Pronunció una conferencia en la Casa de Galicia sobre el célebre cantante

El tenor coruñés Enrique Paz afirma en Madrid que “Alfredo Kraus quería mucho a Galicia”

“Alfredo Kraus, conoció Galicia siendo un adolescente porque estuvo de campamentos juveniles en Gandarío –Sada (A Coruña)– y ya desde entonces se enamoró de nuestra tierra”, dijo Enrique Paz Escudero, tenor coruñés, primer alumno y amigo personal del internacional cantante, en la ponencia ‘Alfredo Kraus: el artista, el maestro, el amigo y su relación con Galicia’, que pronunció en la Casa de Galicia en Madrid.

El tenor coruñés Enrique Paz afirma en Madrid que “Alfredo Kraus quería mucho a Galicia”
2. En la mesa, el conferenciante y tenor Enrique Paz  y el coordinador de Actividades Culturales Ramón Jiménez, realizando la presentación
El conferenciante y tenor Enrique Paz y el coordinador de Actividades Culturales Ramón Jiménez, realizando la presentación

“Alfredo Kraus, conoció Galicia siendo un adolescente porque estuvo de campamentos juveniles en Gandarío –Sada (A Coruña)– y ya desde entonces se enamoró de nuestra tierra”, dijo Enrique Paz Escudero, tenor coruñés, primer alumno y amigo personal del internacional cantante, en la ponencia ‘Alfredo Kraus: el artista, el maestro, el amigo y su relación con Galicia’, que pronunció en la Casa de Galicia en Madrid. Paz Escudero, que tuvo la oportunidad de acompañar a Kraus durante tres años por diversas ciudades de Italia, Inglaterra, Portugal y España, habló tanto de los aspectos más relevantes de la larga trayectoria profesional, como de la personal y también de la relación de Kraus con Galicia, a la que quería mucho –debutó en A Coruña en 1960–, ofreció los primeros conciertos y luego actuó en numerosas ocasiones y además visitó muchas veces.

La presentación del acto corrió a cargo de Ramón Jiménez, coordinador de Actividades Culturales de la Casa, quien lo hizo en nombre del delegado de la Xunta en Madrid y director de la Casa, José Ramón Ónega.

Jiménez explicó que Paz, con esta conferencia, “se propone mantener viva la figura  de quien fue uno de los más grandes tenores de la historia de la ópera, del que fue alumno privilegiado y amigo”, y añadió algunos datos sobre el ponente. Enrique Paz Escudero, se sintió atraído desde su niñez por el mundo del canto. A los 16 años tenía una voz de tenor que se propuso cultivar con diversos estudios de técnica vocal, primeramente con la gran soprano española Elvira de Hidalgo, pero sobre todo, después, con Alfredo Kraus, a quien tuvo la fortuna de conocer en 1972 y que desinteresadamente le enseñó su técnica. Desde entonces, su vida ha estado ligada a la de Alfredo Kraus, a quien a fin de continuar sus estudios con él siguió mientras pudo en sus múltiples viajes por el mundo, becado por la Diputación Provincial de A Coruña y por la Fundación Barrié; y finalmente pronunciando conferencias en distintos foros así como impartiendo clases magistrales sobre técnica vocal.

Por su parte, Paz señaló que “Kraus antes de comenzar a estudiar, ya sabía cantar, porque instintivamente sabía dónde situar su voz de manera natural. Con el estudio con sus tres maestros, afianzó su técnica”, e hizo un relato de los diferentes conciertos que Kraus ofreció en Galicia, “siempre con un éxito absoluto”, así como numerosas  anécdotas. La primera de ellas sucedió, precisamente en Gandarío, cuando cantó en la fiesta del Campamento Juvenil a donde habían invitado a una autoridad del Ayuntamiento de Sada –que tenía poco oído y menos visión de futuro–, quien aseguró que “este joven con esa voz no hará carrera como cantante”. “Nos reímos mucho recordándolo”, dijo Paz. Otra fue cuando en 1960 cantando la ópera ‘Fausto’ en A Coruña, cuando estaba justo con su aria, repentinamente se fue la luz, y él en vez de callarse continúo cantando, él solo, sin la orquesta, hasta terminar el aria. “El público enloqueció”, dijo.

Diez años más tarde, cantando ‘La Favorita’ en el Teatro Colón de A Coruña, en el último acto no había órgano para acompañar el canto desde fuera del escenario, y fue acompañado con una melódica –especie de flauta con teclas–. “Mientras él cantaba, miraba para mí, escuchándome cantar con el coro –esto me lo dijo mi mujer, que lo vio pues ella estaba en el coro también–. Parece que le llamó la atención mi voz”. Después le escuchó en audición privada y fue así como se ofreció a enseñarle su técnica, que también explicó en la Casa de Galicia, con un gráfico, y proyectó fragmentos de interpretaciones de Kraus y alguna propia, y otras en directo.

En otra ocasión, compartiendo escenario con María Callas en Lisboa, quedó patente que a la diva no le gustaba cantar con alguien que le hiciera sombra. “Espero que la próxima vez que vuelva a cantar en Lisboa, no me tengáis otra sorpresa como esta...”, exclamó al ver la talla del tenor.

Además de los conciertos, a los que siempre que podía acudía con su familia, especialmente cuando los hijos no tenían colegio, porque eso le permitía disfrutar de la ciudad y de los suyos, volvía a Galicia con frecuencia por la estrecha amistad que siempre le unió con Antonio Campó –padre de Marta Sánchez, de la que Kraus era padrino–. “A veces también conmigo y juntos disfrutábamos de unos vinos y de la amistad y la música”.

Para finalizar, el orador se ofreció a contestar preguntas, lo que convirtió el acto en un animado coloquio, incluso con breves interpretaciones de fragmentos operísticos. “Con esto no contaba yo”, dijo un joven que había acudido a la Casa “a escuchar una conferencia y me encuentro con un tenor espléndido. ¡Todo un regalo!”, afirmó encantado.