Opinión

‘Eva Moderna’, un añejo ensayo de Escipión Sighele

“Te ofrezco esta fragmentaria relación de exploraciones intelectuales a través de un territorio psicológico muy estudiado y poco conocido”, escribe Escipión Sighele en su preliminar “A mi hermana Emma Castellini Sighele” al libro titulado Eva Moderna, traducción directa del italiano por Cristóbal Castro, Colección ‘Contemporánea’, Calpe, edición facsimilar del libro original publicado por ‘Calpe’ en 1921 y posteriormente en ‘Espasa Calpe, S.A.’, Madrid, 2005.

‘Eva Moderna’, un añejo ensayo de Escipión Sighele

“Te ofrezco esta fragmentaria relación de exploraciones intelectuales a través de un territorio psicológico muy estudiado y poco conocido”, escribe Escipión Sighele en su preliminar “A mi hermana Emma Castellini Sighele” al libro titulado Eva Moderna, traducción directa del italiano por Cristóbal Castro, Colección ‘Contemporánea’, Calpe, edición facsimilar del libro original publicado por ‘Calpe’ en 1921 y posteriormente en ‘Espasa Calpe, S.A.’, Madrid, 2005. “Sabes que lo mejor de mi espíritu está en aquellos libros con que quise servir a la Ciencia, en que creo, y en aquella propaganda patriótica con que defendí mi tierra irredenta, que amo tanto”, continúa revelándose y revelándonos el gran ensayista desde aquellas páginas escritas en Florencia, en marzo de 1910.
“Estas páginas son el fruto de una observación objetiva –agrega Escipión Sighele–. Recogen, comentan, critican lo que dijeron otros. Son bordados, hechos con la aguja de la improvisación, sobre un tema que hoy apasiona. Breves fuegos de artificio, con los que intenté iluminar fugazmente un problema tan complejo como confuso”. Confiesa haber sido osado en ciertos pasajes, pero con un propósito hondamente moral. A la vez con sencillez y una punta de ironía, explican el temor a conceder demasiada importancia a su pensamiento. No le duelen prendas en afirmar la plena convicción de que el mayor y mejor ideal de la mujer se realiza en su “misión de madre”. Tampoco echa en saco roto aquella máxima de Fréderick Nietzsche, para él “un evangelio”: “La mujer es un enigma cuya solución se llama maternidad”.
‘El problema del amor’ –el primer capítulo del libro– comienza con la cita literaria “No propongo. No supongo. Expongo” de Paul Eltzabcher. Desarrolla en él estas consideraciones: “Una sola moral para ambos sexos”, “Las ‘azucareras”, “Sexo y carácter”, “Cómo se ama”, “El derecho al adulterio”, “El…quinto sexo” y “Ocaso sentimental. Los celos”. Nos recuerda que Gabriel Tarde señaló que “puede anunciarse con seguridad que la moral de mañana será lo que sean las convicciones de mañana respecto a la importancia, naturaleza y significación de las relaciones sexuales”. El escritor francés La Bruyére exclamó en su obra Caractéres: “¡Cuántas jóvenes hay a quienes una gran belleza sólo ha servido para hacerles aguardar una gran fortuna!”.
‘La criminalidad en las criadas’ se titula el segundo capítulo de la obra. “El tipo de Celestina, la guapa chica llegada de Audierne a París para corromperse, como una flor viene del campo para marchitarse en los salones, recuerda la figura melancólica de Herminia Lacerteux –asevera Escipión Sighele–. Pero mientras Goncourt, en su novela, analiza tan sólo la psicología de una mujer, el escritor Octavio Mirbeau en su Diario de una doncella de servicio sabe llenar su volumen con el análisis de toda una clase social”.
‘La mujer y la injusticia en la legislación’, ‘La instrucción en la mujer’, ‘La mujer y el problema de la educación’, ‘Por nuestros hijos’ y ‘El alma del niño’ conforman los cinco últimos capítulos del ensayo que en su clarividencia nos remite a la primera década del pasado siglo XX. “Creo en el feminismo que eleva a la mujer, que le abre todas las puertas de modo que su entendimiento pueda alcanzar adonde antes no llegaba ni su mirada; pero que le deje intangibles todas sus gracias femeninas”.