Opinión

Don Xosé Filgueira Valverde y el ‘Himno Galego’

Don Xosé Filgueira Valverde y el ‘Himno Galego’

O Himno Galego. Da “Marcha do Reino de Galicia” a “Os Pinos” de Veiga e Pondal es el título de la obra escrita por el gran polígrafo, catedrático y escritor Xosé Fernando Filgueira Valverde en Pontevedra, 1991, a quien este año de 2015 se le dedica el “Día das Letras Galegas”, con la luz encendida de la efeméride del 17 de mayo, reflejo de la publicación de Cantares Gallegos de nuestra Rosalía de Castro en la imprenta de Juan Compañel en la histórica rúa Real de Vigo, en 1863.
El texto nos abre sus puertas con un dibujo de perfil de Filgueira Valverde realizado por la mano de Castelao. “Dou resposta ós amigos que inquiren datos sobre a ‘Marcha Real’ de Galicia. Digo o pouco que sei: os eruditos da Coruña poderán aportar outros pormenores”, escribe el inolvidable y egregio Xosé Filgueira. Y agrega: “A melodía da ‘Marcha’ adeprendéralla un famoso gaiteiro coruñés ó vello e petrucial Lugrís Freire. Anotouna e fixo unha harmonización Pilar Castillo. Déronme a copia en abril do 1924. Nos anos trinta podía ser escoitada en Lugo, á entrada na Catedral da representación do Antigo Reino, para a Ofrenda do Corpus, na única ocasión en que a Xunta, tornaba a cobrar vida, por unhas horas, en turno das sete cidades”.
El compositor Pascual Veiga, a criterio del recordado profesor, tal vez pudo tenerla presente al escoger el tema del “Himno Galego”, señalado en el muy hermoso ‘limiar’ que precede al coro. En cuanto a la “Xunta do Reino”, si anhelamos conocer mejor lo que fue, es imprescindible leer los artículos de Pérez Constanti así como los tres valiosos tomos que dedicó a su historia Enrique Fernández Villamil. “Coido que o afincamento e a popularidade do noso ‘Himno’ é un feito social trascendente –nos recuerda el insigne Don Xosé Filgueira–, porque foi ‘escolleito’, non imposto por acordos nin degredos, e porque as xentes tiñan moito onde elixir”. La génesis del ‘Himno’ de Eduardo Pondal con la música de Pascual Veiga no nos ofrece duda alguna. En la convocatoria del Gran Concurso Musical, promovido en el año 1890 por la Sociedad ‘Recreo de Artesanos’ de A Coruña, con “xurado de París” presidido por Laurent de Rillé, uno de los premios se otorgaba a una ‘Marcha Regional Gallega’. Pascual Veiga –discípulo, como el maestro Montes, del maestro mindoniense Pacheco, y por entonces afamado por ‘Alborada’– se dirigió a Pondal, pidiéndole la letra. El 5 de abril el bardo desde Ponteceso le envió el célebre poema ‘Os Pinos’. Este “Que din os rumorosos…” durmió, no obstante, sin que se hablara de él, hasta el 31 del mes de diciembre de 1906, el año de la muerte de Veiga, en que Xosé Fontenla Leal toma la iniciativa de convertirlo en “Himno Galego”. Fontenla hizo que, en homenaje a Veiga, fuese interpretado en el ‘Gran Teatro do Centro Galego’ de La Habana el día 20 de diciembre. Al año siguiente, la Junta del mismo Centro, puesta en pie, aprueba la moción de que fuese declarado oficial para todos los actos de dicha Sociedad.
Eduardo Pondal escribió muchos borradores hasta hallar la forma para las ideas de las 10 estrofas. Eran tres los temas fundamentales: el hablar de los pinos, ya llamados “rumorosos”; la mención a los hermanos de Portugal, con la alusión al ‘Luso’ Camoens, y el cuidado hacia los emigrados, que “peregrinan” en una versión y en una variante son “dispersos”. Ahora mismo evoco junto a mí, siempre humanísimo y sabio, el “Breogán” eterno de Don Xosé.