadora.
Y, sin duda alguna sentirán, como la hemos sentido nosotros, una honda emoción estética, un sentimiento de elevado orgullo, y un fuerte aliento de optimismo, ante el letrero que dice: “éste es un país donde usted vive” y que puede complementarse con esta famosa frase: “ésta es tu copa y beberás en ella, porque, rica o pobre, de tosco vidrio o de fino cristal, ¡es tuya!

Ramón Suárez Picallo


(1) ‘Pensión’: expresión popular del sur de Chile, equivalente a “melancolía” o “nostalgia extrema”. (N. del E.)
(2) Norte Grande y Norte Chico son denominaciones geográficas que se dan en Chile a las regiones I y II; y III y IV, respectivamente. (N. del E.)