El monumento marca un hito del Camino de Santiago Antártico-Camino Blanco

Rodríguez Miranda inauguró un cruceiro de cinco metros de piedra gallega en pleno corazón de Buenos Aires

El cruceiro gallego entronizado en la explanada de la Iglesia de San Ignacio de Loyola marca, desde este sábado, un hito del Camino de Santiago Antártico-Camino Blanco, en el corazón de Buenos Aires. Con la presencia del secretario xeral de Emigración, Antonio Rodríguez Miranda, en las escalinatas del templo más antiguo de la ciudad, se inauguró el cruceiro de 5 metros de altura y casi 3.000 kgs., esculpido en piedra gallega.

Rodríguez Miranda inauguró un cruceiro de cinco metros de piedra gallega en pleno corazón de Buenos Aires
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Rodríguez Miranda, durante su intervención en el acto inaugural del cruceiro.

El cruceiro gallego entronizado en la explanada de la Iglesia de San Ignacio de Loyola marca, desde este sábado, un hito del Camino de Santiago Antártico-Camino Blanco, en el corazón de Buenos Aires. Con la presencia del secretario xeral de Emigración, Antonio Rodríguez Miranda, en las escalinatas del templo más antiguo de la ciudad, a metros de Plaza de Mayo, se realizó la entronización y bendición del cruceiro de 5 metros de altura y casi 3.000 kgs., esculpido en piedra gallega por maestros artesanos pontevedreses.

Junto al responsable autonómico de Emigración, estuvieron el delegado de la Xunta de Galicia en Argentina, Alejandro López Dobarro; el cónsul adjunto, Jorge Noval; el párroco Francisco Baigorria; el director de No residentes de Abanca, Alberto Cacharrón; y el  presidente de la Obra Social Ospaña, José Luis Seoane, los dos últimos en representación de las entidades privadas que colaboraron con la fabricación e instalación del monumento.

La celebración comenzó a las 11:30 horas, con una misa, que celebró el párroco Francisco Baigorria, y congregó a una gran cantidad de representantes y referentes del colectivo gallego y español en Buenos Aires, además de autoridades españolas y argentinas.

Al término del oficio religioso, se llevó a cabo la ceremonia de entronización que acompañaron conjuntos folklóricos gallego-argentinos que interpretaron los himnos de Argentina, España y Galicia.

Desde las escalinatas de la Iglesia de San Ignacio (1722), la más antigua de Buenos Aires, Rodríguez Miranda destacó “la relevancia, no solo simbólica sino también histórica, que tiene la presencia de este cruceiro enclavado a metros de la Plaza de Mayo, en el corazón de esta ciudad –dijo–, que tantos gallegos cobijó y hoy continúa cobijando”.

“Este cruceiro –señaló– tiene por finalidad principal recoger y fijar un estandarte que señaliza ese vínculo que existe entre Argentina y Galicia”. “Y lo hace –continuó–, con un símbolo tradicional y milenario de Galicia situado, además, en un cruce de caminos como suele estar en Galicia, al lado de una iglesia en la que habitualmente tantos gallegos celebran al Santiago Apóstol y dentro también de la Manzana de las Luces, con la significación intelectual que tiene para la ciudad de Buenos Aires”.

El responsable autonómico destacó asimismo que “esta pieza de arte” no está allí solo para recordar a aquellos que vinieron un día a empezar una nueva vida; sino “para decirle a sus hijos, nietos y biznietos” que ellos también forman parte de Galicia, una Comunidad que los espera con los brazos abiertos, si un día quieren volver a su tierra.

La novedosa creación del Camino Antártico, que designa el templo de San Ignacio como punto del peregrino y sellado de credenciales, fue inaugurada por el buque oceanográfico español ‘Hespérides’, de regreso a España, al término de la campaña antártica 2016-2017.

La Iglesia de San Ignacio de Loyola es considerada la más antigua de la Buenos Aires Colonial. Donde existía una primitiva construcción de los jesuitas, comenzó a edificarse la actual Iglesia en 1712, proyectada e iniciada por el hermano coadjutor Juan Krauss.

Éste falleció en 1714 y para finalizar la obra se le encargó el trabajo a Giovanni Andrea Bianchi, otro hermano coadjutor de la Orden, considerado uno de los más importantes autores de la arquitectura colonial en la Argentina. Junto a su compatriota, el hermano Juan Bautista Prímoli, y en colaboración con el maestro herrero Pedro Weger y el carpintero bávaro Juan Wolff, concluyeron la obra en 1722.

Este templo jesuita se encuentra dentro de la Manzana de las Luces, un área de la capital reconocida por su rol educativo y cultural en la historia de la ciudad y el país. Fue declarada Monumento Histórico Nacional en el año 1942.