Opinión

El enigma griego

En plena madrugada del martes 21 de febrero, los líderes de la UE acordaron con el primer ministro griego Lukas Papademos, la adopción de un nuevo rescate financiero para Atenas, valorado en 130.
En plena madrugada del martes 21 de febrero, los líderes de la UE acordaron con el primer ministro griego Lukas Papademos, la adopción de un nuevo rescate financiero para Atenas, valorado en 130.000 millones de euros, que aleja momentáneamente la posibilidad de bancarrota de la economía griega pero que no parece suficiente para estabilizar un país cuyo gobierno parece mostrarse incapaz de cumplir con el programa de ajuste estipulado en 2010 por la denominada ‘troika’, compuesta por el Banco Central Europeo, el FMI y la Comisión Europea.
Este nuevo rescate financiero adopta incluso la posibilidad de “perdonar” la onerosa deuda pública externa griega. Pero su efectividad parece más bien orientada a paliar a corto plazo un problema estructural que parece reproducirse con el tiempo: un reciente estudio europeo elaborado precisamente por la ‘troika’ asegura que Grecia es un país hipotecado a la UE hasta por lo menos el 2010, cuya deuda pública se dispararía al 160% de su PIB.
Los economistas anticipan igualmente varios años de recesión y estancamiento económico para Grecia, así como dudan de su capacidad para llevar a cabo los planes de austeridad y ajuste que consideran inevitables para estabilizar una economía que bordea constantemente la bancarrota. Por tanto, muchos aún dudan con que Grecia pueda seguir a mediano plazo dentro de la zona Euro mientras crece la especulación de que la economía griega estará “hipotecada” durante años a los designios de la ‘troika’.
En otro apartado, crece la impopularidad y resentimiento en la sociedad griega hacia Alemania y su canciller Ángela Merkel (actualmente concentrada en una crisis política interna tras la dimisión del presidente federal Christian Wülff por un escándalo de corrupción), por las presiones y quejas de Berlín sobre el estado de la economía griega y por el hecho de ser la economía alemana la que mayor esfuerzo financiero debe realizar para cumplir con los rescates financieros para Atenas. Una reciente encuesta elaborada por una publicación alemana considera que un 66% de los alemanes está en contra de que Berlín de ‘luz verde’ a este nuevo rescate financiero para Grecia.
El momento europeo luce así complejo y conflictivo. Se anuncia para el próximo 29 de marzo una posible huelga general en España, el país con mayor desempleo en Europa, con casi el 23% de la población económicamente activa, más de cinco millones de personas, mientras una movilización estudiantil en Valencia contra los recortes financieros en educación dio paso a una desproporcionada represión policial.
El titular del Tesoro estadounidense, Timothy Geithner, declaró esta semana que la crisis europea “durará décadas”. Francia se prepara para unas elecciones presidenciales en mayo donde la caída de popularidad del presidente Nicolás Sarkozy debate el futuro político del país entre el retorno de los socialistas y el ascenso de la ultraderecha populista, la misma que parece medrar políticamente en esta crisis en otros como Hungría, Suecia, Dinamarca, Holanda y Finlandia. Se anuncia una era de tensiones y conflictos en Europa que, irremediablemente, gravitará sobre la incierta consistencia de la arquitectura de integración de la UE.