Opinión

Rotativa de votos

A la acomodada y etnocentrista Europa le cuesta entender cómo se las gastan los grandes periódicos privados de América Latina, leídos y financiados por una ínfima minoría de señoritos que pretenden que cada churro que salga de su rotativa golpista tenga el mismo valor político que un ciudadano real con su voto, especialmente cuando no se vota lo que la minoría dominante quiere.
A la acomodada y etnocentrista Europa le cuesta entender cómo se las gastan los grandes periódicos privados de América Latina, leídos y financiados por una ínfima minoría de señoritos que pretenden que cada churro que salga de su rotativa golpista tenga el mismo valor político que un ciudadano real con su voto, especialmente cuando no se vota lo que la minoría dominante quiere. A esa aristocracia periodística y corporativa –el negocio de la segunda, y jamás el interés general, es el único fin de la primera– le cuesta mucho asumir que el continente empieza a sumar los votos antes que los periódicos. Por eso algunos periódicos españoles, y de manera señalada aquellos que defienden los intereses coloniales de las grandes empresas españolas (anunciantes millonarios del periódico) pretenden convertir en un debate sobre la libertad de expresión la condena al periódico ecuatoriano El Universo por insultar, animar al magnicidio y negar la representatividad del presidente Eduardo Correa, negando la soberanía de la mayoría social que apoya al Gobierno de aquel país. Por mucho menos se condena en Europa.  A los denominados ‘indignados’ españoles se les conoció por proclamar a los políticos la frase ‘No nos representan’ y después de manifestarse se iban a casa a leer sus aventuras en el mismo periódico que protege al poder. Los que no les representan, antes que los políticos, son los medios de comunicación.