Es presidenta del CRE de Nueva York y consejera del CGCEE por Estados Unidos

Anna Nadal: “Si los nuevos ven que el Consejo no sirve para nada, está claro que se van a cansar”

Consultora de administraciones públicas y ocupada hasta hace cinco años en proyectos de la UE, la catalana Anna Nadal es la actual presidenta del CRE de Nueva York y ha acudido como consejera al último pleno de Consejo General de la Ciudadanía Española en el Exterior (CGCEE). En esta entrevista concedida a ‘Crónicas de la Emigración’ afirma, entre otras cosas, que “si los nuevos ven que el Consejo no sirve para nada, está claro que se van a cansar”.

Anna Nadal: “Si los nuevos ven que el Consejo no sirve para nada, está claro que se van a cansar”
Anna Nadal
Anna Nadal, durante el último pleno del CGCEE, celebrado en Madrid.

Consultora de administraciones públicas y ocupada hasta hace cinco años en proyectos de la UE, la catalana Anna Nadal emigró a Estados Unidos con su familia por exigencias laborales de su esposo. Actualmente se ocupa de los asuntos domésticos, algo que, en América, asegura, no está mal visto mientras se tienen hijos menores. Pero el destino la colocó como presidenta del CRE de Nueva York, tras ganar los comicios al ‘legendario’ Ángel Capellán, y ello la ha llevado a acudir como consejera al último pleno de Consejo General de la Ciudadanía Española en el Exterior (CGCEE). Reconoce que todavía está situándose respecto a las funciones del organismo que representa, pero su idea es responder a esa representatividad y “hacerlo bien”.

Pregunta. La imagen de Estados Unidos en el Pleno del Consejo ha cambiado con la incorporación como consejera de una cara nueva, joven. ¿Qué le ha animado a disputarle la plaza a Ángel Capellán?

Respuesta. Ángel lo hizo muy bien. Se dedicó mucho a esto y lo vive mucho, por eso le ha sabido muy mal no ser reelegido.

Yo vi un anuncio en el Consulado, pero no sabía si tenía sentido alguno presentarse. Fue él quien me habló de esto y me dijo en qué consistía. Al final, presentamos la candidatura alternativa y tuvimos la suerte de ganar, pero solo le sacamos cuatro votos a la candidatura liderada por Ángel. No es una mayoría muy aplastante, pero mi equipo se presentó a esto y queríamos ganar.

P. ¿Y cómo está resultando la experiencia hasta el momento?

R. Nosotros nos presentamos al CRE con la idea de dinamizar la parte social y cultural y nos encontramos con que el Consejo es un órgano político que casi requiere profesionalidad para entender los temas. Todavía estoy situándome, pero hay que responder a la representatividad y hacerlo bien.

P. ¿Cuáles son las demandas más acuciantes del colectivo emigrante en Estados Unidos?

R. En el Consulado se nos habla de tres tipos de emigrantes en la zona de Nueva York: los no nacidos en España, hijos de españoles; los emigrados en los últimos 15 años, y la emigración más clásica, de hace 30 ó 40 años. Somos un colectivo un poco diverso. Yo creo que represento más a los que han emigrado en los últimos 15 años. Somos gente entre los 30 y los 50 años, la mayoría, con familia; gente preparada, y lo que nos preocupa son las diferencias fiscales a las que estamos sometidos los no residentes en la UE. En el tema de herencias estamos sujetos a un tipo impositivo muy superior al de cualquier comunidad autónoma en España y, además, con un agravio muy fuerte con respecto a los residentes en la comunidad de origen. No paga lo mismo un hermano que resida en España que nosotros, y hablamos de casi un 30% más.

Esto ya les pasaba a los comunitarios hace años, pero una sentencia del Tribunal Europeo reconoció que es discriminatorio.

