La protagonista gallego-cubana dejó una profunda huella en la cultura del siglo XX de Cuba

La gallega Irene del Río presentó en La Habana su libro ‘María Muñoz de Quevedo, la Escuela Coral Cubana’

La escritora gallega Irene del Río Iglesias presentó, el pasado 27 de mayo, en La Habana su libro ‘María Muñoz de Quevedo, la Escuela Coral Cubana’, una obra que es resultado de una investigación comenzada en 2001 durante el trabajo de Del Río como lectora de la Cátedra Gallega de la Facultad de Artes y Letras de la Universidad de La Habana.

La gallega Irene del Río presentó en La Habana su libro ‘María Muñoz de Quevedo, la Escuela Coral Cubana’
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Irene del Río firmó su obra a los asistentes a la presentación.

La escritora gallega Irene del Río Iglesias presentó, el pasado 27 de mayo, en La Habana su libro ‘María Muñoz de Quevedo, la Escuela Coral Cubana’, una obra que es resultado de una investigación comenzada en 2001 durante el trabajo de Del Río como lectora de la Cátedra Gallega de la Facultad de Artes y Letras de la Universidad de La Habana.

“Escribir el libro ‘María Muñoz de Quevedo, la Escuela Coral Cubana’, en reconocimiento a esta personalidad gallego-cubana, era una tarea necesaria”, afirma la autora. Para Irene del Río, la mujer protagonista de su libro “desarrolló la más importante labor de docencia y dirección coral de Cuba en la primera mitad del siglo XX”. Promotora cultural incansable, investigadora y pedagoga, ilustre pianista, conferenciante, creadora y colaboradora de conservatorios, fundadora y directora de publicaciones y de instituciones musicales, creadora de la Coral de La Habana y de las Cantorías establece las directrices actuales del prestigioso movimiento coral cubano, mujer de la vanguardia que no sólo se involucró en lo más transcendental de la sociedad musical de Cuba, sino que se convirtió en columna fundacional del canto coral cubano, marcando el comienzo de una nueva etapa en la historia de la música en la Mayor de las Antillas. “Todo coro cubano que rinda homenaje a María Muñoz de Quevedo realiza un acto de justicia cultural –explica Irene del Río–, ya que ella es la fundadora de la reconocida Escuela Coral Cubana”.

Una coruñesa que dejó profunda huella en Cuba

María Muñoz de Quevedo nació en A Coruña en 1886, cumpliéndose este año justamente 130 años de esta efeméride, y falleció en La Habana en 1947. Dejó en la escena intelectual y cultural del siglo XX cubano una profunda huella que aún hoy continúa vigente con fuerza.

Realizó los más altos estudios con excelentes profesores en los conservatorios de Cádiz y de Madrid, graduándose en el Real Conservatorio de Música y Declamación de Madrid en 1907, donde obtiene el primer premio en la especialidad de piano. Adquirió amplios conocimientos en voces, armonizaciones y dirección coral, bajo la guía excepcional de Manuel de Falla, quien le impartió clases particulares durante cuatro años.

Se instaló en Cuba en 1919, en compañía de su marido, Antonio Quevedo. Enseguida se unió a la corriente del Grupo Minorista, el cual revolucionó con fuerza inusitada las ciencias y las artes en Cuba. María Muñoz contribuyó a superar el peligro del mimetismo que corría la música cubana a esa altura, en menoscabo del folclore cubano, y junto con Alejandro García Caturla y Amadeo Roldán creó las herramientas necesarias para hacer un frente de lucha cultural que encaró prejuicios estéticos y sociales. Ya en 1925, María Muñoz funda el Conservatorio Bach, una de cuyas primeras alumnas fue Delia Echeverría, quien en 1993 escribirá sus vivencias con María Muñoz, ante el injustificado silencio que existió durante largos años sobre la ejemplar vida y obra artística de esta excepcional mujer. Estas memorias constituyen la base de este libro. Delia Echeverría fue su colaboradora en todos los proyectos culturales emprendidos por María Muñoz y partícipe en la creación del movimiento coral cubano. Más allá de esto, fue promotora del Lyceum Lawn Tennis Club, maestra especial de Música del Ministerio de Educación, creadora de la Sociedad Musical Universitaria en 1934 e integrante del Patronato del Ballet de Alicia Alonso.

María Muñoz de Quevedo crea y dirige en 1927 la revista ‘Musicalia’, una de las más importantes publicaciones musicales de toda Latinoamérica en aquella época.

