Miles de emigrantes españoles se embarcaron hace un siglo en una de las principales obras de ingeniería del mundo y en cuya ampliación participan ahora empresas de España

Un estudio analiza el importante trabajo de los emigrantes españoles en el Canal de Panamá

Los españoles llegaron a ser la segunda fuerza laboral, tras los afroantillanos y por delante de italianos, colombianos, panameños o franceses, según revela un estudio que acaba de concluir Fundación Directa con el apoyo de la Dirección General de Migraciones del Ministerio de Empleo y Seguridad Social.
Un estudio analiza el importante trabajo de los emigrantes españoles en el Canal de Panamá
Trabajadores que faenaron en la apertura del Canal de Panamá en octubre de 1913.

Los españoles llegaron a ser la segunda fuerza laboral, tras los afroantillanos y por delante de italianos, colombianos, panameños o franceses, según revela un estudio que acaba de concluir Fundación Directa con el apoyo de la Dirección General de Migraciones del Ministerio de Empleo y Seguridad Social.

En el libro digital ‘La participación española en el Canal de Panamá: Historia pasada y presente de la emigración española al Canal de Panamá’, se detalla que las obras de construcción de una de la obras de ingeniería más desafiante de todos los tiempos atrajeron a miles de trabajadores extranjeros, entre ellos más de 8.000 españoles.

En declaraciones a Efe, la presidenta de Fundación Directa, María Angeles Sallé, explicó que este libro forma parte del proyecto Migraventura, que tiene como objetivo rescatar la historia de la emigración española a América. Sallé subrayó que este proyecto trata de mostrar los desconocidos y poderosos vínculos que unen a España con América y que además de económicos son familiares, así como para destacar que la migración es un camino de ida y vuelta.

Si durante el siglo pasado millones de españoles emigraron a América hoy nuevamente una avalancha de españoles vuelve al continente americano mientras que en los últimos tiempos miles de latinoamericanos se instalaron en España.

Este libro pretende rendir un homenaje a los emigrantes españoles “que un buen día se entregaron a la tarea de abrir con sus propias manos un vital camino de agua en una tierra lejana e inhóspita de la que muchos no regresarían”.

El Canal, construido por Estados Unidos entre 1904 y 1914, ha marcado la historia de Panamá desde su nacimiento como República, en 1903, y durante el resto del siglo XX hasta 1999, cuando el control de la vía interoceánica pasó a manos panameñas.

Aunque los estadounidenses hicieron realidad el sueño de unir los océanos Pacífico y Atlántico, el primero que visualizó la idea de construir un canal por el istmo de Panamá fue el rey de España Carlos I, que también tenía el título de Emperador de Alemania con el nombre de Carlos V, en 1534.

No obstante, el primer intento de construcción fue obra de los franceses, que durante 20 años a partir de 1880, trataron de realizar la difícil empresa, pero las enfermedades y los problemas financieros los vencieron.

En la etapa francesa, la presencia española fue minoritaria, según el estudio de Fundación Directa.

Pero durante la etapa estadounidense, los españoles llegaron a ser la segunda fuerza laboral, y su contribución es tan desconocida, porque se trató de “compatriotas pobres” y su historia “tiende casi siempre a ser enterrada”, según el estudio. Se trató de gente pobre procedente principalmente del norte de España y, en particular, de Galicia. Eran agricultores, ganaderos y otro tipo de trabajadores poco cualificados. Las condiciones de trabajo fueron excepcionalmente duras y difíciles. Se trabajaba muchas horas sin apenas descansos y en unas condiciones climatológicas muy adversas: mucho calor y humedad en la época seca, y abundantes lluvias -y más humedad todavía– en la otra estación.

Además, la comida era escasa y de poca calidad, las viviendas no eran más que barracones con malas condiciones higiénicas, y los hospitales no ofrecían un buen trato a los enfermos, según el libro.

Vistas las duras condiciones de trabajo, el Gobierno español fue bastante reticente a permitir la emigración de españoles a Panamá. La Compañía del Canal tuvo que ofrecer varias garantías (entre ellas, que los trabajadores fueran repatriados una vez concluidas las obras) para que España aceptase la emigración de sus ciudadanos hacia Panamá. De este modo, entre 1906 y 1908 se aceptó que, regularmente, partidas de emigrantes viajasen a Panamá para establecerse en las obras del Canal.

Un siglo después, los españoles han vuelto al Canal, pero esta vez de la mano de empresas como Sacyr Vallehermoso, que lidera el consorcio que realiza las obras de ampliación de la vía acuática, una de las iniciativas de infraestructura de mayor envergadura en Latinoamérica. Estas obras se esperan que concluyan en 2014, cuando el Canal cumplirá 100 años de operaciones.