Opinión

¡Prepotentes!

Quizá la palabra que mejor defina a Cristina Borbón y Grecia, y a Iñaki Urdangarin Liabert, sea la de prepotentes. Es una mezcla de impunidad chulesca que podemos ver en la lista de compras que hacían con el dinero público que defraudaban, que robaban. Desconozco la importancia de las caras clases de salsa-merengue de la hoy hermana del rey, pero ahí están junto a los 46.291,15 euros gastados en barandillas y pasamanos para su casa-palacio en Barcelona.
Según el auto del juez José Castro Aragón, por el que se le imputa como cómplice necesaria para la comisión de los 25 delitos que se le imputan a Urdangarin Liabert, Cristina Borbón y Grecia se encargaba de contratar a los empleados del hogar familiar “anunciando a los aspirantes, cuya situación irregular en España le era conocida, que, de ser contratados, se les abonarían sus salarios en dinero negro”.
Al duque de Palma consorte, Iñaki Urdangarín Liabert, se le imputan 25 presuntos delitos: cinco de prevaricación, cinco de malversación de caudales públicos, cinco de fraude a la Administración y cinco de tráfico de influencias, uno de falsedad en documento oficial, uno de falsificación de documentación mercantil, uno de estafa y dos delitos de fraude a Hacienda.
Mientras, de tal palo, tal astilla; (Juan Carlos I) el padre-suegro, ex rey, multimillonario, marcó el camino del matrimonio directa e indirectamente.  
El futuro de la monarquía en España está ligado a unas clases de salsa, a pasamanos y a crápulas como el ‘bigotes’, Jaume Matas i Palou (expresidente de Islas Baleares) y a un mangante como Iñaki Urdangarin Liabert.