Opinión

El ‘Brexit’ de Obama

El ‘Brexit’ de Obama

El presidente estadounidense Barack Hussein Obama acaba de realizar una visita oficial de tres días a Gran Bretaña con visos de clara campaña electoral. Pero esta campaña no está enfocada en los comicios presidenciales pautados en Estados Unidos de América para noviembre próximo, donde no puede concurrir a otra reelección, sino en un referendo en Londres pautado para el 23 de junio sobre la permanencia británica en la cada vez más alicaída (des) Unión Europea (UE).
Bajo esta perspectiva, la palabra ‘Brexit’ se ha convertido en una especie de ‘trending topic’ en Londres y Bruselas. La misma denota un curioso juego de palabras, en clave acrónimo, que se refiere a ‘Great Britain’ (Gran Bretaña) y ‘Exit’ (Salida), especulando con que este referendo pueda significar el primer golpe tectónico al proyecto europeísta: que un país vote democráticamente sobre su eventual salida de la UE. 
El ‘Brexit’ es igualmente heredero colateral del ‘Grexit’, aquel otro acrónimo que desde 2010 colocaba a Grecia al borde de la salida del Euro, en este caso por razones de default financiero y económico. Curiosamente, hace un año, y de forma inédita e inesperada, el propio Obama ya se pronunció en contra del ‘Grexit’.
Más allá de la retórica propia de lo políticamente correcto, que es norma general en los actos oficiales e institucionales, la defensa de Obama de la permanencia británica en la UE tiene otros elementos geopolíticos. La doctrina del ‘neoatlantismo’ que Washington está cocinando a través de nuevas herramientas (Asociación Transatlántica, reforzamiento de la OTAN) son factores estratégicamente más importantes, y en la misma la ecuación británica debe ir de la mano la europea. De allí la negativa ‘obamiana’ al eventual ‘Brexit’ plasmado en sus visitas al primer ministro David Cameron, a la Reina Isabel II y al presumible heredero al trono, el príncipe Guillermo. Más claro no puede ser.
Con todo, la campaña en los mass media en contra del ‘Brexit’ se parece a la que existió antes del referendo secesionista escocés de septiembre de 2014. Muy diferente, de paso, a cierta aceptación tácita del ‘Grexit’ en su momento por parte de influyentes sectores de la opinión pública. En ese referendo escocés, Londres aceptó esta fórmula democrática para evitar la secesión británica mientras ahora acepta otra para evitar la salida británica de la UE. Muchas curiosidades en un rompecabezas extraño de soberanías, identidades e integraciones complejas. Y no olviden que Gran Bretaña no está en la zona Euro, no por default sino porque no quiere renunciar a su soberanía financiera.