Opinión

Ni independencia ni terror

Coincidiendo con los momentos electorales, en Galicia se multiplican –y se coordinan muy bien– las noticias y las acciones policiales sobre un presunto “terrorismo de independentistas gallegos” y usted, lector de ultramar, se quedará con una imagen terrorífica de nuestro país como si los gallegos sufriéramos una versión propia de ETA, una organización que con los años se volvió criminal pero que tiene unos
Ni independencia ni terror

Coincidiendo con los momentos electorales, en Galicia se multiplican –y se coordinan muy bien– las noticias y las acciones policiales sobre un presunto “terrorismo de independentistas gallegos” y usted, lector de ultramar, se quedará con una imagen terrorífica de nuestro país como si los gallegos sufriéramos una versión propia de ETA, una organización que con los años se volvió criminal pero que tiene unos orígenes legítimos como respuesta a las torturas y crímenes que durante años perpetró el Estado español en el País Vasco. Es cierto que existe un grupúsculo difuso y desorganizado de chavales desnortados que van colocando grandes petardos y que se refugian en siglas políticas para tratar de legitimar esos delitos sin justificación política, pero no engañemos a la gente relacionándolos con el independentismo o el terrorismo. Hay más terror en miles de parados, en estafados por los banqueros que no pisan la cárcel o en el borrador del nuevo Código Penal promovido por el ministro Gallardón que en los petardos de cuatro inconscientes. Y hay verdadero independentismo y/o nacionalismo en miles de gallegos tranquilos y coherentes que tienen un modelo de país distinto al que vende el centralismo español, un nacionalismo que no se ha manchado las manos de sangre como sí ha hecho el Estado español para mantener su modelo. Así que, querido lector, cuando vaya a votar hágalo por las siglas que le dé la gana sin preocuparse de nada más que del programa que no cumplirán los candidatos. No se deje prender por la doctrina del miedo, que es la causante de que cada vez se reparta peor la riqueza del mundo.