Opinión

‘Ecosistemas’,el MERCOSUR y fronteras de América del Sur

Es indudable que es de todo punto imposible captar y comprender los orígenes y las consecuencias de las, por así decirlo, “crisis ecológicas”, si no asumimos plenamente cuáles son las interrelaciones de fuerzas políticas, sociales y económicas que subyacen en ellas.
‘Ecosistemas’,el MERCOSUR y fronteras de América del Sur
Es indudable que es de todo punto imposible captar y comprender los orígenes y las consecuencias de las, por así decirlo, “crisis ecológicas”, si no asumimos plenamente cuáles son las interrelaciones de fuerzas políticas, sociales y económicas que subyacen en ellas. A modo de hipótesis –según señala el doctor en química Bernardo Wiszniaki en el capítulo VII de la relevante obra Cara y Cruz de América del Sur, Edit. Dunken, Buenos Aires, 2006–, podríamos considerar que el miedo a la destrucción de sus propios “hábitats” obligue a no pocas poblaciones, olvidando viejos conflictos o cruzando fronteras artificiales que no guarden relación con las estrictamente ecológicas, a impetrar a sus gobernantes una fraternidad con sus vecinos, con el objetivo de dar solución a sus “dramas de los ecosistemas”. O bien a compartir, de forma equitativa, los cursos de agua o los acuíferos: caso del acuñado “Guaraní”, el cual abarca Brasil y Paraguay, Uruguay y Argentina. Y, además, con el agravante de tener enraizado sobre sí la triple frontera junto con sus connotaciones estratégicas, geopolíticas y, a mayor abundamiento, el consabido terrorismo y “lavado” de dinero.
A fin de examinar todo este conjunto de hechos, hemos de estimar una serie de datos. En primer término, “El Chaco Americano”, siguiendo la monografía de la “Fundación Hábitat”, de la Cámara Argentina de Comercio. Les corresponden vastos territorios a la Argentina, Paraguay, Bolivia y Brasil. Es fundamental conservar y preservar esta riqueza debido a sus características medioambientales y geomorfológicas. Aparte del contacto que esta región guarda el este con la “ecorregión” del “cerrado brasileño”, y al oeste con la Cordillera de los Andes. La incalculable diversidad de fauna y flora, si no reciben un adecuado tratamiento y protección, determinan su propia existencia. Tengamos presente que los bosques chaqueños, adaptados a condiciones de temperatura y humedad extrema, conforman la mayor extensión medianamente bien conservada de bosques secos del planeta.
En segundo lugar, “las Yungas”. Esto es, los bosques tropicales que crecen a mediana altura en la Argentina, provincias de Tucumán y Salta, y en Bolivia, y que no son sino continuación de la llamada “Prepuna”. Excepcional belleza y biodiversidad que está empezando a ser depredada en la República Argentina por la explotación “citrícola” de singular calidad. Su deforestación, no obstante, ha sido frenada por instituciones ecologistas y empresas argentinas de apreciada responsabilidad como “Calilegua”, que se implican en la sociedad tanto a través de la sociedad como del bien público, sin renunciar, lógicamente, a sus legítimos beneficios. Al igual que en la situación del “Chaco Americano”, existen las fronteras de países pertenecientes al MERCOSUR.
En tercer término, la “Amazonia-Orinoco”. Quizá se trate del escollo más áspero –en potencia, de verdadera “catástrofe ecológica”–, puesto que esta zona geográfica es el auténtico “pulmón” del planeta Tierra. Recordemos que la mayor parte del Amazonas se encuentra en Brasil, así como el Orinoco en Venezuela. Tal “ecosistema” asimismo comprende Perú, donde nace el Amazonas, Venezuela, Brasil, Colombia y Ecuador. Especies, animales y plantas únicas y desconocidas constituyen la mayor reserva de nuestra biodiversidad del mundo.