José Luis Otero, directivo de la AEGA, está al frente de ‘Bolsa Nueva SRL’

“Si uno quiere permanecer en la vorágine de los negocios necesita contar con la última tecnología”

José Luis Otero está al frente de ‘Bolsa Nueva SRL’, la segunda compañía más importante de Argentina en envase de tejidos de rafia polipropileno y polipapel, e integra la comisión directiva de la Asociación de Empresarios Gallegos de Argentina (AEGA). Considera que "si uno quiere permanecer en la vorágine de los negocios necesita contar con la última tecnología para poder competir".

“Si uno quiere permanecer en la vorágine de los negocios necesita contar con la última tecnología”
Proceso de extrusión en la fábrica de Nueva Bolsa SRL.

José Luis Otero está al frente de ‘Bolsa Nueva SRL’, la segunda compañía más importante de Argentina en envase de tejidos de rafia polipropileno y polipapel, e integra la comisión directiva de la Asociación de Empresarios Gallegos de Argentina (AEGA). Sus abuelos lucenses emigraron en 1910. “Era gente de campo”, que hicieron su vida en el país. Cuando cursaba sus estudios secundarios como técnico mecánico, a los 15 años, quiso comprarse un torno para hacer “algunos trabajos” en casa, pero cuando se lo pidió a su padre, éste le sugirió que buscara trabajo. Así fue que comenzó a estudiar de noche para poder terminar sus estudios y consiguió un trabajo.

Pregunta. ¿Cuál fue su primer empleo?

Respuesta. En el trabajo que conseguí en aquel tiempo usaban bolsas de arpillera y había un señor que las traía. Como a los 16 años empecé yo también a venderle a la empresa las bolsas que juntaba de a 4, 5 y 10 por las verdulerías y a los 20 años ya tenía mi primer departamento, sin embargo en aquel momento hasta uno no hacía la conscripción (servicio militar) –a los 20 años– no se podía tomar nada muy en serio.

P. ¿Qué hizo después de la conscripción?

R. Después de la conscripción encaré el negocio más seriamente. Puse un depósito y me hice mayorista de bolsas usadas de arpillera. A los 24, comencé a confeccionar bolsas nuevas. En ese momento, había aparecido la bolsa de polipropileno en reemplazo de la de arpillera. Me hice bastante fuerte dentro del rubro y alrededor del año 1993 fundé la firma ‘Bolsa Nueva SRL’, dedicada a la fabricación integral de bolsas. Producción que abarcaba desde la producción del hilo y la tela, hasta la confección del envase, la impresión y todo el proceso. Hoy en día tengo la segunda empresa del país en esta especialidad de envase de rafia polipropileno.

P. ¿Cuál es su mercado?

R. Nosotros le vendemos directamente al exportador. El 98% del envase que fabricamos es para la agroindustria: harina, porotos, arroz, garbanzos, sal, alimentos balanceados, soja, semillas en general. El 70% de lo que se produce en el sector en Argentina se exporta y nosotros les proveemos los envases.

P. ¿Con qué estructura cuenta?

R. La empresa cuenta con una planta propia de 10.000 m2 en el Parque Industrial de La Reja, en el Partido de Moreno, Provincia de Buenos Aires, y cuenta con 60 empleados.
Allí se realiza tanto el diseño como el desarrollo y fabricación de bolsas textiles que son utilizadas por importantes sectores industriales y agropecuarios, incluyendo la industria de fertilizantes, arroz, harinas, papas, sal, alimentos balanceados, cereales, minerales, etc.

Para ello, trabajamos 24 horas al día, 360 días al año. No paramos salvo para las fiestas de fin de año y navidad.

P. ¿Cree que en este momento hay posibilidades de hacer negocios en Galicia?

R. Sí, creo que en estos momentos hay posibilidades de invertir allá para instalar una fábrica, por ejemplo. También podríamos diversificar o ampliar la producción, hay que estudiarlo.

