Hija de gallego retornado de Venezuela, reside en Vigo con su familia desde hace tres años

Mónica Janeiro: “Le dicen al pueblo que ser rico es malo, pero es malo para el pueblo, para ellos, no”

La situación en Venezuela abocó a muchos gallegos y sus descendientes en el país bolivariano a optar por el retorno como medida para salir del caos y la miseria que el Gobierno de Maduro instauró en uno de los lugares con más recursos del planeta. Mónica Janeiro, hija de vigués retornado, es una de tantos.

Mónica Janeiro: “Le dicen al pueblo que ser rico es malo, pero es malo para el pueblo, para ellos, no”
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Monica Janeiro con su esposo e hijos.

La situación en Venezuela abocó a muchos gallegos y sus descendientes en el país bolivariano a optar por el retorno como medida para salir del caos y la miseria que el Gobierno de Maduro instauró en uno de los lugares con más recursos del planeta.

Mónica Janeiro es una de ellas. Hija de vigués retornado, decidió hace tres años trasladarse a Vigo con su familia para cuidar de su progenitor y, de paso, dejar atrás las penurias a las que tuvieron que sobreponerse debido a las políticas de Hugo Chávez y Nicolás Maduro.

La escasez de comida, medicinas, e incluso de servicios como el agua o la luz está siendo la tónica general de la República Bolivariana en los últimos años, y si eso ya era así hace más de tres, “imagínate cómo será ahora”, asegura Mónica, quien califica la situación actual de Venezuela como “muy delicada”. “Aunque la gente no quiere que el Gobierno de Maduro siga, ellos no quieren soltar el poder” y “la gente vive en la incertidumbre”, asegura. Además, “la situación está muy tensa” porque “llevan presa a la gente que está protestando”, apostilla.

Para Mónica, colaboradora en Vigo de la Asociación de Pensionados y Jubilados de Venezuela en Galicia y de la Asociación Amigos de Venezuela, “Maduro no está legalmente en su puesto. No juró ante la Asamblea Nacional por lo que Juan Guaidó tomó el cargo”.

Su familia más directa la tiene en Vigo (su esposo, sus dos hijos y su madre –su padre falleció–), pero Mónica se mantiene en contacto con su familia política y con una tía y unas primas de su madre. “Ellos dicen que están bien, pero lo dicen para no preocuparnos, porque cuando vemos fotos están todos más delgados; tienen que hacer colas para comprar”, confiesa, y asegura sentirse incapaz de ver “una solución a corto plazo” a este conflicto, porque, si bien, a nivel político se le puede encontrar una solución, la “recuperación del país” le parece más compleja. Y todo porque “ellos se quieren quedar con todo; le dicen al pueblo que ser rico es malo, pero es malo para el pueblo, para ellos, no”, confiesa.

“Un país que cuenta con la principal industria petrolera del mundo…, y la tienen por el suelo; se hicieron con las empresas privadas, y están vacías”. “Lo que quieren como modelo político es que la gente sea ignorante, que no tenga estudios; sembrar el odio al que tiene, al que trabaja”; además, “la educación pública se fue dejando de lado, mientras que el colegio privado ha sido el que ha proporcionado educación en Venezuela”, dice.

Instalada en Vigo, donde su esposo encontró trabajo, mientras ella cuida de su madre y colabora con las dos entidades de venezolanos en Galicia, recuerda las penurias de los años en Venezuela, cuando llegaron a estar doce horas sin luz, incluso 24 horas, con un bebé recién nacido y con problemas de alergia a determinados medicamentos. Cuando se ponía enfermo, proporcionarle los antibióticos necesarios le resultaba muy complicado, incluso tenía que recorrer el trayecto que separaba su localidad, en el estado de Anzoátegui, de Caracas para ir a comprar pañales.

“Allí la gente se muere de hambre, hay niños desnutridos, no hay medicinas básicas, por no hablar de los enfermos graves”. “En España, con todo lo que nos quejamos de la sanidad, estamos de maravilla”.

La seguridad ciudadana que se respira en España también la tiene sorprendida, a ella y a su hija, quien se gloría de poder pasear por las calles de Vigo a las doce de la noche sin sentir miedo.

Mientras, el piso en el que vivían en Venezuela está ahora vacío. No lo vendieron porque lo que le iban a pagar no les servía de mucho, pero lo tienen al cuidado de unos vecinos, por si pueden volver a Venezuela, a su país de nacimiento. Mónica no lo ve a corto plazo, ni siquiera si se convocan elecciones, porque “los que están ahora están puestos por Maduro”, dice, en alusión a los que tienen que controlar el proceso electoral, por lo que la cosa parece tener difícil solución.