Aitor Lata recibió una subvención de la Xunta para una plantación de huerta y fruta ecológica

“La moda es la plantación convencional mientras que la ecológica lleva toda la vida”

Aitor Lata Rodríguez es uno de los jóvenes a los que la Xunta concedió una ayuda para incorporarse a la actividad agraria en este año y está montando su explotación de huerta y de fruta en el municipio coruñés de Oza-Cesures.

“La moda es la plantación convencional mientras que la ecológica lleva toda la vida”
13.Aitor Lata
Aitor Lata, ayudando a su hermano en la explotación de este último.

Aitor Lata Rodríguez es uno de los jóvenes a los que la Xunta concedió una ayuda para incorporarse a la actividad agraria en este año y está montando su explotación de huerta y de fruta en el municipio coruñés de Oza-Cesures.

“Mi hermano ya lleva trabajando en huerta unos cuantos años y tiene una experiencia que a mí me sirve de mucho”, comenta este joven de 26 años. 

La principal dificultad, explica, es la inversión, los tiempos y tener que esperar a que te concedan la subvención y luego montar el invernadero, que no lo puedes materializar de inmediato para poder tener algo ya. “Al final, es mucho tiempo de espera” y un tiempo “con mucha incertidumbre de no saber si puedes o no puedes” y sin saber si vas a tener ingresos “tienes que seguir pagando autónomos y el préstamo”. 

Este joven agricultor está montando una pequeña explotación ecológica con 400 árboles frutales y unos pocos miles de metros de invernadero. “La moda es la plantación convencional, que solo lleva 50 ó 60 años, mientras que la ecológica lleva toda la vida”, asegura Lata, quien espera poder comercializar la plantación de huerta en verano pero los árboles no darán su fruto hasta dentro de tres o cuatro años “y mientras tanto hay que seguir cuidándolos”.

Aitor Lata asegura que las ayudas que ofrece la Xunta a los jóvenes están muy bien para que haya un relevo generacional en el campo, pero aun así cree que son insuficientes porque aunque se incorporen 2.000 jóvenes a la producción es mayor que el número de personas mayores que dejan de producir. Este joven considera que, además de las ayudas, hay que hacer un cambio en la educación “para que los más jóvenes se interesen más por el campo y no por otras cosas” y tratar de suprimir el periodo de incertidumbre que hay cuando inicias el proyecto. 

“Yo tengo mucha esperanza, a mí me gusta mucho y eso es básico”, asegura este agricultor, que comenta que tienen previsto “una venta lo más minorista posible, directamente al consumidor final, pero también en otros sitios como tiendas y grandes superficies”. “Tienes que tener las tres cosas para ser rentables”, afirma, a la vez que explica que “en un primer momento, nos vamos a dirigir a particulares, negocios y tiendas y ya más a largo plazo a grandes superficies”.

Respecto a la comercialización por internet, asegura que es “muy cauteloso porque es un mundo que no conozco y tampoco sé de casos que les haya ido bien. En todo caso, nos lo plantearíamos más adelante”.

“Queremos que sea una cosa de casa –dice– porque queremos llevar una vida tranquila y no entrar en cosas muy grandes, porque lo que realmente queremos es comprar tranquilidad”.