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El Centro Gallego de Avellaneda ha cumplido 120 años en los que ha desarrollado numerosas actividades. Para continuar haciéndolo en el futuro contará con la Xunta de Galicia y las diferentes medidas recogidas en la Estratexia de Emigración 2020.
El Centro Gallego de Avellaneda nació el 22 de octubre de 1899 con el nombre de Centro Gallego de Barracas al Sur. La entidad, fundada por un núcleo de vecinos oriundos de Galicia, encontró en Antonio Paredes Rey –primer presidente y socio fundador– el principal pilar para su desarrollo en las primeras horas.
En el año 1903, el Centro Gallego de Avellaneda tomó la decisión de editar un Boletín Oficial que saldría el primero de cada mes. Sus principales objetivos fueron los mismos en los que se pensó cuando se concibió la idea de construir la Institución.
Desde los primeros años de su fundación, el Centro Gallego bregó por una adecuada ilustración de sus asociados. A tal efecto, se fundó el Instituto Cultural, que según anunció el Boletín Oficial del Centro Gallego, “...fue creado para beneficio de los asociados del Centro y para el de sus hijos”.
En el año 1899, un pequeño grupo de gallegos se reunió con el objetivo manifiesto de materializar la idea concebida por ellos mismos de construir el Centro Gallego. No hubo de pasar mucho tiempo para que estos soñadores, encabezados por Antonio Paredes Rey, estableciesen un Centro Social.
Federico Fernández Larrain fue un intelectual de estirpe. Incursionó, a lo largo de su prolífica labor, en la historiografía local, en la plástica, en el ensayo, en la poesía, en la literatura de ficción, en la escenografía, en la pintura, en el dibujo y en el periodismo.
Durante sus primeros años de vida, el Centro Gallego de Avellaneda fue reconocido, entre otras cosas, por el éxito de las fiestas que con frecuencia celebraba en el Teatro Ribadavia y en el salón de su sede social.
En octubre de 1994, el Centro Gallego de Avellaneda comenzó a dictar, por intermedio de la profesora Marcela Rodríguez, clases de danza española, flamenco y gallego. En aquél entonces, tan sólo cinco alumnas integraban el cuerpo de baile que ensayaba en el salón de fiestas.
En el año 1922, la Comisión Directiva presentó ante la Asamblea Social un proyecto de ampliación y remodelación del edificio. La idea era levantar un majestuoso frente con dos pisos sobre la avenida Mitre. La obra fue finalmente inaugurada en enero de 1927 y dotó a la ciudad de Avellaneda de uno de sus más espléndidos edificios.
En 1998, la municipalidad de la ciudad de Avellaneda encargó al presidente del Centro Gallego, Juan Rodríguez, que iniciase las gestiones para llevar adelante el hermanamiento con Vigo. El intercambio a realizar debía ser de orden cultural, deportivo y empresarial.
En el año 1908, el Concejo Deliberante de la ciudad de Avellaneda sancionó una ordenanza que daba el nombre de avenida Galicia a la antigua calle de la Mosca, en el centro del barrio de Piñeyro.
El sábado 30 de octubre, el Centro Gallego de Avellaneda celebró su cumpleaños número 100 y se convirtió así, en una de las instituciones españolas más antiguas de Iberoamérica.
Cuando Rudi Varela fue convocado por la municipalidad de Avellaneda para realizar la biografía de Manuel Estévez Caneda (fue publicada en la serie Aportes Historiográficos N° 2, en noviembre de 1997), no dudó en afirmar que “hacer su biografía es hacer la historia de los primeros siete lustros del partido”.
Amaro Giura fue un talentoso vecino de Avellaneda cuyos escritos versaban sobre la vida de Barracas al Sur.
José Rodríguez Fauré nació en Avellaneda, sus padres –de apellidos Baltasar y Rodríguez Pérez– eran naturales de Ourense. A los cinco años, comenzó a aprender música con su padre. Tan sólo cuatro años después, compuso pequeñas obras para bandas e hizo arreglos de obras de distintos compositores.
En la sesión del primero de marzo de 1901, la Comisión Directiva del Centro Gallego de Barracas al Sur aprobó la celebración de una serie de festejos populares para conmemorar una fecha gloriosa de Galicia: el día de Santiago Apóstol. Nacen así, las recordadas romerías gallegas de Barracas al Sur y Avellaneda.
Cuando en 1905 se adquirió el actual terreno, ubicado en la Avenida General Mitre, llegó finalmente el momento de materializar el perseguido anhelo de contar con una casa propia. Casi de inmediato, se planeó un proyecto de obras que se ajustó a las fuerzas financieras de la caja social y, al cabo de poco tiempo, se dio principio a la secretaría y dependencias.
En algunos números del Boletín Oficial se publicó una sección que aparecía bajo el título ‘De todo un poco’. Allí se condensaron informaciones que iban desde la inauguración del nuevo comercio de uno de los asociados, pasando por la oferta de productos del almacén de algún compatriota, hasta la puntuación de las publicaciones que el Centro recibía todos los meses.
A lo largo de estos 120 años de existencia varias fueron las personalidades que con su presencia enaltecieron el nombre de la Institución. Demasiado extenso sería entonces designarlos uno por uno. Sin embargo, sí es posible nombrar a aquellos hombres cuyas rúbricas en el libro de oro del Centro los hicieron inmunes al paso del tiempo y al desgaste de la memoria.
Con motivo del centenario, y además de la gran fiesta que mereció esa conmemoración, el Centro celebró numerosos festejos a lo largo de 1999.