De la artista plástica pontevedresa Marinela Fontoira afincada en Madrid

La exposición de pintura ‘Sólo soy humano, después de todo’, en la Casa de Galicia en Madrid hasta el 30 de junio

La artista plástica pontevedresa afincada en Madrid Marinela Fontoira ofrece su exposición de pintura ‘Sólo soy humano, después de todo’ en la Casa de Galicia en Madrid hasta el 30 de junio. Las obras, que ocupan las salas A y L del edificio, se caracterizan por un estilo propio en el que funde paisajismo abstracto y figuras realistas llenas de expresividad y movimiento, junto con una gran riqueza cromática.

La exposición de pintura ‘Sólo soy humano, después de todo’, en la Casa de Galicia en Madrid hasta el 30 de junio
6. La Sala L también alberga parte de la exposición de Marinela Fontoira
Asistentes a la inauguración contemplan los cuadros de Fontoira.

La artista plástica pontevedresa afincada en Madrid Marinela Fontoira ofrece su exposición de pintura ‘Sólo soy humano, después de todo’ en la Casa de Galicia en Madrid hasta el 30 de junio. Las obras, que ocupan las salas A y L del edificio, se caracterizan por un estilo propio en el que funde paisajismo abstracto y figuras realistas llenas de expresividad y movimiento, junto con una gran riqueza cromática.

La presentación del acto de inauguración corrió a cargo del coordinador de Actividades Culturales, quien lo hizo en nombre del delegado de la Xunta y director de la Casa de Galicia, José Ramón Ónega. Jiménez recordó en sus palabras que ya cuando conoció la obra de Marinela quedó “hondamente impresionado”, porque le pareció que tenía unas señas de identidad propias que de entrada desconcertaban. Explicó que el motivo del “desconcierto” era porque estamos acostumbrados a clasificar la pintura en los apartados de siempre, pintura figurativa, abstracta, impresionista, expresionista... “algo que aporta tranquilidad, porque nos sentimos seguros al orientarnos entre las coordenadas de siempre, que conocemos bien”. No era el caso de la obra de Marinela. “Con Marinela, no sabemos de entrada a qué carta quedarnos. Y es que a ella le gusta representar, sobre fondos abstractos, figuras realistas, formas y rostros reconocibles, con lo que provoca un efecto más que se suma o incluso multiplica los estilos de creación en uno diferente, privativo de ella, únicamente suyo”, señaló.

Los cuadros de Marinela cuentan historias “es decir que realiza una pintura narrativa que después será leída por cada espectador de una manera también única”. Resaltó además que en la pintura de Fontoira se puede apreciar “una gran agilidad tanto del pincel como del movimiento provocado por él”, y así muchas de las pequeñas figuras humanas reflejadas en las obras parecen ejercitarse en acrobacias, danzas o diversos ejercicios gimnásticos, cuando menos pasean, se mueven en un cosmos lejano que semeja galaxias de colores. “Quizá ese haya sido el objetivo final de Marinela, el de situar al ser humano en el lugar que le corresponde, o sea como un punto insignificante en la inmensidad del Universo, y a pesar de todo –o después de todo– darle la dignidad de un rostro reconocible, de ponerle cara a su infinita desventura de soledad”.

Por su parte, Marinela Fontoira, en el amplio capítulo de agradecimientos quiso citar al escritor Alfredo Conde, autor del prólogo del catálogo, profesor en EGB y una las primeras personas que la acercó al arte. “Me acuerdo perfectamente de estar viendo diapositivas en clase y quedarme fascinada mirando las imágenes de los cuadros de Rubens, la cúpula de la Capilla Sixtina de Miguel Ángel o el “Apolo y Daphne” de Bernini, y luego llegar a casa y buscar información en libros de pintura y arte que tenían mis padres”. También tuvo palabras de reconocimiento para cuantos la acompañan, aunque sea vía WhatsApp, “en este trabajo tan solitario”, especialmente a su hermano Manuel, que es dibujante y siempre le aporta sabios consejos, que ella sigue fielmente.

Y ya centrándose en la exposición, cuyos cuadros pintó en este y el último año, explicó que todos ellos tienen en común que narran una historia. “Los fondos, abstractos y oníricos, sitúan al espectador en un estado emocional, y la figura o figuras con sus posturas y expresiones van un poco más allá, son el instrumento fundamental de comunicación del cuadro y hacen que este cobre vida y nos cuente qué está pasando. En general, son cuadros simbólicos impregnados de un gran romanticismo, que sugieren metáforas, alegorías, ilusiones o fantasías, y tratan de transmitir la idea de búsqueda interior de uno mismo, por eso resultan introspectivos y subjetivos”. Los títulos son pistas para intuir una posible historia, pero como cada cual tiene sus vivencias la interpretará de un modo diferente según lo que le indiquen su cabeza y su corazón. Y eso es lo que le gusta a la artista, “la variedad de sentimientos que se puedan producir al observarlos. Es como cuando lees un relato o un libro con final abierto y eres tú mismo el que lo cierra y termina según te parezca”.

En relación a la inspiración, Marinela la encuentra en las personas y en la vida misma. “Lo que más me gusta pintar es gente y de alguna manera reflejar su interior”. Para ello, además y dado que procede de una familia muy melómana, lo hace siempre con música. “Me nutro de música y no entiendo que pase un solo día de la vida sin escucharla. Para mí es imprescindible”. La música es también su inspiración. “Me pasa muy a menudo que oigo una canción que me punza el alma y entonces tengo que pintarla, y hasta que lo hago no paro”, añadió.

La exposición de Marinela Fontoira, cuyas obras ocuparán las salas A y L del edificio, podrá verse hasta el 30 de junio, en horario de: laborables de 10 a 14 y de 16 a 20 horas. Domingos y festivos: de 10 a 14 horas.