Tribuna Abierta de Dionisio Sola

Movimientos reveladores en Brasil

Honestamente nadie podría creer que pudiesen ocurrir manifestaciones como las que estamos viendo en Brasil en estos días. La clase media brasileña (la más numerosa), siempre ha sido la que menos se molestó en salir a la calle a protestar en todas las crisis que pasamos, y todos los movimientos de masa que hemos asistido, siempre fueron incentivados por líderes políticos o por sindicatos, o por cualquier ‘salvador de la patria de turno’.

Movimientos reveladores en Brasil
Dionios Sola.

Honestamente nadie podría creer que pudiesen ocurrir manifestaciones como las que estamos viendo en Brasil en estos días.

La clase media brasileña (la más numerosa), siempre ha sido la que menos se molestó en salir a la calle a protestar en todas las crisis que pasamos, y todos los movimientos de masa que hemos asistido, siempre fueron incentivados por líderes políticos o por sindicatos, o por cualquier ‘salvador de la patria de turno’. Lo que se ve, y se sigue viendo, es una mayoría de jóvenes (entre 20 y 35 años), que sin ningún liderazgo u organización de mando salen a las calles como movidos todos por un único resorte que les impulsa a clamar por justicia social y rechazo a cualquier institución política partidaria.

Es cierto que la gente ya estaba hasta la coronilla de los desmanes y desbarajustes de los políticos y de los administradores de los servicios públicos. También es cierto que la gente no comprendía cómo un estado que anuncia cada mes el aumento de la recaudación de impuestos, ve cómo la contrapartida de aplicación de esa recaudación se pierde en manos de corruptores y corrompidos sin que los servicios públicos absorban mejorías y desarrollo social.

Todo eso no es nuevo, y hace mucho tiempo que lo vivimos en este país, y algunos ya creíamos que el pueblo ya estuviese condicionado a vivirlo así indefinidamente y anestesiado de los efectos generados por años y años de malas gestiones.

Y lo más increíble. Nadie podría imaginar hace unos meses que un icono del orgullo nacional pudiese ser despojado de su altar como en estos días aparece en todas las manifestaciones: el fútbol y el enorme desperdicio económico que se está haciendo en su nombre. Hasta hace poco era inimaginable que los brasileños salieran a la calle exhibiendo carteles que ponían “Menos estadios y más hospitales”.

Estos movimientos espontáneos y sin comando aparente nos están revelando muchas cosas. Primero, que hay una fuerza oculta que nunca había salido a la luz y que nunca se pensó que pudiese tener efectos tan inmediatos como estamos viendo. Segundo, que en la letra de nuestro himno nacional se escondía un comando que está siendo utilizado como santo y seña de este momento histórico: “...verás que um filho teu não foge à luta...”. Tercero, que la herramienta de las nuevas tecnologías está perfecta y nunca intencionalmente diseñada para provocar y convocar el movimiento de masas a que se asiste. 

Hay muchas cosas por observar, analizar y sacarle partido a ese fenómeno, pero algo ya se puede vislumbrar. La cosa funciona y hay que perfeccionarla. Hace falta excluir a una minoría que decididamente no forma parte de esa masa trabajadora y socialmente honesta y que se aprovecha del movimiento para sacar partido a sus inclinaciones criminales, y es necesario dar ‘proseguimiento’ a un proceso de erradicación política donde la prueba serán las elecciones del próximo año.

Fuera de eso, bastaría analizar algunas de las acciones que están moviendo a los dirigentes públicos del país. Primero, el susto que están llevando por la sorpresa de estar viendo algo que nunca habrían pensado en sus mejores pesadillas, y segundo la precipitación en atender por apagar el fuego que se les instaló en sus dominios y que les hace actuar más con miedo que con racionalidad.

Esto es solo el comienzo. Habrá mucho por ver en los próximos tiempos.

Dionisio Sola

Corresponsal de ‘Galicia en el Mundo’ en São Paulo