Opinión

Cantabria y Cuba en la voz de Bruno Javier Machado

Orujo de memorias. Presencia e impronta de la emigración cántabra a Cuba es el título del amplio estudio escrito por el cubano Bruno Javier Machado, nacido en Ciudad de La Habana en 1955. Se trata de un “compendio de crónicas y reminiscencias de una historia española que se disipa en el tiempo”.
Cantabria y Cuba en la voz de Bruno Javier Machado
Orujo de memorias. Presencia e impronta de la emigración cántabra a Cuba es el título del amplio estudio escrito por el cubano Bruno Javier Machado, nacido en Ciudad de La Habana en 1955. Se trata de un “compendio de crónicas y reminiscencias de una historia española que se disipa en el tiempo”. Obra editada por el ‘Grupo de Comunicación de Galicia en el Mundo’, Vigo, 2009, con maquetación de Graciela Alba Burgos y la colección ‘Crónicas de la Emigración’, en cuyo frontispicio leemos la siguiente cita literaria del escritor latino Cicerón, “De Oratore”, II, 9: “La historia es el testigo de los tiempos, la luz de la verdad, la vida del recuerdo, la maestra de la vida, la mensajera del pasado”. Tampoco olvida la mención del lema de la Casa Labanda de Santillana. Emocionadamente, a sus dedicatarios: “A Margarita, mi esposa y a mi pequeña Donna. Porque son la bujía inspiradora de mis años de ocaso. Ellas me despiertan los ímpetus en cada amanecer, para vislumbrar el horizontes de mis sueños”.
“Velar se debe la vida de tal suerte,/ que vida quede en la muerte” reza el lema de la Casa Labanda de Santillana. Así el investigador y periodista Bruno Javier Machado –asimismo autor y director teatral– ahonda en la realidad del pretérito y del presente sociopolítico de Cuba y Cantabria y, en la actualidad, es miembro de la Unión Nacional de Historiadores de Cuba y de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba. “Tanto bregar desapolillando documentación –escribe El Editor en su ‘Prólogo’–, permitieron al autor publicar un abanico de textos y consideraciones sobre el poco estudiado tema de la emigración montañesa en Cuba”. “Una Biblia informativa”, al decir de Bruno Javier Machado, quien plantea su libro en ocho capítulos, con un “Epílogo parcial y visión a nuevos empeños”.
“Un Proyecto, después la pasión…” corresponde al primer capítulo de la magna obra historiográfica. Es la salida del puerto de Santander hacia la aventura, con Victoria y Paz Torre Elizalde, naturales de Ontaneda, en La Habana, posando con trajes típicos montañeses en 1918. El recuerdo de Eduardo Pereda Elordi, nacido en Cárdenas, Cuba, el cual fue alcalde de Santander durante la segunda década del siglo XX. Carlos Guezala, montañés fallecido en Cuba en 1919, a quien llamaban ‘el cónsul’ debido a la hospitalidad que brindaba a sus paisanos en su modesto comercio de la Plaza Vieja, en La Habana. ¿Y cómo no? El ilustre músico cubano Amadeo Roldán, al que la prensa lo comparó con el violinista montañés Jesús de Monasterio. Acto seguido, “Cantabria, una interrogante en el ámbito cubano… y español”, capítulo en el que analiza el “desconocimiento, la historia, los hombres ilustres Velarde y Pelayo, la vida actual, turismo, la Autonomía”.
Más adelante, los primeros cántabros significativos en la historia de Cuba desde el siglo XV al XIX, tales como Juan de la Cosa, el Conde de Revillagigedo. El apellido Cagigal. La toma de La Habana por los ingleses. Velasco Isla y Juan Antonio de la Colina. Nicolás Arredondo y Pelegrín. El marqués de Torrelavega. En capítulos siguientes, las Asociaciones, la cultura y la religión. Los polémicos “indianos” y las agrupaciones “montañesucas” con residencia cubana. Tres valiosos “apéndices” socioculturales así como una selecta bibliografía completan este “corpus” imprescindible.