El director del Centro Asociado de la UNED en Zamora participa en el curso sobre migraciones de Pontevedra

Juan Andrés Blanco: “Hay que plantearse en qué sentido conviene que sigan existiendo los centros del exterior”

Las sociedades de españoles en el exterior han jugado un papel fundamental entre la colectividad emigrada a América, pero “lo importante es el presente” y “hay que plantearse en qué sentido conviene que sigan existiendo”, dijo el director del Centro Asociado de la UNED en Zamora, Juan Andrés Blanco Rodríguez, durante su intervención en el curso de verano sobre migraciones que se celebra estos días en la UNED de Pontevedra.

Juan Andrés Blanco: “Hay que plantearse en qué sentido conviene que sigan existiendo los centros del exterior”
Juan Andres Blanco
Juan Andrés Blanco, durante su intervención en la UNED de Pontevedra.

Las sociedades de españoles en el exterior han jugado un papel fundamental entre la colectividad emigrada a América, pero “lo importante es el presente” y “hay que plantearse en qué sentido conviene que sigan existiendo”, dijo el director del Centro Asociado de la UNED en Zamora, Juan Andrés Blanco Rodríguez, durante su intervención en el curso de verano sobre migraciones que se celebra estos días en la UNED de Pontevedra.

Convencido de que “hay centros que quieren seguir existiendo”, es fundamental que “vayan cambiando” y “que los nuevos emigrantes se vayan incorporando”, aseguró durante su conferencia sobre ‘El significado de las asociaciones en la emigración española a América, con la que cerró las intervenciones de esta mañana.

Después de varias décadas estudiando el fenómeno del asociacionismo español en América del Sur, principalmente en Cuba y Argentina, Blanco Rodríguez considera que los centros del exterior “hay que cambiarlos para que cumplan con su función” en la actualidad y, “si quieren pervivir, tienen que renovarse generacionalmente”, porque los jóvenes de hoy en día demandan otra clase de actividades. Además, “si quieren pedir ayuda a las administraciones españolas, nos tienen que ser rentables también a nosotros”, dijo el investigador, quien hizo un recorrido por la historia del asociacionismo español en América.

Más de 2.000 entidades se crearon en el nuevo continente por iniciativa de los emigrantes que partieron de España entre los siglos XIX y XX, y más de dos millones y medio de personas abandonaron el país rumbo a América por estas fechas, la mayoría de las cuales se integraron en estos centros asociativos que, inicialmente, se crearon con un fin asistencialista y para prestar servicios que los estados a los que llegaban no les proporcionaban, como la asistencia sanitaria. Así, hospitales como los del Centro Gallego en La Habana “constituyeron la base del sistema sanitario en Cuba”, a donde los socios no iban mucho, pero sí acudían cuando necesitan hacer uso del hospital. En países como México, Argentina o Guatemala “ocurre lo mismo”, y eso hasta que los estados comienzan a ofrecer servicios sanitarios, como fue el caso de Cuba con la llegada de Fidel al poder.

También servían como centros educativos y para preparar a los emigrantes en asuntos como el comercio, que era donde estaba “el negocio” en esa época. En La Habana, el Centro Gallego era el “mejor ejemplo”, dice, ya que tenía una escuela a la que acudían estudiantes de día para aprender a leer o a escribir y por la noche se impartían clases sobre asesoría jurídica o servicios bancarios. También se ofrecían servicios para ayudar a los recién llegados a La Habana. También se impartían clases sobre cómo adaptarse al país de acogida, y a ellas acudían los emigrantes que buscaban “mejorar sus condiciones de vida, para ellos y también para sus hijos”.

Porque la realidad era que los emigrantes necesitaban adaptarse a su lugar de destino. “Desde aquí les pedimos que sigan siendo españoles o gallegos, pero ellos lo que quieren es adaptarse”, confiesa el ponente. Por eso, “la identidad la negocian para que sus hijos no tengan ningún problema. Si se prima que se nacionalicen cubanos, se nacionalizan”, asegura.

Blanco Rodríguez también habló del sentido excluyente que mostraron colectividades como la vasca o la catalana, frente a la gallega, que “desde el Centro Gallego de La Habana defendía el cultivo del gallego y también del español”.

En Nueva York, hasta los años 30, el movimiento asociativo español también fue “muy importante”, asegura Blanco, lo mismo que en México, con la llegada de exiliados tras la Guerra Civil Española.

En otro de los países, como Brasil, la presencia de españoles también fue muy importante, ya que hasta ese país se acercaron en tiempos de la gran emigración hasta 700.000 emigrantes, la mayoría de los cuales eligieron São Paulo y Salvador de Bahía para establecerse.

Pero el asociacionismo es “un proceso que sigue existiendo”, matizó el conferenciante, y, de hecho, cuando se constituyeron las autonomías, se revitalizaron las asociaciones del exterior, ya que se despertó el interés “en recuperar la relación con sus asociados”. Se entendía que “era positivo en una y otra dirección”, sobre todo “cuando el cómputo del voto” exterior tenía mayor importancia.

Entre finales del siglo XIX y principios del XX comenzaron a proliferar las asociaciones vinculadas a localidades o comarcas concretas, comentó Blanco. Según él, estas entidades se crearon con la intención de contribuir al desarrollo del lugar de origen, con la construcción de escuelas, lavaderos, acometidas de agua, arreglos de ermitas. También pagaban las fiestas del pueblo. Porque el emigrante tenía la idea de que después de un tiempo fuera, iba a volver, pero acontecimientos como las dos guerras mundiales o la Guerra Civil Española frustraron sus planes hasta el punto de que muchos de ellos no regresaron nunca a su lugar de origen.

Hoy en día son sus descendientes y las nuevas generaciones de emigrantes los que tienen que continuar con la labor de esas entidades, pero “hay que cambiar los servicios que prestan” en función de las nuevas demandas. “Hay que incorporar a los jóvenes que tienen otras necesidades y otras formas de asociación”, concluyó Blanco.

Previamente a la intervención de Blanco Rodríguez, tuvo lugar la exposición de Raúl Gil Benito, cofundador de la asociación Volvemos.org, que se encarga de asesorar a las distintas administraciones sobre la manera de optimizar los recursos públicos a la hora de ponerse en contacto con los emigrantes dispuestos a retornar a España después del periodo de crisis.

Intervención de Miranda

La sesión vespertina se inicia con la conferencia del secretario xeral de Emigración de la Xunta, Antonio Rodríguez Miranda, que hará un repaso ‘Desde la emigración al retorno. Situación actual en Galicia’.