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Si el siglo XX fue el de la emigración, el XXI deberá ser el del retorno. La idea, lejos de plantearse como un tema baladí, está siendo fortalecida por la Xunta con un conjunto de medidas orientadas a favorecer el regreso a su tierra de los gallegos y sus descendientes, entre las que destacan las becas BEME y las ayudas extraordinarias y al autoempleo como parte del desarrollo de la ‘Estratexia Retorna’. El Gobierno gallego también está reforzando el contacto con los más jóvenes de la colectividad a través de programas como ‘Aventúrate con Galicia’, ‘Conecta con Galicia’, y proyectos de voluntariado y campos de trabajo y continúa apoyando a los mayores con las ayudas económicas extraordinarias y los programas ‘Reencontros na Casa’ y ‘Reencontros na Terra’, que en 2019 cumplieron 30 años. Además, la Xunta continúa contribuyendo al funcionamiento y mantenimiento de las entidades gallegas en el exterior.
Diversas son las razones que subyacen detrás de las políticas de la Xunta en materia migratoria. La primera podría deducirse de la deuda impagable de Galicia con los que se han visto obligados a abandonar su lugar de origen para abrirse camino en el exterior, adaptándose a otras culturas. Una segunda, y no de menor peso, alude a la necesidad de implementar iniciativas que amortigüen el descenso poblacional en una comunidad autónoma que reconoce en los bajos niveles demográficos un problema del presente y lo vislumbra como un hándicap a superar en el futuro.
La economía es el motor que favorece el desarrollo en cualquier espacio, sea ciudad, país o comunidad autónoma. Tanto es así que, en base a la economía, se pueden mejorar las condiciones de vida de la población y lograr su prosperidad, pilares sobre los que se asientan las sociedades modernas. Pero la economía depende en buena medida de la iniciativa personal o colectiva para crear negocios o empresas que reporten dinero a título privado o en forma de impuestos, lo que, de alguna manera, redunda en el bien común. Cuantos más negocios y empresas se creen, más dinero se generará y a mayor consumo (responsable), mayor riqueza.
Retornar implica un riesgo que no todo el mundo está dispuesto a asumir. Algunos simplemente se lo plantean como una posibilidad, pero solo unos pocos llegan a materializar la idea aun a costa de someterse a un periodo de incertidumbre tras el cual, y a ese clavo se agarran, despertarán a un futuro mejor, más próspero, más acorde con sus sueños y su ideal de vida.
Galicia tiene en las entidades representativas de la emigración un soporte para mantener viva en el exterior la cultura propia y difundir a través de ellas las propuestas orientadas a colaborar con la colectividad. Desde hace años, y desde 2013, al amparo de la Lei da Galeguidade, la Secretaría Xeral de Emigración de la Xunta viene desarrollando programas de apoyo a estas entidades para su correcto funcionamiento y la organización de actividades que posibiliten el cumplimiento de los intereses y finalidades que les son propios, que no son otros que potenciar y realizar actividades culturales, lúdicas y formativas que ponen de relieve la importancia de conservar también en el exterior las tradiciones y el folclore de Galicia.
La Secretaría Xeral de Emigración destinó la pasada legislatura casi 3 millones de euros a mejorar las infraestructuras de las entidades gallegas del exterior y para la adquisición de equipamientos, según datos del propio departamento de la Xunta. El programa se engloba dentro de las subvenciones que el departamento de Emigración del Gobierno gallego viene desarrollando para contribuir al sostenimiento de estas entidades, que actúan como propagadoras de la cultura gallega en el exterior.
Los gallegos del exterior siempre han transmitido a sus hijos y nietos el amor por su tierra de origen y sus costumbres, un lugar que muchos pueden conocer gracias a los programas de voluntariado y de ocio de la Secretaría Xeral de Emigración.
La música y el baile tradicional siempre han estado presentes en la colectividad gallega del exterior que cuenta con numerosas agrupaciones que constantemente buscan mejorar sus habilidades y conocimientos.
Venezuela vive desde hace más de una década en una situación complicada que se agravó en los últimos años y que afecta a todo el país, incluidos los gallegos que residen allí y que, en muchas ocasiones, ven cómo sus ahorros de toda una vida se desvanecen o cómo el sueldo que tienen no llega a nada. A todo esto, hay que sumarle la inseguridad, el desabastecimiento que vive el país y la caída constante de los suministros básicos como la electricidad.
La mayoría de los emigrantes salieron de Galicia hacia América con la idea de poder volver algún día a su tierra, pero en muchos casos esa posibilidad se alejaba a medida que pasaban los años e iban construyendo una vida en el país de acogida. Para facilitar que los mayores con menos recursos pudieran regresar a Galicia para redescubrir sus raíces, la Xunta puso en marcha en 1989 una iniciativa pionera en toda España, ‘Reencontros na Terra’.
La idea del emigrante con éxito es que la más ha calado en el imaginario colectivo, pero esto no siempre es así. Muchos de los gallegos que tuvieron que emigrar no alcanzaron la tan deseada prosperidad económica y, en otros casos, la inestabilidad socioeconómica de los países de acogida llevó a que muchos de los gallegos del exterior se vean al final de sus días con problemas para cubrir sus necesidades básicas, lo que llevó a la Xunta a establecer ayudas económicas extraordinarias individuales.
Abrazos interminables entre lágrimas de emoción son las escenas que cada año se repiten en los aeropuertos gallegos a la llegada de los participantes en el programa ‘Reencontros na Casa’, organizado desde hace más de 30 años por la Secretaría Xeral de Emigración y en el que los beneficiarios disfrutan de una estancia en casa de sus familiares.