60 años en la historia del Centro Gallego de Mar del Plata

En ligeras comparaciones 60 años de existencia de una familia, se dice que es toda una vida, como podríamos catalogar 60 años de una institución por la que pasan cientos de ellas.

60 años en la historia del Centro Gallego de Mar del Plata
Cantareiras de la entidad.

En ligeras comparaciones 60 años de existencia de una familia, se dice que es toda una vida, como podríamos catalogar 60 años de una institución por la que pasan cientos de ellas. El Centro Gallego de Mar del Plata cumplió sesenta años y sin ser la institución más antigua de la colectividad española, tiene su lugar en la historia marplatense.

Sus comienzos fueron como la mayoría de los Centros Regionales, inmigrantes de cada región de España influenciados por la morriña y el deseo de mantener vivas sus culturas y tradiciones desean agruparse y tener su sede propia. En este caso fue el visionario Manuel Rego quien dio el puntapié inicial reuniendo a un grupo de gallegos y formando la primera comisión directiva de la cual fue presidente. Desde aquel entonces, con la colaboración de sus asociados que día a día iba en aumento, el Centro Gallego crecía y comenzó a ser importante su presencia en la ciudad. Se formaron dos agrupaciones, ‘La Gallega’ y ‘Terra A’Nosa’, las cuales presentaban sus listas para la renovación de autoridades, se formó un conjunto de baile y comenzaron las reuniones sociales en distintos salones, siendo uno de los principales el desaparecido hotel Regina, hasta que en el año 1955 se compró la casa existente en la actual dirección, entonces comenzó una nueva etapa, la eliminación de las precarias habitaciones de madera, testigo de algunas fuertes asambleas a las que debió concurrir la fuerza pública para mantener el orden y que nunca pasó a mayores y empezar con la construcción del nuevo edificio. Previamente se techó en forma provisoria el patio del fondo de la casa, instalando un improvisado bufé que atendía el socio Nº 8 Serafin Ogando gran colaborador. Estos trabajos se realizaron con la mano de obra de directivos y socios como Rodolfo Rodríguez, Luis Pérez, José y Ramón Saavedra, hermanos Tobío y otros, en algunas noches después de la labor, se disfrutaba del caldo gallego preparado por Ramón Saavedra, que él mismo se ocupaba de comprar el unto sin sal, nabizas, huesitos de cerdo, etc., para su elaboración. Las fiestas de la institución comenzaron a desarrollarse en casa y algunos banquetes se llevaron a cabo en el Centro Asturiano, siempre con el mismo fin, reunir fondos para la obra. También se aprobó en asamblea la edición de un bono en cuotas y llegado el momento de solicitar créditos, los directivos no vacilaron en respaldarlos con su patrimonio. Es admirable el esfuerzo y la voluntad demostrada por socios y directivos de aquel entonces.

En el año 1957 visita al Centro Gallego el político y gran orador Ramón Suárez Picallo, quien fuera el primer diputado de la emigración, en esa oportunidad y en relación a la reciente casa adquirida, brindó una interesante charla resaltando la importancia que tenía ‘La Casa del Galego’. Con el correr de los años se sucedieron visitas de grandes personalidades: en el año 1982, el primer presidente de la Xunta de Galicia, Gerardo Fernández Albor; en marzo de 1994, el presidente de la Xunta Manuel Fraga Iribarne, que es nombrado ‘presidente honorario’ del Centro Gallego de Mar del Plata, haciéndole entrega de una medalla recordatoria. El presidente del Centro en aquel momento era Juan Vázquez García. Manuel Fraga regresó a Mar del Plata en 1999 por haber sido invitado al V Foro Bolívar, siendo agasajado nuevamente en esta institución. Diversas autoridades del gobierno de Galicia y representaciones culturales fueron recibidas en el Centro Gallego, como la Colegiata Del Sar, perteneciente a la parroquia Santa María la Mayor y Real de Sar de Santiago de Compostela, con su creador el padre José Porto; el grupo de gaitas Follas Novas, integrado por seis mujeres y seis hombres; la Banda Juvenil de Salceda de Caselas de la provincia de Pontevedra, formada por chicos de 12 a 14 años, dirigida por Miguel Aguilar Alfonso; el Conjunto Cántigas y Agarimos; la Banda Municipal de La Estrada y el conjunto folclórico Caldas de Reyes; el Conjunto Múxicas; el conjunto musical Arco Da Vella, dirigido por su creador Manuel Brañas.

Sería imposible enumerar la cantidad de los Centros que concurrieron a los festejos provenientes de la Capital Federal y ya que se mencionan estos festejos cabe recordar los alegres momentos vividos con las actuaciones de la Orquesta Brisas de España, que en muchas ocasiones se dejaba de bailar para escuchar detenidamente la música que interpretaban y por la noche los directivos despedían a los músicos cenando con lo que quedaba del mediodía sin manteles, a los únicos que se servían era a los músicos los demás tenían que ir a servirse el caldo a la cocina y a los postres todos muy alegres unían sus voces evocando tradicionales canciones.

