Opinión

Contubernio

Los grandes medios y los tertulianos españoles, continuadores de una tradición periodística de cuatro décadas, llenan páginas sobre el desplome económico de Portugal, el caos revolucionario de Francia contra Sarkozy y el golpe de Estado fiscal perpetrado por el premier británico David Cameron.
Los grandes medios y los tertulianos españoles, continuadores de una tradición periodística de cuatro décadas, llenan páginas sobre el desplome económico de Portugal, el caos revolucionario de Francia contra Sarkozy y el golpe de Estado fiscal perpetrado por el premier británico David Cameron. Por cierto, en los tres casos se observa que los gobiernos ‘occidentales’ no sólo son imperialistas con los países pobres; también aterrorizan a sus compatriotas pobres. Este periodismo obedece a 40 años de dictadura en la que se culpaba a lo extranjero de los males del mundo y se convencía a los españoles de que vivíamos en un paraíso. Hoy hacemos esto con el dopaje en el deporte. Cuando yo era todavía muy chiquito, los señores de bien llamaban a esto ‘el contubernio’, un pretendido complot del mundo exterior contra el Valhalla ibérico. Ahora sucede lo mismo y por eso parece que Europa se sume en el caos mientras España se libra de la crisis. Lo grave es que muchos españoles, incluso los que pierden su empleo o están con el agua al cuello, se lo creen. Juan Madrid, escritor de novela negra y guionista de una de las mejores series policíacas de nuestra historia, Brigada Central, se despacha ahora en un libro de la censura ordenada por el Gobierno de entonces contra su serie. Un policía uniformado gobernaba el rodaje silenciando escenas y ordenando cambios por orden de muy arriba, de arriba del todo. Usted pensará que esto sucedió en pleno franquismo. Pues fue acabando los años 80. Fueron sus herederos.