Opinión

“Con café y galleta...”

La barra anda a vueltas con el tema de la impunidad. Andan medio calientes en contra de algunos legisladores del Frente Amplio que se despistaron. Afirman que no caben falsas interpretaciones jurídico-constitucionalistas sobre la soberanía popular. El hecho es que se cometieron delitos que no pueden quedar sin pena. A los boleados les recomiendan leer despacito el informe que presentó el diputado Felipe Michelini en la Cámara de Representantes.
“Con café y galleta...”
La barra anda a vueltas con el tema de la impunidad. Andan medio calientes en contra de algunos legisladores del Frente Amplio que se despistaron. Afirman que no caben falsas interpretaciones jurídico-constitucionalistas sobre la soberanía popular. El hecho es que se cometieron delitos que no pueden quedar sin pena. A los boleados les recomiendan leer despacito el informe que presentó el diputado Felipe Michelini en la Cámara de Representantes.
–A mí me rompe mucho que haya dos o tres boludos que anden queriendo interpretar lo que no tiene vuelta de hoja. Se votó lo que se votó pero eso no quiere decir que la mayoría tenga razón. Es evidente que no la tiene cuando aquella ley de mierda que redactaron a medias entre Aguirre y Sanguinetti se hizo para que el Ejecutivo fuese también juez. Los delitos cometidos contra los derechos humanos en la dictadura deben ser juzgados y castigados. No se trata de venganza, es justicia.
–Tenés razón, Pocho. Yo pienso como vos. Hay que ser degenerado para negarle al hijo de Zelmar saber quien asesinó a su padre en Buenos Aires. Hay que ser sorete para ocultarle a Rosario lo sucedido en aquel cuartel del Cerro o pretender que la familia de Nibia se trague el cuento del suicidio. Así no avanzamos. Somos un país serio en el que derrotamos en las urnas a los que querían ponernos una venda en los ojos. Antes te ponían capuchas y le daban manija a la picana eléctrica.
–De acuerdo con ustedes, queridos Tito y Pocho. A mis años me fortalece escucharlos porque son parte concienciada de la juventud del nuevo Uruguay. Es cierto que ganamos las elecciones pero los ‘blancolorados’ nos dejaron una herencia envenenada. La intención es que la actual unidad frenteamplista se divida en varias voces alrededor de unos temas que para ellos son muy jodidos porque se queman cuando se investiga. Se inventan cortinas de humo que tapen su complicidad con los milicos. Del espíritu del Wilson no queda nada entre los ‘blancos’ y casi todos los ‘colorados’ se contaminaron con la fuerte peste ‘pachequista’.
–No sé don José Gervasio, a lo mejor la gente quiere olvidar para centrarse en conseguir un mejor laburo. A lo mejor se pierde el tiempo mirando para atrás. Una pena lo que pasó pero ya pasó. Así piensan muchos ciudadanos. Si bien no están de acuerdo con las muertes ocasionadas por los milicos lo que desean es pasar página. Quieren que el gobierno se ponga rápidamente a ejecutar el plan de vivienda ‘Juntos’ para que 50.000 familias sin techo tengan un hogar propio en el que refugiarse.
–Bueno, Flaco, estás poniendo sobre la mesa una reflexión que tiene mucha miga. Hay diferentes soluciones sobre pasados históricos que se revisan un tiempo después. Podemos hablar de la Alemania nazi, la España franquista, el Chile pinochetista, la Argentina videlista y nuestro Uruguay entre 1973 y 1985. Hubo millones de víctimas. Diferencias y similitudes. En todos ellos un sector quiso minimizar los crímenes. Hay un trabajo de investigación que publicó la Universidad de la República, ‘Investigación histórica sobre la dictadura y el terrorismo de Estado en el Uruguay’, que te recomiendo porque es muy objetivo. Recoge nombres por orden cronológica con una breve información biográfica a la que cada uno de nosotros les podemos poner cara y voz. Al avanzar en la lectura vamos subiendo de temperatura hasta no poder aguantar más al comprobar el horror ocasionado sobre seres humanos que vivían allí en la esquina de Propios y San Martín.
–Entiendo, don José. Lo que usted quiere decir es que no hay progreso si lo hacemos encima de los cadáveres. Si olvidamos por decreto somos cómplices de aquellos delincuentes que se ensañaron con indefensos compatriotas. En mi opinión, los votos frenteamplistas llevan en su interior el ético mandato de que nuestros representantes en el Palacio Legislativo actúen con responsabilidad para acabar con la impunidad. Después de la declaración de la Suprema Corte de Justicia sobre la inconstitucional Ley Nº 15.848 supongo que se anulará. Es lo justo porque no puede ser considerada una ley de amnistía. Después será cuando se despeje el horizonte. Vendremos con el corazón limpio acá al ‘Rover’ escuchando satisfechos al Sabalero cantando aquello de que “Con café y galleta, todo marcha bien”.