Opinión

Galicia, célula de universalidad

Galicia, célula de universalidad

Hace muchos años ya, en la televisión de la España franquista en Madrid preguntaban al escritor ferrolano Gonzalo Torrente Ballester por qué su obra no era más conocida en Madrid.
Socarronamente, Torrente Ballester explicaba al periodista que, bueno, la verdad es que en Galicia poco se habla de Madrid, se habla mucho más de La Habana, Buenos Aires, Montevideo, New York… Y es verdad, Galicia, debido a su masiva emigración, no confundir con unos cuantos que emigran, creó otras ‘Galicias’ en todos estos sitios que, a su vez, alimentaban y retroalimentaban la vida cultural del país físico.
Madrid (España) siempre estuvo de espaldas al hecho particular gallego (geográfico o cultural). Y las masas de gallegos que emigraban temporalmente a segar el trigo en Castilla no eran fijas. Había otros grandes ejércitos de gallegos que invadieron Madrid con sus casas de hospedaje o sirviendo en las casas. El fiero castellano fue implacable con ellos, como lo había sido en otras épocas, y lo utilizó como mofa.
Pero aquí ganó la retranca de un país, la de la respuesta de Gonzalo Torrente Ballester que probablemente los madrileños y españoles no entenderían, porque nunca contaron con otra España fuera de España, por la dificultad del español de hacerse, amoldarse y no perderse en ese nuevo molde, cosa que el gallego hizo a la perfección siendo porteño sin dejar de ser gallego, como Luis Seoane López, Eduardo Modesto Blanco Amor y miles más.
Galicia es así el territorio más cosmopolita que tuvo el Estado, mucho antes que se inventasen términos como globalización. Desde presidentes hasta cualquier cosa poblaron la geografía iberoamericana, pero, a pesar de todo eso, aún existe la misma pregunta que se le hizo en su día a Torrente Ballester… “¿si usted es tan bueno… por qué no se le conoce tanto en Madrid?”
La respuesta no está abierta a interpretaciones, sólo la de Gonzalo Torrente Ballester es aplicable de aquí a la eternidad.