Esta desigualdad también se produce si tienes una vivienda en España. Si te vas y la pones en alquiler, el impuesto que tienes que pagar es muy superior al que pagarías si estuvieras en España. Mucha gente no sabe que tiene que pagar ese impuesto, pero, en caso de no abonarlo en forma, habría que pagar recargo.

Lo que queremos es luchar para solucionar este problema (que también les preocupa a las consejeras de Australia y Canadá), y en ello vamos a trabajar.

P. Si hablamos de los problemas generales de la diáspora española, ¿en qué asuntos convendría hacer más énfasis?

R. En el voto. Es un tema clásico. Los niveles de votación han caído en picado desde que se aplicó la reforma de la Loreg. Hay que ser muy proactivo para votar desde el exterior, porque hay que estar informado, solicitar el voto, recibirlo y, después, emitirlo. La verdad es que lo han digitalizado bastante, pero lo cierto es que sigue siendo complicado votar. Y si el proceso se produce en periodo de vacaciones, es más complicado todavía, porque puedes no estar en casa para recibir el código que te permite entrar en internet. Hay mucha conciencia de que el voto del exterior es un problema. Los partidos políticos lo conocen y los hay que tienen posiciones políticas concretas al respecto.

P. Lo conocen y, legislatura tras legislatura, se habla de ello, pero parece que no se encuentra una solución fácil. ¿Qué se podría hacer a este respecto?

R. Yo creo que los partidos políticos tienen cálculos de quién vota en el exterior y, ponerle solución al problema, les puede interesar más o menos. La cuestión es que también ha habido problemas de fraude y eso hay que controlarlo. Sobre este asunto influyen dos cosas: el cálculo político y la necesidad de evitar el fraude.

P. ¿Cree que es tan complicado implantar el voto electrónico para favorecer la participación?

R. Yo no sé si el voto electrónico es la solución. Yo creo que es un salto importante, y de implantarlo, hay que hacerlo en el extranjero y en España. Pero solo con volver al sistema anterior de plazos de correos ya se facilitaría mucho más el voto exterior. Quizá serían necesarias más campañas informativas. Lo cierto es que no ha habido un debate al respecto y nosotros lo que tenemos que hacer es presionar para que exista este debate.

Hay que facilitar que se habiliten más colegios electorales. Aquí, en Nueva York, cuando votan los franceses, se abren colegios electorales bilingües en todas las zonas. Por eso, sabemos que hay medidas para que la gente pueda votar y no solo pasan por el voto electrónico.

Hay que mejorar el sistema, pero nosotros no tenemos fuerza política. Votamos, pero poco y mal... A lo mejor hay que pensar en una representación más importante del español en el exterior ahora que ha habido una ola migratoria más amplia. En Francia, por ejemplo, tienen representantes políticos en el exterior. No sé si esto sería la solución, pero, por lo menos, se podría abrir un debate.

P. La demanda de una circunscripción propia para la diáspora lleva años sobre la mesa. En caso de lograrse, ¿servirá para algo más que para dar visibilidad a los problemas del colectivo?

R. Si se da visibilidad a los problemas, eso ya es bastante. Si el colectivo se siente representado y se está generando un debate político, yo creo que eso ya es un paso.

Esto podría derivar en un cambio de concepto de cómo se gestiona la relación exterior. Si una vez pasada la crisis, se quiere poner más énfasis en el exterior y pensar en los emigrantes como un recurso... pues eso cambiaría toda la imagen. En Estados Unidos, con la importancia que tiene el español, nos tomaríamos más en serio la defensa de la lengua. Creo que España puede tener más impacto en el exterior si la emigración tiene mayor representación parlamentaria.

Y aquí pasamos a otro tema que es el de la educación. Yo creo que España lo hace muy bien en la impartición de las clases de lengua y cultura española para los hijos de emigrantes. Bueno, el programa se ha quedado reducido a hora y media de clase presencial a la semana, pero es un programa de calidad, con profesores muy buenos y muy bien pensado y no conozco ninguna otra comunidad que tenga esto. Sé que es un programa espectacular y lo tenemos nosotros, y de ello hay que estar orgullosos. Otros lo están pidiendo. Por eso, pienso que hay cosas que hacer para proyectar al país en el exterior.

