Opinión

La charlita de Zapatero

Ninguna empresa privada del mundo, como es lógico, regala el dinero. Y ninguna conferencia insulsa impartida por un inútil contrastado vale 60.000 euros. Eso es lo que ha cobrado el expresidente español Rodríguez Zapatero, del PSOE, por ofrecer una charla en Venezuela a un grupo de empresarios entre los que se encuentran promotores de un golpe de estado contra el actual gobierno democrático de aquel país.
La charlita de Zapatero
Ninguna empresa privada del mundo, como es lógico, regala el dinero. Y ninguna conferencia insulsa impartida por un inútil contrastado vale 60.000 euros. Eso es lo que ha cobrado el expresidente español Rodríguez Zapatero, del PSOE, por ofrecer una charla en Venezuela a un grupo de empresarios entre los que se encuentran promotores de un golpe de estado contra el actual gobierno democrático de aquel país. Hay que decir, primero, que esa cantidad es equivalente a cien veces lo que cobra en España durante un mes entero un obrero venezolano que viene a ganarse la vida a Europa (esto le desacredita para siempre como socialista y obrero, no puede decir jamás que es de izquierdas). Está demostrado que este señor hundió la vida de millones de españoles, pero hay que reconocer que engordó el zurrón de algunas grandes corporaciones y empresas financieras (España no es hoy más pobre sino más desigual; no hemos sufrido el bombardeo de Dresde). Por eso hay que pensar que Zapatero fue a un acto político y cobró por influir políticamente contra el gobierno que fue elegido por la mayoría del pueblo venezolano a pesar de tener en contra a todos los periódicos privados del país (¿dónde se ha visto una dictadura con toda la Prensa privada insultando al presunto dictador?). De este modo, las empresas que lo contratan podrán recuperar con creces los 60.000 euros invertidos en un parloteo neocolonial que no tendría valor de repetir, por ejemplo, en Alemania atacando a la presidenta Merkel. Lo incomprensible es que en España todavía hay millones de personas que piensan que el PP y el PSOE son distintos.