Lois Pérez Leira, escritor, historiador y exresponsable de Emigración de la CIG

Amarelo de Castro en el recuerdo

 
Hace tan solo unos días conversando con Luis Vaamonde y el periodista Fernando Franco –el cual tiene una sección dominical en el ‘Faro de Vigo’– salió en la charla, la significación de la obra realizada por Fernando Amarelo de Castro en la emigración. El periodista vigués, a partir de las historias que le comentamos, nos solicitó que le contactáramos con Amarelo. Vaamonde no dudó en llamarle directamente y durante casi 40 minutos entre ambos viejos amigos hablaron y comentaron muchos episodios de la emigración. Hoy me doy cuenta que fue una llamada premonitoria.

Amarelo de Castro en el recuerdo
Leira
Lois Pérez Leira.

Hace tan solo unos días conversando con Luis Vaamonde y el periodista Fernando Franco –el cual tiene una sección dominical en el ‘Faro de Vigo’– salió en la charla, la significación de la obra realizada por Fernando Amarelo de Castro en la emigración.
El periodista vigués, a partir de las historias que le comentamos, nos solicitó que le contactáramos con Amarelo. Vaamonde no dudó en llamarle directamente y durante casi 40 minutos entre ambos viejos amigos hablaron y comentaron muchos episodios de la emigración. Hoy me doy cuenta que fue una llamada premonitoria. A teléfono abierto compartimos la charla. Se le intuía cansado. Sus palabras eran ya débiles. A pesar de insistir en hacerle una entrevista a fondo, percibía que su vida se estaba apagando. En un momento dijo: ¿Una entrevista, ahora para qué? Como señalando y presagiando el final de su vida.
Con Amarelo me unió una larga amistad de casi 25 años. A pesar de ser adversarios políticos, éramos amigos personales y ambos nos apreciábamos. Teníamos un gran amigo en común, Manuel Antas Fraga. Recuerdo las caminatas por las noches de Madrid, con él y Antas. Después de cenar, durante los Plenarios de los Consejos de la Emigración, nos íbamos a dar un paseo. En una oportunidad fuimos a recorrer la Gran Vía de Madrid. En un momento nos pidió que nos detuviéramos unos minutos a descansar, porque se le inflamaban las piernas. Entre chistes que contaba Antas y anécdotas de Amarelo, yo me puse en plena avenida a hacerle masajes en las piernas. De pronto entre risas le dije en broma: –Espero que nadie de mi sindicato me vea, porque esto sería un escándalo– con las carcajadas de los tres.
El amigo Amarelo de Castro que nos ha dejado cumplió, durante los años que dirigió la Secretaría de las Comunidades Gallegas en el Exterior, una gran labor. Muchas veces le critique. Decenas de veces redacté comunicados contrarios a algunos aspectos de su política migratoria. A pesar de ello tengo que reconocer que durante el mandato de Manuel Fraga y su responsabilidad institucional, puso en valor a nuestra emigración gallega. Sus infinitos viajes a los puntos más remotos del mundo, para visitar a nuestros emigrantes, ayudó a visualizar a nuestra gente.
En los últimos años nos continuábamos viendo de forma casi religiosa, todos los primeros de septiembre, en la casa de su amigo Antas Fraga. Allí compartíamos, con su mujer y familia, momentos inolvidables.
Hoy Fernando está transitando otros caminos, visitando a nuestros emigrantes que ya nos dejaron. Querido Fernando Amarelo de Castro, gracias por tu amistad. La emigración te recordará siempre con afecto.

Lois Pérez Leira

Escritor, historiador y exresponsable de Emigración de la CIG