Se enteró de las becas BEME “a través del Lar Gallego” de Costa Rica

Raúl Barrantes: “La beca te abre muchas puertas, no solo por el ámbito profesional, sino también por la experiencia”

A pesar de que se tiene que remontar a su bisabuelo para encontrar un ascendente gallego, Raúl Barrantes siempre se interesó por Galicia. “Una tía abuela mía, Julia Pampillo, es la que ha activado la cultura gallega en nosotros. Ella es la presidenta del Lar Gallego de Costa Rica”, explica este beneficiario de una beca BEME (Bolsa Excelencia Mocidade Exterior).

Raúl Barrantes: “La beca te abre muchas puertas, no solo por el ámbito profesional, sino también por la experiencia”
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Raul Barrantes asegura que su futuro, "al menos a medio plazo", pasa por quedarse en Galicia.

A pesar de que se tiene que remontar a su bisabuelo para encontrar un ascendente gallego, Raúl Barrantes siempre se interesó por Galicia. “Una tía abuela mía, Julia Pampillo, es la que ha activado la cultura gallega en nosotros. Ella es la presidenta del Lar Gallego de Costa Rica”, explica este beneficiario de una beca BEME (Bolsa Excelencia Mocidade Exterior).

La colectividad gallega de Costa Rica es pequeña, ya que en el país residen actualmente poco más de 1.000 gallegos. De hecho, explica Barrantes, su bisabuelo se fue primero a Cuba y luego ya a Costa Rica, donde conoció a su mujer y fundó una familia. “Mi bisabuelo es gallego, emigró hace 90 años a Latinoamérica. Primero fue a Cuba, donde había una gran cantidad de gallegos. Estuvo un tiempo en Cuba trabajando y en uno de los viajes de asignación que tenía se fue a Costa Rica a trabajar en una compañía bananera”, explica Barrantes.

Este joven de 27 años lleva un año en Santiago, a donde vino, a través de las becas BEME, para estudiar el máster en ‘Big Data: Tecnologías de Análisis Masivos’, de la Universidad de Santiago de Compostela. Actualmente, tiene pendiente realizar el trabajo de fin de máster, pero ya tiene trabajo “porque hay mucha demanda de empleo para este máster”.

Barrantes asegura que está “muy contento” en Galicia, la tierra de su bisabuelo que ahora ha podido conocer gracias a la BEME. “Si no fuera por la beca no hubiera venido”, reconoce este joven que explica que se enteró de la existencia de estas becas “a través del Lar Gallego y de la comunidad de Descendientes de Españoles en Costa Rica”. “Ya me enteré cuando se hizo la primera convocatoria en el año 2017 pero hasta el año pasado no estaba preparado”, matiza.

“La beca –asegura– te abre muchas puertas, no solo por el ámbito profesional, sino también por el lado de la experiencia, de conocer una cultura, de conectar con las raíces que uno tiene y también la posibilidad de conocer a la familia. Esto es un valor añadido”.

Este costarricense participa en la ‘Asociación Jóvenes Emigrantes de Galicia’ destinada a crear lazos que permitan favorecer la integración social en Galicia de los beneficiarios de las becas BEME (Bolsas Excelencia Mocidade Exterior), así como de todos aquellos estudiantes procedentes del exterior que se han decidido a ampliar sus conocimientos en la comunidad gallega. “Estamos trabajando para ayudar a la gente y acompañarlos en el cambio que hay que hacer”, explica Barrantes, quien asegura que para él “llegar a Galicia fue un cambio brusco por el clima y la personalidad de las personas, y eso lleva un proceso de adaptación”. “Fue duro –continúa– por estar en un lugar diferente y empezar de cero los amigos y las conexiones sociales. Lo que más me ayudó fue estar en grupos, como el de la asociación de los BEME, y conectar con las personas, tanto emigrantes como gallegas porque es muy importante conocer gente de aquí”.

Raúl Barrantes valora positivamente la beca porque “te ayuda a emigrar y emigrar provoca crecimiento. Es bueno salir de la zona de confort porque te permite crecer profesionalmente y, en este caso, reconectar con las raíces”. “Siendo emigrante –explica– conectas con un pueblo que es grande, Galicia es un pueblo que tiene historia, cultura y literatura y es importante hacer esa conexión”.

Una vez que ya estaba adaptado a su nueva vida en Galicia, llegó la pandemia y el confinamiento. “Yo estaba haciendo actividades, participando en charlas y conciertos, y fue complicado. La pandemia nos pilló a cada uno de una forma diferente, fue complicado, pero de todo se aprende”.

En un principio, se planteó si quedarse o no, pero finalmente optó por quedarse y “me fue bien, pero tengo compañeros a los que se les complicó mucho la situación porque conseguir un trabajo después de la pandemia es más difícil”. A todo eso, se añadía la incertidumbre de la situación de la familia en Costa Rica. “En concreto, –explica– mi madre es costurera de ropa de eventos, pero al no haber eventos no tenía trabajo, así que al final se puso a hacer mascarillas”.

El futuro, “por lo menos a medio plazo”, pasa por quedarse en Galicia. “Por ahora estoy aquí cómodo, no solo trabajando porque lo importante es ir más allá, no sólo estoy aquí para trabajar sino para vivir una experiencia” que, por el momento, es positiva porque me está ofreciendo la posibilidad de aprender y disfrutar de este lugar”.