Amarelo de Castro contesta a Edmundo Moure (19 de agosto de 2009)

Amarelo de Castro contesta a Edmundo Moure (19 de agosto de 2009)

Querido Edmundo:

En un día de sol espléndido, en la Ría de Ares y disfrutando de una perspectiva libre y abierta, con Sada al fondo, y la izquierda  la entrada en la Ría de Pontedeume, estuario del Eume, río que nace en el municipio de Muras, donde yo nací, y del que orgullosamente soy Hijo Predilecto, trato de acusar recibo, dar respuesta a la carta que me envías a través de ‘Galicia en el Mundo’. En este medio que edita y dirige nuestro amigo Luis Vaamonde, leo normalmente tus artículos, recreándome con tu buen estilo periodístico-literario, del que he sido destinatario, en alguna ocasión, directa o indirectamente, durante los últimos años, desde que tuve la fortuna de vivir, con un grado relativamente importante y comprometido de responsabilidad, dentro de ese apasionante mundo de la emigración, en contacto directo con las mujeres y hombres, actores auténticos en la comunidad de la Galicia exterior.

De esta forma y en ese escenario, hemos podido descubrir día a día la realidad y el significado de ese concepto que tanto ha representado para esta tierra en una etapa importante de la historia. Hemos aprendido, recibido lecciones de ejemplar solidaridad, a través de sus sociedades e instituciones, de carácter recreativo y sanitario-social fue, como monumentos vivos, se extienden por este mundo globalizado, sin límites de ningún tipo; Una realidad de la que fueron protagonistas los gallegos desde hace algunos siglos, desde que iniciaron su caminar superando espacios, territorios y fronteras, costumbres e idiomas, adaptándose a formas distintas de vida, trabajos diferentes y culturas que poco tenían que ver, por sus contenidos y alcance con la propuesta, sustentada muy especialmente por hábitos y tradiciones transmitidos de padres a hijos, oralmente, dentro de un sistema familiar, base y sostén de una estructura consolidada en nuestra tierra y vigente a través del tiempo.

Sin lugar a dudas, esto ha permitido que nuestra lengua materna y nuestras expresiones culturales, cuya recuperación –en espacios de emigración- en los últimos años ha permitido mantener, como reflejo de sentimientos y riqueza expresiva, e el rico folclore de Galicia, enriquecido con la destacada aportación de generaciones nuevas que nos están regalando interpretaciones y formas actualizadas con matices integradores, en los que sus países de adopción u origen, generaciones de hoy felizmente identificadas con nuestro espíritu de galleguidad.

Tú, querido Edmundo, constituyes un claro ejemplo, un modelo en ese encuentro de culturas que conoces a la perfección –la española, gallega y chilena-. En este sentido mucho tenemos que agradecerte el trabajo impecablemente realizado durante tanto tiempo, desde la estructura universitaria chilena. En tu carta has hecho referencia a alguna de las publicaciones de las que eres autor, que se corresponden con la dilatada etapa convenial con Política Lingüística, Educación y con departamento de Emigración de la Xunta de Galicia. Personalmente echo en falta el resultado final de aquellos esquemas dedicados al gran personaje gallego-chileno, con raíces en Pontevedra –aunque en alguna etapa apareciese enraizado en Francia- Cousiño, que se movió con destacada eficiencia en el ámbito de la minería del cobre, y cuyo resultado final, en su ascensión empresarial y social, fue el Palacio de su nombre –situado en Santiago-, hoy titularidad del Estado chileno, dotado con la mejor biblioteca privada, en su época del país; Probablemente, ha podido faltarte el apoyo suficiente para realizar la previa investigación sobre el personaje.

El viaje a Chiloé constituyó una experiencia impagable por lo que efectivamente descubrí en su realidad más viva, de unos indudables matices de identificación con costumbres de Galicia, con nuestro folklore, formas de vida en otra época, la señalización y delimitaciones físicas de sus propiedades –en un claro y ancestral reflejo de este derecho-, típicamente minifundista, cultivos, etc.

Los actos de la ciudad de Fernando de Castro, con una muy importante participación de la sociedad civil e institucional y religiosa; actos centralizados finalmente en la iglesia dedicada al Apóstol Santiago –como tantas y tantas en Iberoamérica- con la entrega de una talla esculpida por artistas compostelanos, y de la que carecían desde la fundación del Santuario; sin omitir una referencia al aniversario, que se celebraba en aquella ocasión, de la defensa de los chilotes, de aquella tierra situada en el Pacífico al carecer, en aquellos históricos momentos, de la información adecuada sobre la independencia reconocida de Chile y el nacimiento de una nueva nación. Aquel viaje se pudo organizar gracias a tus conocimientos históricos y culturales, a tu facilidad para la gestión y la comunicación y a tus relaciones personales.

Amigo Edmundo, te agradezco el recuerdo, tus palabras, incentivadoras de mi ocasional regreso a estos temas y recuerdos tan queridos, siento solamente no poder oír alguna de tus exposiciones, con ese acento característico de esas tierras, y los recursos fruto de tu amplia cultura –heredada sin duda alguna de la vieja estirpe de los Moure de las tierras del Valle de Lemos, de la histórica y muy ilustre ciudad de Monforte; recordando tu entrega permanente y sincera a los principios integradores de nuestra galleguidad.

Como ves, Edmundo, las ideologías se pueden superar en beneficio de una objetivo común, ennoblecido por los resultados, y solidario, y una amistad reconocida.

Un saludo para nuestro común amigo, gallego de Noya, y desde hace muchos años residente en Valparaiso, dedicado a actividades empresariales y defensor también de todo lo relacionado con España Germán Vidal Pereira. A partir de este próximo mes de agosto tendréis un nuevo cónsul general en Chile, D. Víctor Fagilde, orensano de ley y nacimiento, con una brillante carrera diplomática y personaje de muchos quilates.

Un fuerte abrazo y hasta siempre

Fernando