P. Integrante de la Comisión de Asuntos Sociolaborales, entre lo que más preocupa en este apartado es la cobertura sanitaria en el exterior. En el caso de Estados Unidos, ¿en qué están más centrados?

R. Lo que más preocupa a los españoles en EE UU es el trato fiscal discriminatorio, más que la sanidad. En EE UU, la mayoría de españoles tiene seguro privado o se acojen al ObamaCare y consumen los servicios sanitarios en EE UU. Si bien es cierto que tu familia y tus amigos siguen en España y si tienes una enfermedad grave supongo que querrás estar con ellos o saber que podrías hacerlo. También es cierto que en los primeros años de la emigración, o cuando hay todavía mucho vínculo con el país, sigues queriendo ver a los médicos que te han tratado toda la vida en tu país por confianza, calidad y comprensión del sistema. O si tienes hijos y vas a volver, puedes querer estar al día de las vacunas y revisiones. Supongo que el sistema sanitario español puede permitirse atendernos o podemos buscar fórmulas mixtas. Nosotros, desde el CRE, hemos informado antes del verano del trámite a realizar en el Consulado para poder solicitar a la SS la tarjeta sanitaria para un máximo de tres meses de estancia en España. La asistencia sanitaria en España por urgencias es universal pero con esta tarjeta accedes al médico de cabecera. Este año he realizado el trámite y creo que se puede hacer más ágil, pero tampoco creo que haya muchos países que garanticen la asistencia sanitaria como el nuestro. El trámite consiste en solicitar un documento al Consulado (en el nuestro se puede hacer por correo electrónico) y luego presentarlo en la SS de tu comunidad autónoma. En el caso catalán hay otros requisitos adicionales.

P. ¿La incorporación de jóvenes a los organismos del exterior puede servir de revulsivo para alcanzar algunas de las demandas más insistentes?

R. Creo que seas joven o mayor no va a cambiar nada. Depende de la voluntad política de darle cancha al Consejo. Pero es cierto que es difícil que alguien con trabajo profesional aguante en un organismo que no sirve para nada. Si esto solo sirve para irte a pasear cuatro días a Madrid..., si no hay una finalidad..., está claro que la gente se va a cansar. También es verdad que hay nuevos partidos políticos y que hay gente joven movilizada detrás, lo que puede causar mayor impacto político.

P. Sobre su experiencia en el Pleno del Consejo, ¿qué le gustaría cambiar o sobre qué incidiría más?

R. Yo creo que la parte más importante del pleno tiene que ser la de las propuestas, porque es lo que más nos interesa. Y eso se abordó al final de todo, deprisa y corriendo, a veces sin comprensión de lo que se había tratado. Tiene que haber un trabajo de las propuestas mucho mayor y los técnicos del Ministerio tienen que realizar informes más concretos para que los consejeros tengan más idea de lo que van a votar. En las comisiones se votó también sin saber mucho de qué iban. Por otra parte, las comunidades autónomas presentan cosas que parecen ‘copia y pega’ las unas de las otras y eso alarga mucho las sesiones. Habría que modificarlo. En los CRE y los españoles en el exterior, en general, no estamos organizados por comunidades autónomas.

P. Como catalana, ¿cómo ve el conflicto generado en España con la convocatoria del referéndum sobre el futuro de la comunidad?

R. Me parece muy triste lo que está ocurriendo. Creo que el Parlament ha tirado adelante con iniciativas que no cumplen con la legalidad y el Estado tiene que hacer que se respete la ley. Los políticos nacionalistas han dividido a la sociedad catalana y ahora quieren hacer extranjeros a parte de sus conciudadanos. No estoy de acuerdo con este referéndum ilegal y creo que así no se hacen las cosas.