Ya en 1930 funda, junto con Alejandro García Caturla, Amadeo Roldán y César Pérez Sentenat, la Sociedad Cubana de Música Contemporánea, a cuyo acto inaugural asiste Federico García Lorca, durante su visita a La Habana. Esta sociedad contó con el apoyo de la crítica especializada de, entre otros, Adolfo Salazar, Henry Cowell y el mismo Manuel de Falla.

Su principal fundación

En 1931 surge su principal fundación: la Sociedad Coral de La Habana, de la que son miembros Delia Echeverría, María Teresa Linares, Argeliers León, Alejandro García Caturla, Gisela Hernández, Cuca Rivero, Serafín Pro y Edgardo Martín, entre otros. María Muñoz, a través de la dirección de la Coral de La Habana, impulsó la composición de la música coral de inspiración negra, vertiente poco abordada con anterioridad en Cuba, junto con los más importantes compositores del Grupo Minorista, como Alejandro García Caturla, Amadeo Roldán, Jorge Anckermann, Guillermo Tomás, Emilio Grenet, Félix Caignet, Gonzalo Roig y Ernesto Lecuona.

Por otra parte, a través del Patronato de las Artes Plásticas, dirigido por Delia Echeverría, patrocinó a los cantantes de la Coral y divulgó además la obra de diferentes artistas plásticos. En 1933, esta importante institución en colaboración con la Orquesta Filarmónica, dirigida por Amadeo Roldán, estrenan en Cuba la Novena Sinfonía en re menor, op. 125, coral, de Beethoven y ya en 1942 la Coral de La Habana, con María Muñoz al frente, participan en la Primera Feria Nacional del Libro de La Habana, dedicada en esta ocasión a honrar la figura de Antonio Maceo.

Con anterioridad a María Muñoz de Quevedo, siguiendo el testimonio de la musicóloga María Teresa Linares, la música coral cubana se ceñía a las actividades de los coros religiosos en las iglesias católicas y protestantes y también a las de los orfeones de las sociedades españolas, como los del Centro Gallego (dirigido desde 1893 a 1895 por Xosé Castro, el ‘Mestre Chané’) y del Centre Catalá, además de otras iniciativas en Oriente. Mas la Coral de La Habana fue la primera institución que realiza un trabajo sostenido y perdurable en la Isla. Tuvo delegaciones en Santiago de Cuba, Manzanillo y Camagüey.

Coros escolares o cantorías

A la fundación de la Coral de La Habana, María Muñoz sumó el comienzo de la tradición de los coros escolares, denominados en Cuba cantorías, igualmente organizadas por ella como son la de la Casa de Beneficencia y Maternidad en 1935, compuesta por 100 voces infantiles; la cantoría del Instituto tecnológico de Ceiba del Agua en 1939, integrada por 160 escolares, entre ellos el crítico de ballet, investigador literario, fundador y director del Museo de la Danza de La Habana y de la revista ‘Cuba en el ballet’, Pedro Simón; el Coro Juvenil Dominicas Francesas en 1941, constituido por 80 voces y la Coral Universitaria en 1942, formada por 60 estudiantes de diversas facultades. Todas las cantorías fueron entrenadas por ella y por maestros de la Coral cubana.

En su quehacer como directora de coros abarcó, en su repertorio, desde los compositores renacentistas de los siglos XV y XVI hasta los barrocos universales y las contemporáneas creaciones de la vanguardia composicional cubana y europea.

En el seno de la sociedad coral se formaron directores como Serafín Pro y Gisela Hernández, a quien María Muñoz le pidió hacerse cargo de todo esa labor cuando, ya muy enferma, sentía cerca su fin.

Otra importantísima tarea

Corría el año 1935 cuando María Muñoz emprende otra importantísima tarea en su labor fundacional creando el coro de la escuela pública número 13 en la capital cubana, para contribuir y luchar por que se introdujese y popularizase, en las escuelas primarias y secundarias, la música y el canto coral como materias, incluso antes de estar legislado; y escribe durante años tanto críticas como artículos de fondo, entre los cuales sobresalieron los relacionados con la Pedagogía de la Música Infantil: ‘Música para niños’ y ‘Cuartillas en blanco’. María Muñoz realizaba los arreglos y las armonizaciones de las piezas que necesitaba para su alumnado, tanto para la Coral como para las Cantorías.

