Retornado, vive en la residencia de la Tercera Edad de Campolongo (Pontevedra)

Salvador Brea: “En Venezuela tenía yate, coche y casa propia, pero hoy solo quiero ir para ver a los bisnietos”

La Galicia que acoge lo es también para los mayores que un día abandonaron su lugar de origen y hoy se ven en la necesidad de regresar, haciendo uso de los servicios que la Administración gallega presta a los retornados. Las residencias de mayores están abiertas también a esos gallegos. Tal es el caso de Salvador Brea Gómez, natural de Marín (Pontevedra), que retornó desde Venezuela.
Salvador Brea: “En Venezuela tenía yate, coche y casa propia, pero hoy solo quiero ir para ver a los bisnietos”
11.Salvador Brea
Salvador Brea Gómez, natural de Marín, reside hoy en Pontevedra.

La Galicia que acoge lo es también para los mayores que un día abandonaron su lugar de origen y hoy se ven en la necesidad de regresar, haciendo uso de los servicios que la Administración gallega presta a los retornados. Las residencias de mayores están abiertas también a esos gallegos que un día decidieron probar suerte allende los mares, y triunfaron, pero que hoy se ven perjudicados por las circunstancias políticas y económicas por las que atraviesan sus países de acogida. 

Tal es el caso de Venezuela, de donde llegó hace cinco años Salvador Brea Gómez. Natural de Marín (Pontevedra), a sus 80 años (hoy cuenta con 85) vio en Galicia una salida airosa a su situación personal en el país bolivariano, de donde tuvo que huir debido a su oposición al régimen, porque “no estaba de acuerdo con el Gobierno de allí”, asegura. 

Viudo (en Venezuela se casó con una gallega) y con dos hijos (uno lo dejó en el país; el otro, médico de profesión, reside en España), atrás dejó todos los bienes que había conseguido después de años trabajando en la península de Paraguaná. 

“Tenía yate, coche y casa propia y en Venezuela nunca me faltó dinero”, dice. Pero la situación del país bolivariano hoy en día es muy distinta a la que se encontró al llegar, y se vio obligado a volver.

Aunque su idea era marcharse a Australia, porque decían que “allí se vivía muy bien”, el joven Salvador, con el servicio militar cumplido –lo hizo en la Marina– había partido a los 18 años del puerto de Vigo con rumbo a otra tierra, más próspera, porque “veía que la gente se iba”, y el también quiso probar suerte. Además, “tengo aire de aventurero”, reconoce.

Después de 12 días de travesía, arribó al puerto de La Guaira, a 30 kilómetros de Caracas, y lo hizo de noche. Lo que vio en ese momento, muchas luces encendidas, le pareció como estar dentro de un cuento de hadas. Pero con el amanecer llegó la “desilusión” porque las luces que observó de noche no eran sino de casas tipo favelas que le ofrecían un aspecto bien distinto del que se había imaginado.

Se repuso y al poco se mudó a Paraguaná, donde trabajó de mecánico –profesión que ya había ejercido en Pontevedra– y regentó una churrería, entre otros negocios que le proporcionaron un buen nivel de vida. Incluso llegó a llevar a sus padres a vivir con él, pero la morriña, los devolvió de nuevo a España.

Hoy reside en Pontevedra, en la residencia de Mayores de Campolongo, donde está “muy feliz” y lleva una vida acorde con sus gustos. Lee el periódico, ve la televisión, pasea por la ciudad y vive “tranquilo” y a gusto, porque en la residencia “hay mucha limpieza” y “mucha seriedad”. Así que “se lo recomiendo a cualquiera”, asegura.

Vivir en Galicia le gusta,“–es un orgullo”, dice–, y le vincula con ese mundo en el que se crió y que no quiso olvidar estando fuera, ya que durante 10 años estuvo frecuentando las sociedades gallegas en Venezuela. 

Su idea es poder ir al país de nuevo, pero “a hacer turismo”, para ver cómo están las propiedades, “si es que aún hay algo”, y ver a los bisnietos, porque “se les quiere más que a los nietos”.