Apoyo a las reivindicaciones y demandas de la diáspora
Augusto Blanco se considera español porque su padre era nacional de origen (de A Rúa-Ourense) y le inculcó la cultura gallega y española, hasta el punto de que él estudio en un colegio de curas españoles. A sus 70 años, le gustaría visitar Galicia, pero ya no puede sumarse a los programas de viajes de la Xunta por carecer de familiares en la comunidad autónoma.
Por su cargo como vicecónsul honorario de Villa Clara, Cienfuegos y Sancti Spiritu –la segunda demarcación consular más importante de Cuba, después de la de La Habana–, se ocupa de prestar atención a los 33.000 españoles en la zona central del país caribeño –una zona eminentemente dedicada a la industria, el sector servicios y el turismo–, y de recoger sus reivindicaciones respecto a su condición de ‘hijos’ de la diáspora.
Como coordinador de la Unión Gallega de Santa Clara, también tiene como misión poner sobre la mesa aquellas demandas del colectivo y a las que Galicia, comunidad pionera en la atención a los residentes en el exterior, lleva años prestando atención.
“Primero comenzamos reivindicando pensiones no contributivas para los gallegos” y atendiendo a los programas de la Xunta, y este año estamos apoyando el plan ‘Retorna 2020’ para los que quieran regresar, asegura. Así mismo, se mantienen expectantes respecto a la ampliación del programa de cultura gallega al interior de Cuba, para que puedan contar con exposiciones de interés para los gallegos, asegura el vicecónsul.
A nivel estatal, tras la aprobación de la Ley de la Memoria Histórica, “nos ocupamos de la nacionalidad” y de pedir que se incluya a los nietos de españoles en esos cuatro supuestos en los que han quedado exentos de recuperar su condición de nacionales españoles. Para Blanco, como para otros muchos integrantes de la diáspora, la Ley de Memoria Histórica “fue un poco injusta”, porque no considera a todos los nietos de españoles y, tras su aplicación, “quedaron descendientes de españoles” sin esa condición.