Impartió también cursos universitarios de musicología. Merece especial atención su trabajo en la Escuela de Verano de la Universidad de La Habana. Esta escuela, creada en 1941, incluyó los cursos: ‘Factores etnográficos de Cuba’, impartido por Fernando Ortiz, y ‘Música folklórica de Cuba’, dictado por María Muñoz hasta 1945, siendo sustituida por Argeliers León a causa de la enfermedad de la gallego-cubana.

La novedosa ordenación didáctica de María Muñoz de Quevedo, representante de la Escuela Nueva, le permitió tratar cuestiones importantes para la investigación musicológica, indagando en períodos de la historia musical cubana de los cuales no se hablaría hasta después de 1946, a raíz del trabajo ‘La música en Cuba’, de Alejo Carpentier. Su metodología creaba en los estudiantes una mirada crítica en cuanto al análisis musical de la obra. Se adelantaba a su época, pues formulaba el estudio analítico basado en la observación independiente de los elementos estructurales para llegar a una integración de los mismos, logrando con esto una comprensión global de la pieza musical en cuestión. En ese contexto le otorgó siempre una gran importancia al imaginario y a la creación de imágenes poéticas en niños y adolescentes.

Alumna de Manuel de Falla, María Muñoz de Quevedo conoció también al poeta y dramaturgo de todos los tiempos, Federico García Lorca, fue amiga próxima de Alejandro García Caturla, Amadeo Roldán, Luis Amado-Blanco, Isabel Fernández, Juan Ramón Jiménez y Zenobia Camprubí y fomentó la formación, como profesora, de quien son grandes y valiosas personalidades de la cultura cubana, como Argeliers León, Edgardo Martín, Cuca Rivero, María Teresa Linares y Gisela Hernández, entre otros. Cabe destacar que se trata de etnólogos, compositores de música de concierto, directores de coro y de agrupaciones vocales, musicólogos y compositores.

Interculturalidad

En un complejo panorama cultural en el que los procesos de interculturalidad van del español al africano y de ellos a la síntesis del cubano, de lo Universal a lo autóctono, de lo clásico establecido a las visiones y puesta en práctica del pensamiento musical y pedagógico más avanzado, María Muñoz de Quevedo estimuló siempre la investigación y promovió con fuerza la obra de los compositores cubanos más sobresalientes del momento, entre ellos Alejandro García Caturla y Amadeo Roldán, de los que también dirigió alguna de sus obras. Ligado a la esclavitud, con la trata de negros, irrumpe la influencia de las culturas africanas en toda América, no sólo en Cuba y en el Caribe, sino también en los Estados Unidos, Brasil, Perú, Colombia y Venezuela. La Coral de La Habana asumió en su repertorio junto al son y a la rumba, el negro espiritual en esa relación dialéctica de múltiples influencias e interculturalidad, por la que tanto hicieron María Muñoz de Quevedo, Fernando Ortiz, Alejandro García Caturla, Amadeo Roldán, Argeliers León y María Teresa Linares.

Más allá de situar a nivel de concierto la música negra, María Muñoz de Quevedo incorporó una importante selección de los principales compositores gallegos, catalanes y vascos de los siglos XIX y comienzos del XX. Así, ya en el concierto de presentación de la Coral de La Habana, el 25 de noviembre de 1931, incluye el ‘Alalá de Monforte’, con armonización de Rafael Benedito y, en reiteradas ocasiones, dirige su admirada balada ‘Negra sombra’, letra de Rosalía de Castro y música de Juan Montes. Además, en 1921 foi nombrada madrina por la Asociación Iniciadora y Protectora de la Academia Galega en el acto de bendición de su emblema en la Catedral de La Habana.

En cuanto a la cuestión de género, se integró activamente al movimiento cultural femenino de su época e impartió cursos y conferencias en el Conservatorio Escuela Filarmónica Nacional, en su Conservatorio Bach, en la Institución Hispanocubana de Cultura, en la Sociedad Pro-Arte Musical, en el Aula Magna de la Universidad de La Habana y en el Lyceum y Lawn Tennis Club. Por sólo citar un ejemplo, el curso sobre Apreciación Musical de 1945 marcó de por vida la afición musical de los hermanos Germán y Raúl Amado-Blanco Fernández, también alumnos suyos. María Muñoz escribía además las críticas musicales, las biografías de los compositores y transcribía los textos en gallego, catalán, vasco y bable de los poemas musicalizados en los programas de los conciertos de la Coral de La Habana.