P. ¿Eso se podría analizar en una próxima misión empresarial?

R. Pienso que sí. Yo planteé la posibilidad durante una reunión que mantuvimos con responsables del Instituto Gallego de Promoción Económica (IGAPE) y se mostraron interesados.

Lo que sucede es que es muy complicado competir con los productos chinos. Un empresario no puede competir con un Gobierno chino y un empleado tendría que competir con un trabajador chino que duerme debajo de una máquina y no tiene obra social. Pero hoy en Argentina, igual que en Europa, se cumplen todas las normas de seguridad y derechos laborales y eso, en comparación, nos hace menos competitivos. En este sentido, creo que el crecimiento y el desarrollo económico y social dependen en mucho de las decisiones políticas que adopten los países y los bloques.

P. Sin embargo, Argentina es muy criticada por sus intentos proteccionistas.

R. En Argentina, en los 90 cualquier producto subsidiado y muy barato entraba y la gente que producía en el país no podía competir de ninguna manera porque los costos laborales  y de producción eran muy altos. Así llegamos a tener 7 millones de desocupados y a batir todos los récords negativos: cierre de empresas, quiebras, cierre de cuentas corrientes, cheques rechazados, déficit fiscal y comercial. Por otro lado, está Estados Unidos que así como es líder mundial en economía es el proteccionista número uno, igual que Europa.

En estos momentos, en que el mundo está complicado, aparecen en el mercado  productos subsidiados para sacar ‘stock’, tanto de China como de otros sitios, que destrozan la industria local, amén de la fuga de divisas que estamos viendo.

A ese conjunto, además, hay que sumarle un corte muy duro en la importación de maquinarias, bienes de capital y algunas materias primas que se necesitan para funcionar. Hoy necesitamos tecnificarnos y será muy difícil competir si nos impiden modernizarnos y crecer.

P. ¿Cómo funciona ese mecanismo?

R. Se están otorgando créditos muy baratos para la compra de maquinaria pero no nos aceptan la declaración jurada para ingresar los equipos. Es un momento en el que tanto nuestra compañía como otras necesitamos tecnificarnos porque ahora sí contamos con cierta protección, dentro de un tiempo, posiblemente no. Si uno quiere permanecer en la vorágine de los negocios necesita contar con la última tecnología para poder competir, si no te queda bajar la persiana y nosotros no queremos eso. En mi empresa están mis hijos, hay muchachos de 30, 35 años trabajando, con un futuro que ellos quieren continuar y por eso nuestras inversiones son importantes de acá a futuro.

Las dificultades para tecnificarse, sumada a una presión impositiva muy fuerte, juicios laborales, etc., nos ponen en un escenario complicado.

P. ¿Cómo comercializan su producto?

R. Somos mayoristas, no tenemos gente en la calle vendiendo el producto, ni hacemos campañas publicitarias. Las compañías nos conocen y nos mandan la orden directa. Vendemos 6 millones de bolsas por año para papas, unos 7 millones de bolsas para azúcar a los ingenios de Tucumán, 6 millones de bolsas para exportación de arroz, unos 2 millones de bolsas para sal, otros 3 millones de bolsas para el poroto, etc. También vendemos unos 5 millones al año para alimento balanceado y unos 3 millones, por año para yeso. Estamos fabricando 4 millones de metros mensuales y dependiendo de la temporada podemos llegar a vender 5 o 6 millones también, pero eso hay que venderlo.

P. Cambiando de tema, ¿cuál es la situación de AEGA?

R. AEGA es muy nuevita pero va a andar porque es toda gente de buena fe y con ganas de hacer cosas. Por ahí falta el apoyo del socio, pero vamos avanzando y haciendo socios nuevos, que son bienvenidos. Desde el punto de vista institucional, estamos bastante bien posicionados y tratando de armar cosas; en principio un fondo de inversión.

Por otro lado, hicimos un convenio con la Sociedad de Curtis para refaccionar la sede y reunirnos allí. Eso forma parte de un ideario empresarial de contribuir al resurgimiento de algunas asociaciones que venían muy caídas o no tenían dinero y estaban por desaparecer con un cierto patrimonio que se estaba muriendo.