Opinión

Falleció Jorge Prelorán

El documentalista argentino Jorge Prelorán falleció en la madrugada del sábado 28 de marzo en su casa de Los Ángeles, Estados Unidos, donde residía desde 1976. Nacido el 29 de mayo de 1933 en Buenos Aires, pronto abandonó la carrera de arquitectura en la Universidad de Buenos Aires para ir a estudiar cine a la Universidad de California (UCLA), en 1955.
Falleció Jorge Prelorán
El documentalista argentino Jorge Prelorán falleció en la madrugada del sábado 28 de marzo en su casa de Los Ángeles, Estados Unidos, donde residía desde 1976.
Nacido el 29 de mayo de 1933 en Buenos Aires, pronto abandonó la carrera de arquitectura en la Universidad de Buenos Aires para ir a estudiar cine a la Universidad de California (UCLA), en 1955. De regreso a la Argentina, seis años más tarde, comienza a viajar por todo el país capturando imágenes que serán una exhaustiva documentación, como jamás se había hecho antes, sobre las culturas y tradiciones del interior.
En 1963 es contratado como asesor audiovisual del Rectorado de la Universidad Nacional de Tucumán para producir películas y series didácticas, actividad que continuará hasta 1969. Gracias a un convenio con el Fondo Nacional de las Artes, y en especial por el gran impulso que le da el director del departamento de Folklore, Dr. Raúl Augusto Cortazar, comenzó su largo recorrido por el “documental etnobiográfico”, tal como denominará a sus películas tiempo después, en sus escritos teóricos.
Estos filmes, que de a poco fueron delineando su estilo, tienen como particularidad dejar hablar a sus protagonistas. Son ellos los que cuentan su historia, siempre utilizando el sonido disociado, casi nunca en combinación directa con la imagen. Se trata de películas unipersonales, cuidadas, filmadas durante años, respetuosas de las personas que retrata, donde en la mayoría de los casos el mismo nombre del protagonista da título al film.
Así surgen, por ejemplo, sus más logradas realizaciones: Damacio Caitruz (1966); Medardo Pantoja (1969); Hermógenes Cayo (Imaginero) (1969); Cochengo Miranda (1975); Los hijos de Zerda (1978); Luther Metke a los 94 (1979), que resultó nominada al Oscar de la Academia de Hollywood como Mejor Documental, Castelao (1980) y Zulay frente al Siglo XXI (1992).
A pesar de su prolífica producción, Prelorán permaneció totalmente desconocido para el ambiente cinematográfico hasta 1969, año en que presenta toda su obra junta en el Teatro Municipal General San Martín de Buenos Aires, en donde se exhiben casi cuarenta películas documentales –entre cortos, medios y largometrajes–.
Aquel ciclo se cerró con la película sobre el santero jujeño Hermógenes Cayo, el documental que traza una línea en su carrera. A partir de ese film ya no se apartará de su estilo, y lo tomará para siempre. Lejos de la “mirada de Dios”, Prelorán trató de “darles voz a los que no la tienen”.
En 1976, perseguido por la dictadura militar, debió exiliarse y volver a Los Ángeles, donde conseguirá un cargo de profesor en la UCLA. Esta vez lo acompaña su mujer, Mabel, antropóloga recibida en los Estados Unidos y con el doctorado realizado en épocas democráticas en Buenos Aires.
Con la vuelta de la democracia regresó periódicamente a la Argentina. En 2007 recibió el Astor de Oro a la trayectoria otorgado por el 20º Festival Internacional de Cine de Mar del Plata, y fue homenajeado por las Legislaturas de la ciudad de Buenos Aires y el partido de General Pueyrredón.
Su obra contó con el patrocinio de instituciones como el Fondo Nacional de las Artes de Argentina, Televisión Española, el Consejo de Humanidades de California, y las Fundaciones Fulbright y Guggenheim.
Fue merecedor de premios y galardones, entre los que destacan la nominación al Oscar de la Academia de Hollywood, el premio Konex, el Gran Premio Anual del Fondo Nacional de las Artes y el mencionado Astor de Oro.
Tras retirarse como profesor emérito de la UCLA, Prelorán comenzó a trabajar en un proyecto de más de treinta libros sobre los personajes de sus documentales y otros nuevos que fue descubriendo en su ilimitada curiosidad y capacidad de trabajo. El proyecto, pensado como un plan integral para escuelas de todo el país, ha quedado trunco y muchas veces, como pasó con su cine y la restauración y puesta en valor de sus películas, tuvo que ver con la desidia de los gobiernos de turno.
Poco antes de su fallecimiento, Prelorán donó todos los negativos de sus trabajos al Smithsonian Institute, el mayor complejo museológico, de investigación y conservación mundial, que restaurará y valorizará la gran obra legada.
Prelorán escribió una gran cantidad de artículos, trabajos académicos y libros. El ensayo ‘Conceptos éticos y estéticos en cine etnográfico’, incluido en el libro El cine documental etnobiográfico de Jorge Prelorán (Compilación de Juan José Rossi, Ediciones Búsqueda, Bs. As., 1987), sirve para comprender profundamente su filosofía sobre lo que él da en llamar “documentos humanos”. En él puede leerse: “En el cine es mucho más interesante enfocar la atención sobre individuos que puedan ser reconocidos y seguidos a lo largo de la película. El axioma que ‘el hombre gusta de observar al hombre’ implica que una documental será recordada con mucho más claridad si está basada sobre individuos con nombres y apellidos, opiniones y problemas personales con los que podemos identificarnos, en vez de generalizaciones como ‘gente’, ‘comunidades’ o ‘sociedades”.
Graciela Taquini, crítica e investigadora cinematográfica, ha sido su biógrafa, y en su libro Jorge Prelorán (Centro Editor de América Latina, Bs. As., 1994) afirma: “Según el cineasta Ron Norman, los films de Jorge Prelorán tienen el humanismo de Jean Renoir y Akira Kurosawa, la vida interior de un Robert Flaherty y Satyajit Ray. Su productividad es como la de Rainer Fassbinder. También sus films son afirmaciones únicas transmitidas por sus protagonistas de sus vidas y pensamientos y, por sobre todo, de su derecho a vivir, a trabajar, a sentir y a amar”.
Desde 2007 Fermín Rivera se encuentra realizando el documental Huellas y memorias de Jorge Prelorán, actualmente en postproducción.
Sin duda, Jorge Prelorán fue uno de los creadores más originales, prolíficos y sinceros que ha dado el cine argentino, uno de los padres del cine documental local, considerado mundialmente entre los más grandes cineastas del género.