Opinión

Costumbres

Estos días hemos leído, como viene siendo costumbre, que el presidente de Irán es un dictador abominable que se impone sobre sus rivales políticos con tiranía. Los mismos informativos explican que no ha podido colocar a tres de los 18 ministros que propuso para su nuevo Gobierno porque así lo ha decidido el Parlamento de ese país.
Estos días hemos leído, como viene siendo costumbre, que el presidente de Irán es un dictador abominable que se impone sobre sus rivales políticos con tiranía. Los mismos informativos explican que no ha podido colocar a tres de los 18 ministros que propuso para su nuevo Gobierno porque así lo ha decidido el Parlamento de ese país. Menuda dictadura de pacotilla es la iraní, me pregunto yo, si Almadineyad no le puede un asalto a la Cámara de Diputados. Parlamentarismo del bueno. También hemos leído la satisfacción sin disimulos de la ‘Gran Prensa’ porque el presidente colombiano, Álvaro Uribe, ha logrado cambiar la ley para poder presentarse a la reelección, como sucede en España. Cuando su homólogo venezolano, Hugo Chávez, trató de hacer lo mismo, exactamente lo mismo, esos medios dijeron que “manipulaba la ley para perpetuarse en el cargo”. Los disparos de la OTAN, esa fuerza de muerte que se llama humanitaria, han matado a medio centenar de personas ‘por accidente’ en Afganistán. Los mismos medios titulan que “13 insurgentes mueren en una batalla con soldados españoles”. Dicen que mueren como si fueran manzanas que caen involuntariamente de un árbol. Será que los han matado, nos guste o no. Si los afganos no quieren a los españoles invadiendo su país, cómo es posible que la opinión pública española no reviente de ira contra el gobierno que estos días anuncia que todavía enviará más soldados a matar o morir. Es porque nos hemos acostumbrado a que nos escriban lo que queremos escuchar.