El presidente del Centro Gallego compara las medidas en Alemania y en España

Los gallegos en Cuxhaven están “tranquilos” y afrontan la crisis del coronavirus con “calma”, dice Francisco Álvarez

Alemania, el tercer país de Europa con más presencia de gallegos emigrados (alrededor de 17.000, de los que más de 14.000 están inscritos en el CERA), enfrenta estas semanas la pandemia del coronavirus con medidas similares a las de España, adoptadas el pasado 16 de marzo, aunque sin proclamar el estado de alarma. Así lo confirma a ‘Galicia en el Mundo’ Francisco Álvarez, presidente del Centro Gallego de Cuxhaven.
Los gallegos en Cuxhaven están “tranquilos” y afrontan la crisis del coronavirus con “calma”, dice Francisco Álvarez
bty
Francisco González, en Santiago, durante su asistencia al pleno del Consello de Comunidades Galegas.

Alemania, el tercer país de Europa con más presencia de gallegos emigrados (alrededor de 17.000, de los que más de 14.000 están inscritos en el CERA), enfrenta estas semanas la pandemia del coronavirus con medidas similares a las de España, adoptadas el pasado 16 de marzo, aunque sin proclamar el estado de alarma. Así lo confirma a ‘Galicia en el Mundo’ Francisco Álvarez, presidente del Centro Gallego de Cuxhaven, una entidad con más de 40 años tratando de mantener la cultura gallega entre los desplazados a esta zona del norte del país germano.

La Administración alemana, apunta Álvarez, se adelantó a la pandemia con recomendaciones a la población al conocer la evolución del virus en Italia y España, lo que puede estar influyendo en que el número de infectados registrados en ese país, pero, sobre todo, de fallecidos, sea inferior al de España, según los datos facilitados hasta el momento. 

2.280 defunciones, frente a más de 14.000 es un contraste bastante apreciable, pese a que esa diferencia se rebaja ostensiblemente respecto a los contagios confirmados (113.292 frente a 148.220).

La colectividad gallega en Cuxhaven, la mayoría con edades que superan los 65 años –como ocurre con el resto de españoles residentes en el país germano–, afronta esta crisis con tranquilidad, pero con responsabilidad, asegura Francisco Álvarez, quien reconoce la decisión temprana de la entidad que preside de sumarse a las recomendaciones de las autoridades alemanas para cerrar la entidad asociativa con el fin de evitar contagios.

En esta ciudad de la Baja Sajonia, los casos de coronavirus no abundan y tan solo se contabilizan tres personas en la UCI, según apunta Álvarez. Además, en ese país, la población está perfectamente cubierta por el sistema sanitario de salud, público, pero gestionado por empresas privadas, lo que supone para ellos una garantía y les reporta la tranquilidad necesaria que requiere la ocasión, pese a la peligrosidad del virus.  

Es por eso que los socios están “tranquilos” y afrontan la crisis con “calma”, dice. Si acaso, “no quieren tener contacto con los nietos”, por si hubiese riesgo de contagio, asegura. 

El presidente del Centro Gallego de Cuxhaven comenta algunas de las medidas que se han adoptado en Alemania para defenderse del coronavirus, que difieren en algo de las adoptadas por el Gobierno de Pedro Sánchez. Así, mientras en España está prohibido salir a la calle salvo por un asunto justificado, como ir a la compra o a trabajar en aquellos empleos considerados imprescindibles y que no admiten el teletrabajo, en Alemania se puede salir a correr, a tomar un poco el aire o a dar un paseo, incluso acompañado, y también ir a visitar a algún familiar, evitando, eso sí, el mínimo contacto y adoptando medidas de desinfección. Incluso se puede ir acompañado de otra persona al supermercado, pero cada uno con su carro, lo que de por sí ya obliga a mantener la distancia, señala Álvarez. 

Por lo demás, todo permanece cerrado en Alemania: bares, restaurantes, establecimientos comerciales y de ocio… Tan solo se permite servir comida a domicilio y acudir al trabajo y a comprar a los supermercados, donde se limita la entrada a un número determinado de personas y los carros se desinfectan con cada cliente que entra en la tienda. En su caso, Francisco acude todos los días a su puesto de trabajo, donde se extreman las precauciones (uso de guantes azules y desinfectantes) y donde se puede hacer uso del comedor, pero cada uno en una mesa, bien desinfectada y con la obligación de volver a desinfectarla una vez abandonada la misma. 

Los alarmantes datos que iban dejando la pandemia en China y en países de Europa, como Italia y, posteriormente, en España, llevó a las autoridades alemanas a recomendar a la población medidas de prevención para frenar el contagio, como mantenerse alejado del contacto físico. Francisco Álvarez apunta a que tal vez el carácter de los ciudadanos del norte de Europa, su distanciamiento en el trato y menos afectivo que en España o Italia, contribuyan a que el país, con más de 83 millones de habitantes, el doble que España, presente cifras más positivas a la hora de contabilizar casos de infectados.