Opinión

Berlanguismo

Sazatornil dijo una de las frases eternas del cine español. Tratando de ganar para su empresa el favor de los caciques franquistas, les recuerda que “yo soy apolítico, oiga, de derechas de toda la vida”. Berlanga retrató los vicios del poder como otros no se atrevieron a hacer. De manera graciosa pero insinuando el dolor que podían causar esos mismos personajes en el mundo real.
Sazatornil dijo una de las frases eternas del cine español. Tratando de ganar para su empresa el favor de los caciques franquistas, les recuerda que “yo soy apolítico, oiga, de derechas de toda la vida”. Berlanga retrató los vicios del poder como otros no se atrevieron a hacer. De manera graciosa pero insinuando el dolor que podían causar esos mismos personajes en el mundo real. El modo en que se llevan en España los abusos de Marruecos son el mejor homenaje al fallecido director de cine. Los poderes y los grandes medios tienen que contradecirse hasta el esperpento para defender esta maltrecha democracia. Critican el absolutismo del rey tirano de Marruecos pero digieren su amistad casi fraterna con el rey español. Zapatero no condena oficialmente los crímenes del país africano pero considera que la izquierda abertzale no tiene derecho a presentarse a unos comicios si no condena la violencia de ETA. Los mismos medios que alaban a los tiranos saudíes porque van a comprar armas a España arremeten con el monarca marroquí. Otros se quejan del ‘cerrojazo informativo’ marroquí pero consienten que se encastille toda una ciudad europea porque la visita el Papa, los especuladores del mundo o el Club Bildeberg. Lo mejor de esta película es el papel del PP (si algún partido representa en España ideales ultracatólicos, antimusulmanes y neoliberales, ese es el PP), que en el papel de su vida acaba acudiendo a una manifestación con los saharauis, que son un puñado de ‘moros’ y a la vez el débil pisoteado por el fuerte de turno.