Algunas de las personas destacadas de la colectividad que concurrieron a este Centro fueron Francisco Lores Mascato (hoy presidente de la Federación de Asociaciones Gallegas), acompañando al escritor y poeta Arturo Cuadrado Moure, el deán de la Catedral de Santiago de Compostela Jesús Precedo de la Fuente, o el escritor y poeta Bernardo Souto, uno de los tres traductores del libro ‘Martín Fierro’ al idioma gallego. Durante una conversación en una mesa del bufé, Bernardo Souto hacía notar las diferencias gramaticales entre el idioma gallego antiguo y el actual, recitando una poesía, a mi pedido lo transcribió de su puño y letra en un papel borrador que aún conservo.

Acercándonos un poco al presente se puede observar la contribución y expansión cultural del Centro Gallego hacia la comunidad. Actuaciones de conjuntos de baile, del conjunto de gaiteros, siempre capitaneados por el enérgico y noble Requeixo, masa coral, en aniversarios de escuelas e instituciones, en desfiles en la ciudad donde el público esperaba ansioso el paso de los gallegos, en el día de la primavera concurriendo con carroza alegórica preparada por los jóvenes de la institución con la gran colaboración de los hermanos Castiñeira, en alguna celebración del día de la madre la actuación del coro en el campo deportivo mundialista, las visitas al Hogar de Ancianos Municipal llevando música y alegría a los internados, actuaciones folclóricas en Balcarce, Tandil, Buenos Aires, Bahía Blanca y numerosos pueblos dentro de la Provincia de Buenos Aires.

Un paso muy importante fue la firma del convenio entre las agrupaciones eliminando las elecciones y evitando el consabido desgaste y resentimiento entre los asociados, renovándose parcialmente las comisiones directivas en forma equitativa. El proyecto del acuerdo fue elaborado por Rogelio Arjones (socio y delegado en Mar del Plata del Hogar de Ancianos de Domselar) y analizado por una comisión formada por diez personas pertenecientes a ambas agrupaciones que nombraron como primer presidente en ‘Unión’ a Jaime Moreira. Desde entonces, hace aproximadamente treinta años, las comisiones directivas se han renovado con puntualidad y todas con la misma meta, brindar a los asociados los mayores beneficios y comodidades en la institución. De ese modo se fueron instalando en la casa, adquirida por la calle Moreno en la que hoy funciona el ‘Hogar de día del Centro Gallego de Mar del Plata’, enfermería, odontología, clínica médica y kinesiología. Convenios de planes de salud con Centro Médico beneficiando ampliamente nuestra mutualidad y aumentando  considerablemente el caudal de socios, Departamento de Educación Física, controlando el estado de salud de los deportistas el doctor Alfonso Vázquez Cerdeira, escuela de ajedrez, dirigida por Jaime Moreira y Luis Jankú, un quincho en los fondos de la casa de Moreno, con entrada por el salón de fiestas, inaugurado el 25 de mayo de 1982, bendecido por el cura gallego Manuel Rodríguez Castiñeira, la Biblioteca Rosalía de Castro, que en sus comienzos contó con el asesoramiento de la bibliotecaria Sonia Di Francesco, quien años más tarde fundó la biblioteca para ciegos en Mar del Plata. Desde aquel entonces hasta hace pocos años la biblioteca Rosalía de Castro estuvo a cargo de la idónea bibliotecaria Libertad Valdés.

Pero faltaba algo para que los gallegos se sintieran totalmente satisfechos de acuerdo a su idiosincrasia, el aroma a la campiña, la arboleda, un lugar donde poder disfrutar de los ‘pic nis’ al aire libre y escuchar gaitas y panderetas como en la tierra lejana. Y a eso se abocaron los directivos buscando terrenos adecuados, con esa inquietud se llegó a cercanías de la Laguna de los Padres y cuando se analizaba la compra de las cuatro hectáreas seleccionadas, directivos del Centro Marquellano, que tienen su sede lindante al mencionado campo, se hicieron presentes en la sala de sesiones del Centro Gallego para expresar que los Marquellanos estarían muy satisfechos que los gallegos fueran sus vecinos haciendo hincapié que compraran esos terrenos. Al retirarse de la sala los directivos italianos, Juan Vázquez García, esbozando una sonrisa, dice en tono de broma: “Lo que pasa es que los italianos quieren reforzar la raza”. Aprobada por asamblea la compra de esos terrenos, se comenzó la campaña de ladrillos para el campo con un bono de contribución voluntario. Poco tiempo después de ser aprobada en Galicia la Ley de Galeguidade, comenzaron a llegar las ayudas del Gobierno gallego  para las instituciones facilitando la finalización de la obra con un salón con capacidad para 400 personas, quincho y parrillas aislados con vidrios, baños y jardines. El día de la gran inauguración contó con la presencia del secretario xeral de Emigración de aquel entonces Fernando Amarelo de Castro.