Beneficiaria de la ayuda al emprendimiento para emigrantes retornados

Roselyn Alamilla: “Todos los días le doy las gracias a Galicia porque nos abrió las puertas; nos ayudó como emigrantes”

Una experiencia traumática vivida en su propia casa fue el detonante para que Roselyn Alamilla se decidiera por fin a dar el paso de trasladarse a vivir a Galicia con su familia. Ocurrió en Caracas, en la parroquia de San Bernardino. Cuatro individuos entraron en su vivienda estando todos los miembros dentro: ella, el marido y los tres hijos, y se apoderaron de sus pertenencias: joyas, dinero, ropa, juguetes… “Todo, se lo llevaron todo”, comenta Roselyn.

Roselyn Alamilla: “Todos los días le doy las gracias a Galicia porque nos abrió las puertas; nos ayudó como emigrantes”
Roselyn con la familia
Roselyn Alamilla, junto a su marido y sus hijos.

Una experiencia traumática vivida en su propia casa fue el detonante para que Roselyn Alamilla se decidiera por fin a dar el paso de trasladarse a vivir a Galicia con su familia. Ocurrió en Caracas, en la parroquia de San Bernardino. Cuatro individuos entraron en su vivienda estando todos los miembros dentro: ella, el marido y los tres hijos, y se apoderaron de sus pertenencias: joyas, dinero, ropa, juguetes… “Todo, se lo llevaron todo”, comenta Roselyn.

Claro que, en una situación así, “lo material no importa; lo que importa es la vida”, afirma. Pero la vida en Venezuela parece no tener valor más allá de lo material y cuando alguien entra a robar en una casa, golpea a los hombres para evitar que usen sus armas en defensa propia, o directamente los matan. “Nosotros salimos bien y entonces nos decidimos a venir”, explica Roselyn.

La idea de abandonar el país rondaba ya por su cabeza y el atraco actuó de propulsor. Entre las opciones que barajaban estaba Galicia –comunidad autónoma de donde es oriunda su abuela materna y con la que establecía contacto a través de la Hermandad Gallega de Venezuela, en Caracas–, y el visto bueno de la Secretaría Xeral de Emigración a su solicitud de una beca BEME en la primera convocatoria de estas ayudas al estudio le abrió la puerta para cumplir su propósito.

“Cuando tuve conocimiento de las becas, presenté toda la documentación y en octubre de ese año [2017] nos vinimos todos”, asegura. El máster elegido, una especialidad de Administración de Empresas, lo realizó en el campus de Lugo, y es en la ciudad amurallada donde residen. Un lugar que parece muy apropiado para que sus hijos crezcan y se desarrollen, según da a entender. “Me gusta la ciudad, es tranquila y totalmente distinta de lo que veníamos viviendo en Caracas”, sostiene, y añade: “Hay muchas personas que me dicen que les cuesta, sobre todo en una ciudad pequeña como Lugo, encontrar trabajo, pero a mí no me costó. Hablo de mi experiencia personal, ya que estuve haciendo las prácticas en Café Candelas, y les debí gustar, porque me llamaron para trabajar”.

En la empresa, se desempeña en el área administrativa y también en la jurídica, porque Roselyn, de 39 años, cursó Derecho en Caracas lo que, unido a los conocimientos adquiridos en el máster, le permite desarrollar distintas tareas. “A la empresa le beneficia que haya una persona que sepa desenvolverse en las dos áreas y a mí también, para coger experiencia”, dice.

Emprender con una multitienda

Como complemento a su ocupación y para contribuir al sostenimiento familiar, junto con su esposo, este año se decidió a emprender y lo hizo embarcándose en un negocio ‘multitienda’ en plena ciudad lucense. Es una tienda en la que se pueden adquirir una amplia variedad de productos, desde una barra de pan hasta cualquier objeto de droguería, regalos, menaje, material escolar...

“La tienda tiene de todo”, dice esta nieta de pontevedresa, de la parroquia de Santa María de Xeve, lugar que tuvo ocasión de visitar en 2014, durante un recorrido por Europa, que le acercó también a Galicia.

Hoy en día, “aquí estamos, con los niños y ¡hacia delante!”, comenta Roselyn, para quien “la subvención de la Xunta, para emprendedores y retornados, fue fuerte y yo todos los días le doy gracias a Galicia, porque nos abrió las puertas; nos ayudó como emigrantes”, reconoce.

Lo curioso es que este matrimonio se decidió a abrir un negocio en plena pandemia y la cosa no resultó fácil. Sin embargo, poco a poco van saliendo adelante. Al principio, “la gente tenía miedo a salir y no quería gastar”, pero, “con el transcurrir de los meses, todo va mejorando; ya se empieza a conocer el negocio y los clientes ya saben cómo es todo”. Se trata de “una tienda de barrio, que está cerca de casa y se compra lo necesario, pero es cierto que cada vez va a más”. Y eso que montar un negocio requiere “sacrificio”, reconoce Roselyn, pero “en todo lo tiene que haber”, apostilla.

La suya, hasta el momento, está resultando una “experiencia maravillosa”, comparándolo con lo vivido en Venezuela. Desde que llegaron, solo recibieron “cosas buenas”. “Recibí el apoyo de la Xunta para estudiar, me pagaron el máster y la beca incluía también dinero para poder subsistir, y eso se agradece. El que no lo agradezca está loco”. Por eso, “lo único que yo puedo decir son cosas buenas”, apunta.

Como madre, valora sobre todo que su familia “está bien”, y que sus hijos “puedan jugar tranquilos y salir a la calle tranquilos”, por lo que anima a aquellos descendientes de gallegos que se están planteando trasladarse a Galicia a que lo hagan. Porque, en Galicia, lo único que les puede chocar es el “frío”. Y es que “una viene de un país tropical y te pega el clima”, pero, del resto, “le diría a los gallegos emigrantes que viven en Venezuela que dejar todo atrás no es fácil, pero si te pones una meta, con las ayudas y el apoyo” que ofrece el Gobierno gallego, “se puede hacer”.

“Yo no me iría de Galicia, me gusta el sitio en el que mis hijos se están criando, porque esto es lo que yo quería para ellos”, sentencia esta nieta de pontevedresa. A sus casi 90 años, su abuela no se plantea el retorno –“ella considera que Venezuela también es su patria”, apunta– pero sí sus dos hijas, que han dejado atrás Venezuela y están en España. Una de ellas, la madre de Roselyn, se encuentra muy a gusto en Galicia, disfrutando de sus nietos, mientras que los tres hijos varones se han quedado en el país bolivariano y la visitan con frecuencia.