Opinión

Caso Neira

Los humanos somos más cultura que instinto, y por eso las sociedades son capaces de enmendar sus errores a lo largo de la Historia, porque no son hereditarios y somos más responsables de lo que ejercemos. El pasado de la sociedad española es de un machismo repugnante, violento y con una clara separación entre el hombre/sujeto y la mujer/objeto. Ahora vamos de modernos europeos porque ya sabemos guardar las formas y un poquito más.
Los humanos somos más cultura que instinto, y por eso las sociedades son capaces de enmendar sus errores a lo largo de la Historia, porque no son hereditarios y somos más responsables de lo que ejercemos. El pasado de la sociedad española es de un machismo repugnante, violento y con una clara separación entre el hombre/sujeto y la mujer/objeto. Ahora vamos de modernos europeos porque ya sabemos guardar las formas y un poquito más. Rascas y ves que sólo era una capa de barniz. Los medios del país no paran de hablar sobre el llamado ‘caso Neira’: un conocido profesor intercede ante los abusos de un maltratador en plena calle y recibe un golpe de éste que le deja en coma. A partir de ahí se ha desatado la locura mediática en los periodistas basura (no hay periodismo basura; hay periodistas basura). En las informaciones ocupa un gran lugar el papel de la pareja y víctima del agresor, que defiende a su marido, agresor por partida doble. Lo que es curioso es que nadie se ha tomado la molestia de preguntarse porqué este triste episodio ocupa más portadas y atención que las mujeres que mueren cada semana a manos de sus hombres. A nuestra sociedad se nos ha visto el plumero. Si pudiéramos leer los pensamientos de muchos de estos tertulianos que acostumbramos a soportar, dirían algo así como “esto es el colmo, oiga, una cosa es que los maridos maten a sus mujeres, pero esto de agredir a otro varón/sujeto que no le pertenece es intolerable; ahora se ha pasado”.