El proyecto para la construcción del Hospital-Escuela en la Villa de Lalín trascendió más allá de Argentina

Escuelas, la herencia cultural de principios de siglo

En cumplimiento de los objetivos contenidos en las actas fundacionales, entre los que se destacaba el procurar atenuar las necesidades insatisfechas de los pueblos natales, muchos han sido los emprendimientos que con entusiasmo llevaron a cabo las sociedades.

Escuelas, la herencia cultural de principios de siglo
X.Lalín.alumnos 1924
Alumnos de la escuela número tres 'Francisco Guiner de los Ríos', junto con el maestro Luciano Folgar, en 1924.

En cumplimiento de los objetivos contenidos en las actas fundacionales, entre los que se destacaba el procurar atenuar las necesidades insatisfechas de los pueblos natales, muchos han sido los emprendimientos que con entusiasmo llevaron a cabo las sociedades.

A fines de 1909, los proyectos para la construcción del Hospital-Escuela en la Villa de Lalín fueron una trascendente y elogiosa realidad que se proyectó mas allá de Argentina y a la que se adhirieron organizaciones homónimas de La Habana y Montevideo. Para comienzos de 1913, ya realizados los estudios y reunidos los fondos necesarios, se firmó el contrato con los canteros para el inicio de las obras.

Simultáneamente, se designó a Freixeiro, en la Parroquia de Laro, en Silleda, para construir la escuela número uno, ‘Rosalía de Castro’. Con este objeto, se adquirió a Florentino Gamallo Otero una finca de 56 cuartillos en el ‘monte da costa’, lindando al norte con el camino público. Fueron maestros de esa casa Claudino Vidal Peleteiro y Braulio Brandivo (1932).

Poco después, se levantó otra institución de enseñanza en la Parroquia Santiago de Gresande, que se llamó ‘Ramón González Vigide’.

Casas escolares

Comenzaron a sucederse así diferentes casas escolares. Tal es el caso de la Escuela número dos, ‘Bernardino Rivadavia’ en Penadauga, Escuadro, la cual, a diez años de su inauguración, es decir en 1931, contaba con 90 alumnos. El maestro encargado era Severino González Taboada.

En la Parroquia San Martiño de Prado funcionó la Escuela Número dos ‘Curros Enríquez’ con turnos diurnos, nocturnos y para adultos.

La concurrencia oscilaba entre los 120 y 140 alumnos y la Sociedad que desde aquí la patrocinaba tenía sólo 150 socios. Se pueden mencionar también a la Escuela número tres, ‘Francisco Guiner de los Ríos’ en Do Marco, Parroquia de Siador, y a la Escuela en la parroquia de Brocos, en Agolada.

Es importante destacar que la gestión no se agotó en la adquisición del inmueble de la escuela, sino que se la instaló, se la equipó y se atendieron todas las necesidades para su funcionamiento -provisión de elementos didácticos, erogación para maestros y demás-.

Posteriormente, se controlaron los planes de estudio, se siguió la evolución del alumnado y se designó a personas o comisiones para representar a las sociedades en los lugares de funcionamiento de las escuelas.

El Hospital–Escuela sufrió algunas modificaciones con el transcurso de su vida, pero se mantuvo, pese a ello, siempre al servicio de la salud y de la enseñanza.

Finalmente, se resolvió donar el edificio al Ayuntamiento de Lalín para que se instalase un Instituto. De esta manera, surge el Centro de Enseñanza Media y Profesional de Lalín que se llamó ‘Ramón María Aller Ulloa’, por condicionarlo así la Sociedad donante.

Durante la presidencia de José Elías Taboada se cedieron las propiedades de las escuelas de Silleda y el producto fue destinado, a través del Ayuntamiento, a levantar el monumento al emigrante que allí se encuentra.

Toda esta labor tuvo como único propósito abrir la mente de los niños a la razón para que en la transmisión del conocimiento sean ellos sujetos activos de la enseñanza, dotándolos de una formación adecuada para afrontar las contingencias de la vida con mayores posibilidades.

Repasando la historia de las Escuelas, han surgido algunos hechos simpáticos que merecen mencionarse. Entre los trabajos de alumnos de la primera Escuela ‘Ramón González Vijide’, de Gresande, enviados en 1928/1929 para su evaluación, se encontraron trabajos de Manuel Lalín Taboada, cuyo hermano, Isaac Lalín Taboada, oriundo de la misma parroquia, radicado en Buenos Aires, se convertiría en un destacado dirigente de la sociedad que creara y patrocinara esa escuela.

Otros dirigentes que participaron en la conducción del Centro Lalín también han pasado por las aulas de esas escuelas.