Opinión

La hora de Ángela

La reciente cumbre entre líderes europeos celebrada en Berlín (Alemania) dejó entrever algunos cambios que se esperan en el eje europeísta franco-alemán. Porque la anfitriona Ángela Merkel quiere resucitar la tradicional alianza entre Berlín y París con Emmanuel Macron en la presidencia gala.
El encuentro tuvo lugar previo a la cumbre del G-20 de esta semana en Hamburgo. Y, sobre todo, ante la polémica visita de Donald John Trump a esta cumbre. El mandatario estadounidense parece gravitar colateralmente en el neo-eje franco-alemán. Merkel y Macron buscan una posición común ante la salida ‘trumpista’ del Acuerdo de París sobre Cambio Climático y ante el proteccionismo económico.
En el fondo, Merkel quiere revitalizar un eje europeísta aún confundido. Trump busca la erosión de la Unión Europea (UE) con el Brexit y la posibilidad de retrotraer el eje atlantista anglosajón desde Washington hasta Londres. Todo ello fuera del radio de gravedad de Bruselas, o más bien de Berlín. 
Merkel se siente cada vez más imprescindible para Europa y sabe que tiene en sus manos una reelección edulcorada en los comicios alemanes de septiembre. Para ello, debe revitalizar el eje europeísta, con Brexit y Trump acechando. Y no tiene problemas en echar amarras al puerto. Ya lo dijo hace semanas, tras una cumbre de la OTAN y ante los desplantes de Trump: “Europa debe resolver sola sus problemas”. Mensaje directo: se acabó la dependencia de Washington y de la OTAN.
Con Macron, suerte de delfín para Merkel, la canciller alemana construirá el nuevo eje, dominado claramente por Berlín. Puede que el establishment europeísta se sienta parcialmente aliviado, pero el reto estratégico es geopolítico: marcar un equilibrio entre Estados Unidos, Rusia y China, la troika del poder global. Todo un reto para Merkel, que deberá combinar con sagacidad la diplomacia de Adenauer con la firmeza de Bismarck.