Además de esto, dirigió la Escuela para Músicos de la Orquesta Filarmónica, colaboró con Ardévol siendo director de la Orquesta de Cámara de La Habana, fue directora del Departamento de Música del Instituto Cívico-Militar e incorporó la Coral al ballet, con obras tan avanzadas como el Ballet Forma, con un guión sobre poema de Lezama Lima, música compuesta y dirigida por José Ardévol, coreografía de Alberto Alonso e interpretación protagonista de la ‘Prima Ballerina Assoluta’, Alicia Alonso. 

Una pionera

En resumen, María Muñoz de Quevedo genera un nuevo período en la cultura artística cubana. Integrante del sólido y coherente Grupo Minorista, obtuvo el apoyo de la crítica especializada y autorizada de Adolfo Salazar, Federico García Lorca, Manuel de Falla, Luis Amado-Blanco e Juan Ramón Jiménez. Mujer de fuerte talante democrático, apoyó las causas justas y luchó por divulgar el Arte Nuevo. Fundadora de un movimiento coral de solidez monolítica y de una inmensa proyección estética e ideológica, la importancia de su obra se refleja en una activa participación en el comienzo del movimiento vanguardista musical y artístico. Su simiente brotó en el Grupo de Renovación Musical y posteriormente en la fecunda generación de musicólogos, compositores, cantantes, profesores y directores corales actuales que transmiten su pionera metodología.

En palabras de sus más valiosos discípulos: María Teresa Linares, Orden Frank País de la Cultura Nacional Cubana; Delia Echeverría, co-fundadora de la Escuela Coral de Cuba; y Argeliers León, fundador de la Musicología como disciplina universitaria en la Isla: “El movimiento coral actual representa la continuidad de su espíritu fundador.

María Muñoz de Quevedo abrió caminos, forjó ideas, representó el ideario estético de una gran parte de los músicos cubanos, tanto creadores como intérpretes.

Donde quiera que un Coro cante en Cuba, está, y estará, presente la inspirada figura de María Muñoz de Quevedo”.

En el Festival de Poesía de La Habana

El libro está editado por la ‘Colección Sur’ de la UNEAC (Unión de Escritores y Artistas de Cuba), en una edición dedicada al centenario de la muerte de Rubén Darío, en el marco del 20º aniversario del Festival Internacional de Poesía de La Habana, que se celebró del 23 al 29 de mayo. El Festival estuvo convocado por la Asociación de Escritores de la UNEAC, la Oficina del Historiador de la ciudad, la Dirección Provincial de Cultura de La Habana y el Centro Cultural CubaPoesía. La presidencia del Festival estuvo a cargo de Alex Pausides, Pablo Armando Fernández, César López, Miguel Barnet, Eusebio Leal, Nancy Morejón, Waldo Leyva, Virgilio López Lemus, Alpidio Alonso, Aitana Alberti, Thiago de Melo, Marcelino dos Santos y Juan Bañuelos.

El Festival Internacional de Poesía de La Habana sesionó en centros culturales y sociales de la capital cubana, estando dedicado este año a los estudiantes, razón por la cual una decena de las escuelas primarias, secundarias y preuniversitarias habaneras fueron seleccionadas a través de diferentes concursos, encuentros y lecturas para interactuar en sus propias aulas con el más del centenar y medio de poetas y narradores procedentes de todas las latitudes.

El acto consistió en la presentación de los libros de la Colección Sur y tuvo lugar en la Sala Villena de la UNEAC. Además del libro ‘María Muñoz de Quevedo, la Escuela Coral Cubana’, se presentó también el poemario ‘Alguien de tierra adentro, del pantano y del bosque conoce el mar’, de Khatarine Beeman, de Canadá, y libros artesanales de Georgina Sánchez.

Estuvieron presentes Alex Pausides, director de la colección Sur y del Festival, quien presentó la mesa, en la que estaban, además de Irene del Río: Alejandro Herrera Caturla, nieto del compositor Alejandro García Caturla; Emilio Comas, editor del libro y escritor; Ivette Letusé, cantante, compositora y directora musical; Raúl Capablanca, nieto de José Raúl Capablanca, campeón mundial de ajedrez; Elisa Vera Grillo, responsable del diseño de la cubierta; María Teresa Cuesta y Onelia Silva Martínez, responsables de la coordinación editorial; Tatiana Souto, responsable de la programación de los eventos artísticos de la UNEAC; narradores y poetas participantes en el Festival, miembros de la UNEAC y público interesado. 

Durante su estancia en La Habana, la autora coincidió con el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, que asistía esos días al XI Pleno del Consello de Comunidades Galegas, celebrado en la capital cubana. La autora le regaló al presidente gallego un ejemplar de su obra.